Política

A la caza del ministro: comienzan los navajazos por el futuro gobierno de Rajoy

Empujones, codazos y ‘fuego amigo’ entre ministros y aspirantes al nuevo Gobierno de Rajoy. Sin solventar el trance de la investidura, la guerra ha comenzado.

“Esto es como un patio de escuela. Ya han empezado las zancadillas y los codazos”. Un secretario de Estado sin aspiraciones de prórroga en el cargo, describe la situación que se aprecia ya en el seno del Consejo de Ministros de cara a lo que viene. “O a lo que pueda pasar”.

En el PSOE se afilan las navajas para librar una sorda batalla en el futuro Comité Federal y, quizás, en el grupo parlamentario en el momento de votar la investidura de Rajoy. Nada está cerrado. Las señales avanzan una vía de solución. En el PP se muestran más tranquilos. Confían en el poderío de Susana Díaz y en la habilidad de Javier Fernández, el viejo sabio de la tribu, capaz de reconducir una situación erizada de problemas.

Movimientos telúricos

Ajenos a estos trámites, ministros y dirigentes del PP han puesto en marcha ya la batalla por los sillones, los codazos por los ministerios, los empujones por un hueco en el futuro Gabinete. Contactos con periodistas, encuentros con dirigentes regionales, apariciones en los medios. Todo vale para hacerse un supuesto hueco al sol.  “Rajoy está centrado en los movimientos telúricos de la familia socialista y ha empezado a pergeñar su discurso de investidura”, comenta esta fuente. “Nadie duda, sin embargo, que alguna vuelta le ha dado ya a la futura composición de su gabinete, en el caso de salir reelegido”.

Diez, quedan diez. Tras la salida de Soria, Alonso y Pastor, el Consejo de Ministros ha quedado reducido a diez miembros. Presidente al margen. A todos les agradaría continuar en el cargo, salvo Luis de Guindos, que envía mensajes ambiguos, según su interlocutor. Y Pedro Morenés, el único que ya está con un pie fuera. Nadie tiene su continuidad asegurada salvo la vicepresidenta. Soraya Sáenz de Santamaría es inamovible. Hay también una incorporación segura: Dolores de Cospedal. El resto de la historia está por escribir.

Hay ministros nerviosos que se dedican a intoxicar y malmeter. Otros optar por promocionarse en buena lid.  Algunos se pelean por aparecer en los medios. Hay ‘fontaneros’ de segunda fila que también asoman la cabeza para reivindicarse. Un espectáculo infantil que roza lo grotesco, según algunas versiones. Tras la caída de Pedro Sánchez, y con el horizonte de las terceras elecciones casi enterrado, se ha abierto la veda. La guerra ha comenzado.

García-Margallo, titular de Exteriores, es la pieza más perseguida. "Es el ministro más criticado. Él se siente víctima de una cacería", comentan en su entorno. Tiene la enemiga de la vicepresidenta y apenas despierta simpatías en el partido. “Es el más imprudente de todos, justo en el momento en el que toca quedarse quieto”, señala esta fuente. Jorge Fernández Díaz no ha descartado su continuidad aunque ya se le da por enterrado. Casi todos los demás, están en el alero. “Se equivocan quienes dan a Cristóbal Montoro por finiquitado”, dicen fuentes quizás interesadas.

El ruido de codazos, los chascarrillos de pasillo, las puñaladas en los cenáculos se ha puesto ya a la orden del día. Quizás la más tranquila en todo este jaleo es Isabel García Tejerina, ministra de Agricultura, con un expediente impecable y una simpatía arrolladora. Tiene importantes ofertas para pasar al ámbito privado, aunque prefiere la política.

Fuera del circuito ministerial se aprecian movimientos de pugna por escalada. Han quedado carteras vacantes y toca incorporar sangre joven, aire fresco. Pablo Casado reúne todas las condiciones para transmitir la imagen de la renovación. Javier Maroto produce cierto rechazo. Lo ven arrogante. En Moncloa se postulan los lugartenientes de la ‘vice’, con Nadal y Ayllón al frente. Moragas será lo que él quiera.

Cábalas, especulaciones, movimientos en la sombra, empujones en los despachos. Insultos e infamias. La batalla ha empezado antes de tiempo. Rajoy apenas dedica tiempo a estos jugueteos nada inocentes. Pregunta sobre algunos episodios y se sonríe ante determinados comentarios. El 4 de noviembre puede haber ya gobierno. El calendario se acelera. Tres semanas apenas para cerrar la estructura de Moncloa. “La guerra subterránea será encarnizada. E inútil”, apuntan. Antes de coger el teléfono, Rajoy ya sabe lo que quiere.  

 

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