Mariano Rajoy quería un congreso ‘sin ruidos y tranquilo’. Así será. El actual presidente del PP resultará reelegido este sábado por la gran mayoría de los más de tres mil compromisarios que acuden a la Caja Mágica madrileña para definir la línea de acción del partido para los próximos años. Todo el protagonismo recaerá en la figura del líder máximo, quien intervendrá el sábado para presentar su candidatura y a su nueva Ejecutiva, y, en menor medida, a Dolores Cospedal, quien aspira a renovar como secretaria general. Rajoy, una vez electo, cerrará asimismo la gran asamblea de los ‘populares’ en la mañana del domingo, con un discurso programático, momento que aprovechará para presentar a la nueva Ejecutiva Nacional.
La presencia de los barones territoriales del PP queda circunscrita a la oscura labor de miembros de los equipos que han elaborado y difundido las cinco ponencias marco que servirán de base para elaborar los nuevos estatutos. Luisa Fernanda Rudi, como presidenta del comité organizador, pronunciará unas palabras en la apertura del cónclave. La única excepción es para Cristina Cifuentes, presidenta de la gestora madrileña, quien será la encargada de dar la bienvenida a los asistentes en su condición de presidenta de la Comunidad anfitriona.
Algunos miembros del Gobierno, como Alfonso Dastis, titular de Exteriores, e Íñigo Méndez Vigo, de Cultura, tienen reservada una intervención, de acuerdo con el programa oficial, en el que pueden aparecer algunas sorpresas, según fuentes de la formación. También pronunciarán unas palabras algunos de los invitados extranjeros, como Manfred Weber, presidente del PP europeo, o Antonio Tajani, presidente de la Eurocámara. Más de doscientos representantes de una veintena de países están invitados al XVIII Congreso del partido en el Gobierno.
“Va a ser el congreso menos sexy de nuestra historia. Predecible y aburrido, como quiere el jefe”
No habrá ruidos ni disputas, ni apenas tensiones. Exhibición, frente a las trifulcas de otros partidos, de unidad, cohesión y estabilidad. “Va a ser el congreso menos sexy de nuestra historia. Predecible y aburrido, como quiere el jefe”, comentaba irónicamente un compromisario andaluz.
Rincones para el debate
Los grandes asuntos llegan pactados a las sesiones debate, con alguna excepción, que puede animar las discusiones de la ponencias. En las últimas horas se ha conocido que Henríquez de Luna, leal colaborador de Esperanza Aguirre, pugnaba por sacar adelante una transaccional sobre la incompatibilidad de cargos entre el partido y el Gobierno.
El texto en cuestión habla de “una gradual separación y limitación de cargos”, lo que evidencia que no afectará la posible reelección de Cospedal como ‘número dos’ del partido. Cientos de altos cargos de la formación conservadora incurren actualmente en esta duplicidad de responsabilidades en ejecutivos autonómicos o locales y puestos orgánicos en el partido. La “gradualidad” es la clave, y dependerá de cómo lo administra el nuevo equipo de gestión que habrá de salir de este encuentro. "Si se aplica a rajatabla, nos quedamos sin partido", comentan en Génova.
Otros asuntos que amenazaban tormenta, como la elección vía ‘primarias’ del presidente de la formación que postulaba Cifuentes, ha quedado relegada a tan solo el ámbito regional o local. La limitación temporal de mandatos también ha sido obviada en la ponencia correspondiente.
Es en el apartado de lo social, que conduce Javier Maroto, donde se encuentran más asuntos por solucionar. Un veinte por ciento de las enmiendas estaban aún ‘vivas’ a escasas horas de la apertura de las sesiones. Cuestiones como la maternidad subrogada, la custodia compartida e incluso el aborto pueden ser objeto de discusión, según comentan las mencionadas. El 'voto en conciencia' puede superar los enfrentamientos más enconados.
El último congreso del PP se celebró hace cinco años en Sevilla, en un ambiente de euforia tras el abrumador triunfo por mayoría absoluta en las general del 2011. Rajoy se paseó sin los problemas ni las tensiones del anterior cónclave, celebrado en Valencia, donde un grupo menor intentó plantearle una candidatura opositora, sin mayor éxito. En Sevilla, el presidente recogió el 95 por ciento de los votos. Quizás un porcentaje similar logra Rajoy ahora en Madrid.
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