Política

Moncloa lanza un órdago a Puigdemont y duda de que se presente en las catalanas: "Saldrá derrotado"

El núcleo duro de Sánchez considera que la convocatoria de elecciones en Cataluña ha pillado a Junts con el pie cambiado y a su líder con menos fuerza icónica

  • Pedro Sánchez y Carles Puigdemont en el Palacio de la Generalitat. -

El núcleo duro del presidente del Gobierno ve a Puigdemont débil. El Gobierno lanza un órdago al expresidente catalán y le augura una derrota que cree que le puede dejar fuera de combate en caso de que finalmente decida ser el cabeza de lista de Junts en las elecciones catalanas del 12 de mayo. Pedro Sánchez intentará devolverle al prófugo de la justicia todo lo que le ha hecho tragar con la amnistía. Y la mejor medicina, piensa, son las urnas. "Diría que casi es mejor que se presente, porque saldrá derrotado", explica una alta fuente en Ferraz con mando en Moncloa.

Las encuestas que manejan en Moncloa, según fuentes gubernamentales consultadas por Vozpópuli, sitúan como probable una mayoría de gobierno del PSC y ERC. Y una tercera posición de Junts sería letal para el expresidente catalán, arguyen las fuentes consultadas, que recuerdan que Puigdemont ya se presentó en febrero de 2021 y quedó tercero en el Parlamento catalán: "Las encuestas no le dan lo que quiere. Y si no se presenta, al final, no será por el maléfico Estado que le amordaza". Moncloa también cuenta con desarticular así el discurso del independentismo más acérrimo.

En Moncloa, pese a todo, siguen a la espera de que los catalanes despejen las dos grandes incógnitas de los comicios: si los independentistas sacan o no mayoría absoluta y quién quede por encima (Junts o ERC). Lo que descartan es que la victoria será para el socialista Salvador Illa. Precisamente, el exministro de Sanidad está desplegando la estrategia de vuelta al pasado que implica Puigdemont. En Moncloa le ven más como un reclamo electoral para movilizar, pero sin efecto. Él como icónico... ya no tanto. Ha pasado tiempo", zanjan fuentes de la estricta confianza de Sánchez.

Lo cierto es que el escenario catalán ha revuelto todo. Moncloa descarta una reunión de la mesa de diálogo entre el Gobierno central y el catalán antes de las elecciones autonómicas. Puigdemont acusa a Sánchez de haberse confabulado con ERC para propiciar la llamada a las urnas y dejarle fuera de juego. Su entorno asegura: "Pere Aragonès y Pedro Sánchez han jugado con el calendario, sabiendo que los jueces dilatarán [la aplicación de la ley de amnistía]". Ese es el motivo por el que Junts está decidido a nombrarle candidato. Este jueves desvelará el misterio en una comparecencia ante los medios de comunicación.

El núcleo duro del presidente no ve problemas en la convocatoria catalana pese a que les ha impedido sacar adelante los Presupuestos de este año. "No nos impide seguir gobernando. Que nadie deduzca que esto ponga en riesgo la estabilidad del Gobierno", explica un fiel colaborador suyo. Todo parece indicar que las elecciones eran buscadas también por Moncloa, que quiere un nuevo reparto de cartas para clarificar la legislatura. Si Moncloa consigue que Illa, que ya ganó las elecciones de febrero de 2021, llegue al Gobierno catalán, Sánchez cree que podrá hacerse menos dependiente de los independentistas. Pero la aritmética en Madrid no cambiará.

El PSOE arrasó el 23-J en Cataluña. El PSC, su partido hermano, le brindó la friolera de 19 escaños en Madrid. Los socialistas catalanes bebieron en gran medida del banco de votos que en su día aupó a Inés Arrimadas (Ciudadanos) a la estéril victoria que no pudo frenar el desembarco de un nuevo ejecutivo secesionista en San Jume. Pero hay una seria diferencia. El 24 de julio, un día después de las elecciones catalanas, el propio Illa rechazó tajantemente la amnistía y el referéndum.

Y ahora le toca defenderla. Los electores catalanes que entonces optaron por la papeleta del PSOE lo hicieron sin saber que Sánchez tramitaría la ley e intentaría que Carles Puigdemont, quien proclamó la independencia, fuera exonerado de todos sus delitos. Y eso es fundamental. Si las elecciones gallegas, las primeras tras la ley, fueron un golpe duro para el PSOE, las catalanas serán el test definitivo. Antes, el 21 de abril, se celebrarán las vascas. Pero el Euskadi es otro planeta políticamente.

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