Primera baja en Moncloa tras el cataclismo de Cataluña. "No le busquen ustedes motivos políticos". Mariano Rajoy advirtió este viernes a los periodistas. Jorge Moragas abandona su papel de escudero mayor del presidente del Gobierno y parte rumbo a la embajada española en la ONU. El final de una etapa.
Moragas ha sido algo más que el jefe de Gabinete de un primer ministro. No solo ha cuidado la agenda, las relaciones, los contactos. Ha ejercido de asesor directo en asuntos enormemente delicados, siempre con sigilo y prudencia. Catalán de la zona alta de Barcelona, esposado con la destacada diseñadora Paloma Tey, diplomático, abogado, siempre en política con el PP, desde los tiempos de José María Aznar hasta el despacho de la Moncloa, el nombre de Moragas apareció someramente relacionado con el escándalo de espionaje de 'La Camarga', con algunos protagonistas tangenciales como la exnovia del primogénito de los Pujol, Victoria Álvarez, o Alicia Sánchez Camacho, por entonces jefe de filas de los populares en aquella comunidad. Moragas salió impoluto de aquel episodio, sobre el que todavía resuenan ocasionalmente algunos ecos incómodos.
A punto estuvo de cerrar un acuerdo con su homólogo en la Generalitat, Josep Rius, con quien contactó para evitar que Puigdemont proclamara la República en las tormentosas jornadas de noviembre. El entonces presidente de la Generalitat iba a convocar elecciones y aplazar la independencia, pero se acobardó al contemplar a cuatro mil estudiantes llamándole 'cobarde' en la plaza de San Jaime.
Moragas tuvo un papel esencial en la estrategia mediática de Rajoy de cara a las elecciones del 26J de 2016, que pusieron fin al bloqueo institucional debido al 'no es no' del PSOE. El entonces jefe de Gabinete de Rajoy introdujo algunas novedades en la política de comunicación del presidente. Muy en particular, la de romper el famoso plasma, esa herramienta arriolista, a la que se recurría para evitar que el jefe del Gobierno fuera molestado con preguntas en las ruedas de prensa. Moragas empujó a Rajoy a salir de la burbuja de Moncloa, aparecer en medios, espacios y programas en los que hasta entonces se había rechazado. Su entrevista con Ana Rosa Quintana en Tele5 'hizo más por su candidatura que el 80 por ciento de los mítines que ha pronunciado hasta el momento', confesaba un alto cargo del PP.
Un estilo de hacer campaña
"Abrirse a todos los medios, estar presente en todos los platós", era una de las máximas de Moragas, estudioso de las fórmulas de comunicación política. Modificó la forma, el estilo y la filosofía de la campaña electoral, transformó la imagen hierática y sosa del presidente en un elemento más dinámico. Activó las redes para humanizar al personaje. Algo consiguió.
Rajoy se impuso también en las elecciones de 2016 y logró formar Gobierno. Fue entonces cuando circuló la especie de Moragas sería nombrado ministro de Exteriores en sustitución del díscolo García Margallo. Nunca hubo tal, señala el propio interesado. El hasta ahora director del Gabinete de Rajoy no es amigo de las disciplinas burocráticos, los férreas agendas, las plúmbeas reuniones o la responsabilidad directa de amplias estructuras. Se maneja mejor por libre, con equipos pequeños, con horarios muy especiales y funciones específicas.
Ángeles Esteller, el relevo
No quiso ser ministro. Le pidió a Rajoy la embajada en la ONU. El presidente cumple sus promesas con sus más fieles. Ahora acaba de hacerlo, en el momento más delicado de todo su mandato. Moragas, dicen sus próximos, estaba muy fatigado de las labores en Presidencia. Vienen tiempos difíciles. Cataluña seguirá creciendo como enorme dolor de cabeza.
El jefe de Gabinete es la primera baja ostensible en Moncloa tras el estropicio del 21D. Todo el mundo busca 'motivos políticos' donde no los hay, según la versión oficial. Moragas llevaba en el puesto desde 2011. Ha sostenido pulsos y encontronazos con algunos de los más destacados altos cargos del Gobierno y de la propia área de presidencia. Sin escándalos ni ruidos. Considera que ya ha cumplido. Su renuncia no será la primera de una serie, señalan en el entorno de Presidencia. Es una cuestión personal, comprometida hace meses y que se cumple ahora. Fatídica coincidencia, 'pero nada más', añaden. Ángeles Esteller, portavoz del PP en el Ayuntamiento barcelonés, le sustituirá en el Congreso.
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