Política

Nathalie Picquot, la jefa de Twitter en España que saca de quicio a Vox

Los de Abascal presionan para que la empresa acabe publicando un comunicado en el que explique por qué ha silenciado su cuenta oficial en la red social si nunca ha bloqueado las de otros

No es la primera vez que Vox tiene problemas con Twitter. Pero sí es la primera vez que el partido liderado por Santiago Abascal sale en tromba contra la CEO de la compañía en España. Se llama Nathalie Picquot y, posiblemente, este domingo aún siga recibiendo notificaciones en su cuenta provenientes de dirigentes y militantes de la formación.

La idea de la cúpula de Vox es presionar para que la empresa acabe publicando un comunicado en el que explique con detalle por qué ha silenciado su cuenta oficial en la red social si no ha bloqueado las de otros.

"Buenas noches, Nathalie Picquot. No tengo el placer de conocerla pero, por primera vez en la historia de Internet y de la democracia española, un partido político ha sido totalmente censurado en la red social en la que figura usted como directora general", lanzó Abascal este jueves después de una lluvia de críticas a la ex- Google nacida en Hamburgo.

El origen: un rifirrafe tuitero con Lastra

Todo comenzó el pasado sábado 18 de enero con un rifirrafe tuitero entre Vox y la portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso, Adriana Lastra.

"No soportan al colectivo LGTBI, no soportan el matrimonio entre personas del mismo sexo, no soportan la igualdad entre mujeres y hombres, no soportan que sus ideas retrógradas no sean las de toda la sociedad. Que no lo llamen libertad, es odio", lanzó la dirigente socialista en plena polémica sobre el 'pin parental'.

Desde el equipo de Comunicación del partido, capitaneado por el diputado Manuel Mariscal, respondieron con un mensaje enlazado al de Lastra: 

"Lo que no soportamos es que os metáis en nuestra casa y nos digáis cómo tenemos que vivir y cómo tenemos que educar a nuestros hijos. Y menos aún que con dinero público promováis la pederastia".

Tres días después del cruce de publicaciones, Twitter silenció la cuenta oficial de Vox "por incitación al odio". Así lo explicó Mariscal a través de un hilo y de diversos pantallazos de los mensajes que se habían cruzado con la compañía.

Desde Vox aseguran desconocer a qué se refiere Twitter con el término "categorías protegidas". Deslizan que la compañía podría haber recibido "presiones de algunos lobbies" e, incluso, apuntan al "propio Gobierno"

"Prohibimos dirigir a las personas contenido destinado a incitar al miedo (…) sobre una categoría protegida, lo que incluye afirmar que los miembros de una categoría protegida tienen más probabilidades de participar en actividades ilegales", les respondió la empresa al ser consultada por el partido sobre cómo y cuándo habían incitado al odio.

Desde Vox aseguran desconocer a qué se refiere Twitter con el término "categorías protegidas", y deslizan que la compañía podría haber recibido "presiones de algunos lobbies" e, incluso, apuntan al "propio Gobierno".

Vox tira de la hemeroteca de Iglesias

A través de la campaña 'Twitter Responde' y etiquetando a Picquot, los integrantes del partido exigieron un comunicado público explicando "por qué se impide a un partido político español ejercer su derecho a la libertad de expresión". Caso omiso por parte de la profesional franco-alemana.

Los de Abascal llevan días tirando de hemeroteca y rescatando mensajes de los dirigentes políticos que no dieron lugar al bloqueo de las cuentas oficiales de sus formaciones. "Alcalde de Leganés: 4 sueldos, 2 viviendas y mucha cara. Hacen falta más recortes sí... pero con guillotina", escribía Pablo Iglesias en junio de 2012 y ahora recuerda Vox.

"Así os cierren las puertas de colegios, de ambulatorios, de tratamientos públicos en hospitales. Así os comáis vuestra basura, y la seguridad pública no os atienda (esto lo dudo). Así no conozcáis la paz", se puede leer en otro mensaje rescatado por el partido de la periodista Cristina Fallarás tras las elecciones del 10-N.

Picquot, en la picota. Pero la ejecutiva no tiene la intención de entrar al trapo. Su último mensaje en la red social que pilota es del pasado 16 de enero. En él hace referencia a un programa de voluntariado y se congratula de que su compañía "invierta tanto en retribuir a los demás".

De familia francesa y ex directiva de Google

De familia francesa, nació en Alemania y se mudó a España hace ya 14 años. Antes de fichar por Twitter en noviembre de 2017, Picquot trabajaba como directiva en Google España. Fue la encargada de dar la bienvenida personalmente a Ana Botín a la red que dirige.

Estudió Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Cornell University de Nueva York y ha cursado un máster en Estrategia en Harvard Business School. La CEO de Twitter ha desarrollado su profesión en EEUU, Irlanda, Francia, Hong Kong y España.

Empezó a trabajar en el departamento de ventas de publicidad para el International Herald Tribune en Nueva York y, terminada su formación en la Hong Kong International School en 1997, se incorporó a DoubleClick. Antes de saltar a Google, también pasó por AdLINK. Es especialista en desarrollo de negocio, marketing y ventas en el sector digital.

Hoy, decenas de simpatizantes de Vox y los propios dirigentes del partido cargan sus tintas -y sus tuits- contra la decisión de la compañía de silenciar su cuenta, algo que consideran una "censura" sin precedentes.

GAB: la alternativa frustrada

No es la primera vez que Vox se enzarza con Twitter. Algunos miembros y simpatizantes ya le declararon la guerra el pasado septiembre al considerar que la plataforma "coartaba" su libertad de expresión.

Aunque la plataforma suele terminar reabriendo la mayoría de ellas, con otras echa el cerrojo para siempre. Conscientes de su liderazgo e influencia a través de las redes, parte de su militancia y de la formación comenzó a barajar la idea de abrirse cuentas en GAB, una alternativa a Twitter cuyo modelo de negocio se nutre de la defensa de la "libertad de discurso".

Sin embargo, no parece que esta plataforma, con gran arraigo en EEUU y a la que muchos acusan de bajos estándares de control, dé los mismos frutos que Twitter en España.

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