Era el último testimonio de la jornada. El presidente del tribunal, Manuel Marchena, no renunció a su rutina de decretar un receso al mediodía y todos tuvieron tiempo para tomar aire, estirar las piernas o fumar un cigarro antes de escuchar a Nemesio Fuentes. Su lazo amarillo en la solapa le igualaba a la mayoría de testigos solicitados por los abogados de los líderes independentistas. Pero en su caso había una novedad casi exótica: Nemesio Fuentes fue agente de la Policía Nacional -ahora jubilado- y en su testimonio se despachó a la hora censurar la actuación de las fuerzas de seguridad del Estado durante el 1-O.
“La Guardia Civil llegó con un mazo y empezó a golpear la puerta. Si hubiera preguntado, se le habría dicho que se abría hacia fuera”, se jactó este testigo al ritmo de las preguntas de los abogados de los acusados, centradas desde hace días en tratar de demostrar que sólo hubo violencia el 1-O en aquellos centros en los que se presentaron las fuerzas de seguridad.
En concreto, Nemesio Fuentes, vecino de la localidad barcelonesa de Sant Joan de Vilatorrada, había acudido a la llamada de los abogados del exlíder de la Asamblea Nacional Catalana, Jordi Sànchez, y los exconsejeros de la Generalitat, Josep Rull y Jordi Turull.
Acudió como voluntario
El 1-O acudió a votar en familia, acompañado de sus tres hijos y su mujer. En concreto, según explicó al tribunal, él estaba allí como voluntario para la confección de las mesas electorales en su centro de votación.
“Empezamos las votaciones a las nueve de la mañana, hubo problemas informáticos. Llegaron noticias de lo que pasaba en otros centros, gente herida, empezó a cundir el nerviosismo”, relató ante el tribunal. Según añadió, la Guardia Civil llegó a su centro a las 13.45 de ese día. “Cuando llegó, se interrumpieron las votaciones y se explicó allí lo que pasaba por lo tanto interrumpimos nos fuimos al vestíbulo”, comentó.
“La Guardia Civil en ningún momento dijeron ni una palabra. La gente estaba allí y empezó a correr. Empezaron a golpear a todo el que estaba en la puerta de fuera, unas 50 o 60 personas. No la apartaron de buenas maneras, la agredieron para poder llegar a la puerta. Yo estaba a medio metro de ellos. De mis tres hijos, dos fueron agredidos”, declaró.
“¿Escuchó usted insultos y amenazas a los guardias?”, le preguntó el abogado de VOX. “Los normales”, contestó el expolicía nacional. “Viendo lo que estaba pasando, ‘hijos de puta’, ‘cabrones’. “Amenazas de muerte no sentí ninguna”, zanjó el último testigo de la jornada 42 del juicio del procés en el Tribunal Supremo.
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