Hay dos grupos de políticos que suelen presentar un discurso más llano que el común de sus compañeros, que recurren con menos asiduidad a los eufemismos y los circunloquios dialécticos y utilizan un verbo más claro. Uno es el de los que un día fueron alcaldes en medianas o pequeñas ciudades. El trato con los vecinos y la dedicación a problemas palpables de la ciudadanía, lejos de la burocracia parlamentaria y la solemnidad de las altas instituciones, les deja una huella que suele notarse. El otro es el de los que provienen del constitucionalismo vasco, de combatir a ETA en los años de plomo desde las plazas donde más fuerte era la banda, de no amedrentarse ante la continua amenaza del terrorismo en todas sus derivadas. El diputado socialista Odón Elorza (San Sebastián, Guipúzcoa, 1955) pertenece a ambos colectivos. Y se nota.
Han pasado más de tres meses desde la implosión del PSOE que acabó con la dimisión de Pedro Sánchez y aún no hay fecha para elegir a su sucesor. La determinará mañana el comité federal, parece que llevando a mayo las primarias y a junio el congreso federal que proclame nuevo líder. A Elorza, uno de los 15 parlamentarios que se mantuvo en el 'no' a Mariano Rajoy hasta el final, le parece demasiado tarde. Cree que la gestora trata de “enfríar” la situación para que la figura de Sánchez se diluya y para que se abra paso una “candidatura única” que allane el camino a Susana Díaz. No será fácil que ocurra.
Hay plataformas de críticos con la gestora constituidas por toda España, demandando el regreso del exsecretario general y exigiendo unas primarias inmediatas. Elorza apoya ese movimiento, va a todos los actos que le invitan y ve “una rebelión democrática” de las bases contra el intento de las “élites” del partido de zanjar “en el despacho” la crisis interna. Una contestación desde abajo que “seguramente nadie esperaba” hace cuatro meses, cuando se provocó la caída de Sánchez. A juicio del que fuera durante 20 años alcalde de San Sebastián (1991-2011), “la conspiración del bipartidismo” tiene todavía un obstáculo muy grande por salvar para ver culminado su plan.
-El comité federal del PSOE aprobará este sábado el calendario para elegir nuevo líder, parece que fijando las primarias en mayo y el congreso en junio. ¿Le parecen unos plazos adecuados?
-No tengo confirmación oficial de ese calendario, pero me parece que aplaza demasiado el asunto, una vez más. El PSOE tiene que tener secretario general lo antes posible, y lo antes posible es primarias en marzo y congreso en abril. Cualquier dilación está injustificada, el partido lleva ya unos meses, y más que va a seguir, sin una dirección política, sin un liderazgo, corriendo el riesgo de que se adelanten las elecciones y nos pillen con el pie cambiado. A no ser que alguien tenga alguna garantía de antemano de que, pase lo que pase con los Presupuestos, Rajoy no va a disolver las Cortes en mayo. Yo, desde luego, no las tengo.
-¿Le ha trasladado a la gestora su postura sobre el calendario?
-Hay un sector importante de los socialistas, especialmente entre la militancia de base, que está reclamando públicamente y desde hace tiempo que las primarias y el Congreso se convoquen ya, son perfectamente conocedores de esa demanda, de la que participo. Y no es un capricho, sino una demanda democrática, queremos un debate en torno a esas primarias que permita al PSOE superar la fractura interna.
-¿Qué comunicación ha mantenido con la gestora en este tiempo de interinidad desde la dimisión de Pedro Sánchez?
-El día 9 de octubre le remití a Javier Fernández, vía mail personal, nueve peticiones. Cuando estaba recién nombrado, el presidente de la gestora recibió mis propuestas exactas, detallas, muy concretas, para favorecer la distensión, avanzar en el debate interno, encargar una auditoría sobre las carencias democráticas del partido… Aquellas buenas intenciones no tuvieron una respuesta, no hubo ninguna reunión y de hecho la gestora ha optado por caminar en la dirección contraria.
El 9 de octubre le remití a Javier Fernández nueve peticiones concretas para favorecer la distensión; no ha habido respuesta
-La gestora y los partidarios de convocar el congreso en junio argumentan que ese plazo es necesario porque antes de las primarias debe haber una discusión política e ideológica que ayude al PSOE a superar la crisis.
-Han tenido más de dos meses para hacer un documento de debate. No creo que cueste tanto, si realmente lo que buscan es abrir un debate en el seno del partido. Pero no, todo eso es una estrategia de justificación, lo que pretenden es enfriar los posicionamientos de sectores de la militancia, que se vaya olvidando con el paso del tiempo la figura de Pedro Sánchez, tener tiempo para organizar una determinada estrategia y una determinada candidatura, quizá una candidatura única... Quienes queremos debate somos los que planteamos con urgencia la convocatoria del congreso y de las primarias. Porque las primarias son la oportunidad de un gran debate. No son “voy a elegir a Pedro, a Juan, a Susana o a Patxi”. Son, o al menos deberían ser, un gran debate en torno a cuáles son las propuestas de cada uno de los candidatos que concurran. Qué proyecto tienen para este país, qué planteamientos de relato político tienen para refundar la socialdemocracia española y europea, cuál es el modelo de partido que se quiere, cuál debe ser la política de alianzas políticas, cuál es su modelo de liderazgo… De todo eso hay que hablar.
-¿Qué liderazgo necesita el PSOE?
Yo creo que debemos ir a un modelo de liderazgo incluyente, inclusivo, integrador, compartido. Quienes estamos en este movimiento plural de exigencia de primarias y de congreso no estamos planteando ningún liderazgo caudillista, como dicen algunos no sé a santo de qué. La gestora había dicho que necesitaba tiempo para montar una conferencia política y al final no la va a organizar. Los 40 sabios que designaron, compañeros muy valiosos, han estado trabajando no sabemos para qué. Porque lo que prometieron, una gran conferencia política, no se va a hacer, se va a hacer otra cosa. ¿Para qué? Pues para llenar el tiempo.
-Reivindica un liderazgo "inclusivo". ¿Puede desempañarlo Pedro Sánchez, que durante su gestión unió en su contra a Felipe González y a Zapatero, a Rubalcaba y a Chacón, a casi todos los barones territoriales y a numerosos cuadros medios del partido?
-Yo entiendo de otra manera la situación que condujo a la fractura del Partido Socialista. Son problemas que vienen de antes incluso de la elección de Pedro Sánchez como secretario general, de luchas de poder, de falta de democracia interna. Hubo declaraciones de dirigentes territoriales contra Sánchez incluso antes de las elecciones del 20 de diciembre. Y de la vieja guardia, de expresidentes del Gobierno, exministros... Todos ellos se fueron posicionando claramente en favor de la abstención, de permitir el Gobierno de Mariano Rajoy ya desde diciembre de 2015. Porque esa es la clave de todo. Lo que ha unido a un sector de las élites del Partido Socialista en una batalla de poder y estratégica contra Pedro Sánchez ha sido la opinión compartida de dejar gobernar a la derecha y de no intentar bajo ningún concepto formar una alternativa. Ese ha sido el elemento de unión y está en la hemeroteca.
-Defienden que no había alternativa porque implicaba entenderse con los independentistas, que están ejecutando un plan de secesión ilegal.
-Las alternativas eran diversas. El Gobierno alternativo era posible. Más allá del interés de Podemos de ir a unas segundas elecciones y de la soberbia de Pablo Iglesias, se podía haber hecho más para intentar formar un Gobierno alternativo. Pero ha habido rechazo a cualquier vía que pudiese fructificar en eso.
-Fue Pedro Sánchez quien aceptó no negociar con los independentistas y pactar primero con Ciudadanos un programa de Gobierno.
-Eso fue consecuencia de que tuvo en parte las manos atadas. En segundo lugar, sí, cometió el error por falta de audacia de no intentar que ese acuerdo fuera más allá del pacto con Ciudadanos. Debería haber avanzado hacia un acuerdo con Podemos para situarlo entre la espada y la pared. Se podía haber hecho mucho más para colocar a Podemos en un situación más difícil de cara a la investidura fallida de Sánchez. Tenía que haber ido más allá, desoyendo a los que le decían que solo podía pactar con Ciudadanos.
A Sánchez le faltó audacia para intentar un acuerdo de gobierno con Podemos; siempre fue posible una alternativa al PP
-¿Cree que ahora también está demostrando falta de audacia, al no aclarar si se presentará o no a las primarias?
-¿Acaso ha dicho que se va a presentar a las primarias Susana Díaz? ¿Lo ha dicho Patxi López? No. Todos los posibles candidatos están administrando sus tiempos, esperando a ver exactamente cuándo se convocan las primarias. Unos ya lo saben seguro, porque juegan con ventaja, pero otros no. No es un problema de audacia en este caso, no puedo acusarle de eso.
-Sánchez anunció en octubre que iba a recorrer España con su coche y desde entonces ha estado prácticamente desaparecido.
-Eso es otra cosa, pero nunca dijo que fuera a ser candidato.
-¿Cree que es buena estrategia ese perfil bajo que cultiva?
-Bueno, ha hecho algunos actos. Yo creo que podría haber hecho más, pero ha tenido bastante prudencia... Porque además cada vez que hace un acto le llueven un montón de críticas desde algunos sectores del Partido Socialista, desde los medios de comunicación…
-¿Cuándo debería anunciar si se presenta o no a las primarias?
-Cuando la fecha de las mismas esté definida, inmediatamente después de eso. No habría motivo para esperar mucho más, esa es mi opinión personal.
-Si finalmente no da el paso, ¿se ha planteado ser usted quien se presente como candidato de esas plataformas de críticos con la gestora que han surgido por toda España?
-No, eso no obedece a la realidad. Estoy en otra cosa.
¿Riesgo de escisión?
-Zaida Cantera habló recientemente, en entrevista con 'El Español', del riesgo de escisión que veía en el PSOE. ¿Lo comparte?
-Yo no tengo esa visión. No es que no lo comparta o lo deje de compartir, es que no lo veo. Lo que veo es un gran interés por parte de un sector del partido por abordar un debate político en profundidad, de forma abierta, sin trampas, para definir el nuevo proyecto del PSOE. A partir de ahí, ni veo ni me he planteado ningún riesgo de escisión ni nada por el estilo. Precisamente el debate necesario de las primarias es lo que posibilitaría una mayor madurez del partido.
-¿Cree que las bases están mayoritariamente con el movimiento al que usted apoya y contra la gestora y Susana Díaz?
-Hay un movimiento, una cierta rebelión, una rebelión democrática, pacífica, dentro del Partido Socialista, de un sector importante de la militancia que ha decidido no quedarse en casa frente a lo que está pasando. Frente a que la situación de fractura y de confrontación y de crisis la arreglen las élites del Partido Socialista, los generales y la vieja guardia en un despacho pactando una candidatura única y una serie de acuerdos. Dicen “yo no me quedo callado, no me quedo en casa, me muevo, me organizo, voy a plataformas, me meto en las redes…” Y eso es muy positivo porque demuestra que el Partido Socialista está vivo y es una reacción que seguramente nadie esperaba hace cuatro meses, en septiembre.
-¿La gestora está trabajando para lograr una candidatura única en el congreso?
-Hay algunos que están jugando, evidentemente, a una candidatura única. Porque dicen que es lo mejor para el partido y así se evita un choque de trenes. A ver, a ver, a ver. La unidad del partido se cimienta sobre el debate, sobre las decisiones democráticas, y si eso conlleva una confrontación, una batalla de ideas, pues bienvenida sea. Eso es lo que enriquece a los partidos, no los pactos en despachos. El choque de trenes es lo que provocaron ellos, los dirigentes, en el comité federal, no la militancia.
César Luena, que estaba en tareas organizativas, ahora está en la tercera vía porque discrepa de Pedro Sánchez no sabemos en qué
-¿No tuvo Sánchez ninguna responsabilidad en ello?
-Está incluido ahí, entre los dirigentes. Claro que tiene cuota de responsabilidad. Y la tiene el compañero César Luena, que estaba en tareas organizativas y ahora está en la tercera vía. Ya no está con Pedro Sánchez porque discrepa con él, no sabemos en qué.
-¿Usted habla a menudo con Pedro Sánchez?
-No. A menudo, no.
-¿Cuándo fue la última vez?
-Hace pocos días.
-¿Cree que está dolido porque exdirigentes como César Luena o Patxi López ya no le apoyen?
-No lo sé.
-Se hace difícil de entender que la parte más izquierdista del partido, por llamarla así, se vea ahora referenciada en Pedro Sánchez, que presenta una trayectoria indudablemente socioliberal y en 2014 representaba la opción moderada o centrista frente a los más escorados Madina y Pérez Tapias. ¿Tanto ha cambiado en estos dos años? ¿No cree que puede haber mero interés personal detrás de esa estrategia de colocarse a la vanguardia del giro a la izquierda que demanda una parte del PSOE?
-Esa es una pregunta cargada de consideraciones y juicios. ¿Se puede decir lo mismo de Susana Díaz si se presenta, que es por intereses personales? ¿O si lo hacen Borrell o Patxi López? Si alguien se lanza a querer liderar el PSOE no creo que lo haga por intereses personales, sino por defender una política determinada para el país, una postura ante la coyuntura europea, unos ideales de democracia interna. Estoy convencido de que no hay ningún interés personalista en el caso de Pedro Sánchez. En cuanto a su evolución, creo que en 2016 ha evolucionado respecto al papel que debe jugar el PSOE en el sentido de recuperar señas de identidad, convicciones, ser autónomo respecto a los poderes económicos y mediáticos...
-¿Qué me dice de su evolución ideológica desde 2014 hasta ahora?
-A mí el Pedro Sánchez de aquellas primarias anteriores no me gustaba. Y por eso hice campaña por Pérez tapias y apoyé a Pérez Tapias, pero es que ahora Pérez Tapias y otros compañeros y compañeras del Partido Socialista de posiciones profundamente democráticas, de posiciones yo no diría izquierdistas, diría más a la izquierda que otros, por ejemplo que Susana Díaz, están en torno a Pedro Sánchez. ¿Por qué? ¿Por qué es un pretendido socioliberal? Será por algo más, ¿no? ¿Estamos con Pedro Sánchez porque es un político personalista? ¿Nosotros, que defendemos todo lo contrario, un partido democrático, trabajo de equipos, colectivo…? No simplifiquemos las cosas. Lo que está en juego es un funcionamiento democrático.
A mí el Pedro Sánchez de 2014 no me gustaba y por eso apoyé a Pérez Tapias
-¿La democracia interna del PSOE no está garantizada en sus estatutos?
-No. Hay que retocar estatutos, analizar en qué hemos fallado, utilizar los instrumentos que tiene el Partido Socialista para la toma de decisiones, porque se han utilizado tarde y mal… Por ejemplo, el comité federal, el consejo territorial… Hay que establecer los cauces de diálogo entre quien esté en la secretaría general en Ferraz y los líderes territoriales, dar naturaleza a ese tipo de reuniones, hay que engrasar ese diálogo, esa relación, por supuesto que sí. Y dar a las bases la capacidad de decidir. No sistemáticamente, porque aquí nadie tiene la enfermedad de la podemización, como alguno se ha inventado. Se trata de que excepcionalmente, en momentos importantes, el Partido Socialista dé voz a la militancia. Como hace el PSF en Francia o el SPD en Alemania. Para decidir sobre pactos, alianzas, elección del secretario general…
La sede 'pirata'
-Hay quien ha acusado a la gestora de estar paralizando solicitudes de afiliación al PSOE porque provendrían de las filas sanchistas. ¿A usted le consta que esté pasando?
-Como no tengo datos objetivos, no me pronuncio.
-¿No le han llegado quejas de gente que haya querido afiliarse y no haya podido?
-Llegan quejas, pero no tengo datos objetivos sobre ello y, por lo tanto, no me pronuncio.
-¿Qué le pareció la apertura de una sede paralela en Ferraz, 10 para organizar la batalla contra la gestora?
-Me ha parecido un error.
-¿Sabe quién está detrás de la iniciativa?
-Sé lo que se ha publicado.
-Usted fue uno de los quince diputados socialistas que se mantuvo en el ‘no’ a Rajoy después de que el comité federal decidiera facilitar su investidura para evitar otras elecciones. Sin embargo, en agosto escribió un artículo en el que defendía que la abstención era una alternativa si se hacia bajo condiciones “claras y concretas”.
-Lo más importante de ese artículo, y de otros que publiqué, es que ponía como premisa que había que intentar a fondo, de verdad, un Gobierno alternativo a la derecha. Porque siempre he entendido que había posibilidades de articularlo, sin duda. Incluso en esta segunda legislatura del año. Había que intentarlo y si no salía, debatir luego en el comité federal bajo qué condiciones cabría abstenerse. Era necesario el debate, imprescindible. En todo caso, la decisión de la abstención se produjo después de lo que yo llamo la conspiración del bipartidismo para acabar con Pedro Sánchez. No hagamos abstracción de ello, es fundamental. Tras una conspiración del bipartidismo que provoca la dimisión de Sánchez primero como secretario general y luego como diputado, llega la decisión de la abstención.
-Esa lectura que hace de lo sucedido está muy en la línea de la de Podemos, que habló en su momento de “golpe de régimen”…
-Una conspiración. Quizá la palabra parece muy brutal, muy dura, pero el diccionario de la Real Academia Española lo dice claramente. Y en este caso hubo una conspiración de sectores mediáticos, económicos, políticos para acabar con Pedro Sánchez. Pero clarísima, es un ejemplo de libro.
-Se ha hablado mucho de que el pacto PP-PSOE podría ir más allá de la investidura, que hay una alianza para ponerse de acuerdo en lo fundamental y lograr que la legislatura dure cuatro años. ¿Qué opina?
-Si tengo que analizar hechos, declaraciones en este caso del PP, parece que hay una voluntad de entendimiento en algunos asuntos de importancia entre el Partido Popular y la dirección del Partido Socialista. Y voluntad también de parte de sectores de la dirección del PSOE para ir avanzando en acuerdos con el PP, pero no diré más.
-Si esos acuerdos tienen como resultado la consecución de políticas coherentes con el ideario y programa socialistas, como la subida del salario mínimo o un plan contra la pobreza energética, ¿los apoyaría?
-Los acuerdos que supongan una mejora para las condiciones de vida de los ciudadanos me parecerán bien siempre que no haya una extraña moneda de cambio por nuestra parte. Y no creo que la haya en esos casos que ha mencionado. Ahora, lo que no me parece bien es que todo eso se produzca en ausencia de un relato claro de qué hacemos, hacia dónde vamos, qué pretendemos. Y que todo esto no sea objeto de un debate en profundidad en el seno del comité federal. Por ejemplo, entiendo que el comité federal del sábado va a debatir qué hacer si Rajoy no llega a un acuerdo con el PNV para los Presupuestos y mira al PSOE con más intensidad. Eso tiene que ser debatido.
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