El Congreso de los Diputados tendrá que volver a retratarse en breve sobre la propuesta de la Generalitat de Cataluña de celebrar el referéndum independentista, pese a la suspensión por parte del Tribunal Constitucional de la iniciativa aprobada por el Parlamento autonómico. Y lo hará con una clara desavenencia entre las fuerzas soberanistas sobre el guion a seguir, que ayer quedó reflejada durante el debate de una moción patrocinada por Francesc Homs, portavoz del Partido Demócrata Catalán (PDC), en la que defendió la creación de una comisión parlamentaria encargada de estudiar la consulta. La novedad es que Esquerra Republicana dejó claro que no respalda esta vía y apuesta por celebrar el referéndum haga lo que haga el Gobierno, decida lo que decida el Congreso y sentencie lo que sentencie el Constitucional. “Con o sin diálogo, diga lo que digan en Madrid, decidiremos el futuro de Cataluña el año que viene a través de esta consulta”, advirtió la diputada republicana Ester Capella i Farré.
La antigua Convergencia y Esquerra confirman sus diferencias sobre el guion soberanista
En el fondo de esta divergencia, admiten fuentes nacionalistas, se esconde la sospecha que anida en Esquerra Republicana de que Carles Puigdemont acabará cediendo al sector más moderado de la antigua Convergencia y entrará en el diálogo propuesto por el Gobierno dentro de la ofensiva encabezada por la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, por encontrar una salida al conflicto con Cataluña de aquí al próximo verano. ERC considera a la vicepresidenta tan peligrosa para sus intereses que apuesta porque la negociación, en todo caso, descanse sobre el trío formado por Puigdemont, Oriol Junqueras y Mariano Rajoy. A los republicanos les es indiferente que no haya acuerdo, pues creen que toda la legitimidad reside en el Parlamento catalán.
Puigdemont ha entregado a Rajoy un listado de 46 exigencias que, además de la consulta soberanista, abarcan desde el nuevo modelo de financiación para Cataluña al que aspiran los independentistas hasta el desarrollo del corredor mediterráneo, pasando por nuevas inversiones en cercanías. Este era, precisamente, el objeto de la moción presentada ayer en el Congreso, aunque el portavoz del PDC Francesc Homs solo citó la conveniencia de cocinar el referéndum en una comisión y dejar a los tribunales que se ocupen de juzgar a delincuentes y corruptos “y no a los demócratas”. En su capítulo de quejas, Homs citó la actuación judicial contra la presidenta del Parlament, Carmen Forcadell, y contra él mismo por la consulta del 9N.
PSC: consulta después del acuerdo
Además de la división en las filas soberanistas que genera el camino a seguir para alcanzar la independencia, tiene interés la elección de la diputada del PSC Meritxell Batet como portavoz de su partido en este debate, en el que defendió que el referéndum no se celebre antes de que las principales formaciones políticas hayan alcanzado un acuerdo sobre el futuro de Cataluña. Es el mismo criterio que defiende Miquel Iceta y con el que los socialistas catalanes están dispuestos a librar la batalla que les enfrenta a buena parte de las federaciones del PSOE.
El PNV hace una defensa críptica del derecho a decidir, consciente de que colabora en Vitoria con el PSE y en Madrid con el PP
Singular resulta también el jeroglífico jurídico con el que el PNV ha apoyado en el Congreso la moción de Homs sin dejar espacio para un titular literal que refleje el abrigo que da al ‘derecho a decidir’. El diputado Mikel Legarda, licenciado en Derecho por Deusto y letrado del Gobierno vasco, se estrenó con esta reflexión: “El derecho a decidir surge a finales del siglo XX como un correctivo a los déficits de acomodación de minorías colectivas permanentes con base territorial y que se ven, por la regla de la mayoría, no satisfechas sus pretensiones mayoritarias en el seno de un cuerpo político superior en el que se integran, al modo y manera a como surgieron en su día las libertades individuales, como correctivo a la posible dictadura de la mayoría sobre los individuos”. Mientras intervenía, algunos diputados presentes en el hemiciclo se miraban atónitos, conscientes del fino alambre por el que caminan los nacionalistas vascos desde que gobiernan en Vitoria con el apoyo del PSE y en Madrid respaldan a Rajoy en los asuntos importantes.
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