Las polémicas asedian a Vox un mes después de la celebración de las elecciones municipales. Cuando el partido liderado por Santiago Abascal aún estaba tratando de apagar el fuego provocado por las declaraciones sobre la condena del Tribunal Supremo a La Manada por parte del juez Francisco Serrano en Andalucía, otro incendio político comenzaba a abrasar en Murcia. Esta vez provocado por el portavoz de la formación en la Asamblea regional, Juan José Liarte, que sacaba los pies de las alforjas para llamar "p***" y "tiparraca" a la ministra de Justicia, Dolores Delgado.
En los comicios del 26-M Vox no logró cosechar los brillantes resultados que auguraban la mayoría de las encuestas tras arrasar en Andalucía. Pese a la pérdida de respaldo con respecto a las generales, el partido se hizo con cuatro concejales en el Ayuntamiento de Madrid y 12 diputados en la Asamblea. También consiguió entrar en otros consistorios como Zaragoza, Córdoba, Huelva, Almería, Burgos, Valencia, Guadalajara y Ciudad Real; en siete parlamentos regionales y en la Eurocámara con tres diputados.
Pese a la pérdida de respaldo con respecto al 28A, el partido se hizo con cuatro concejales en el Ayuntamiento de Madrid y 12 diputados en la Asamblea. También consiguió entrar en otros grandes consistorios
Sin embargo, una vez que sus dirigentes van ocupando sus posiciones en los distintos ayuntamientos y cámaras autonómicas, ni siquiera los sondeos le auguran grandes victorias. En pleno contexto de negociaciones postelectorales y con el fantasma de la repetición electoral cogiendo vuelo, las salidas de tono no parecen ayudar.
Último sondeo
Según la encuesta de GAD3 para ABC publicada este lunes, en el caso de que los ciudadanos sean llamados de nuevo a las urnas, Vox sería uno de los grandes perjudicados. El partido verde pasaría de 24 diputados a nueve y perdería casi la mitad de sufragios, pues rascaría un 5,6% frente a los 10,3% logrados el pasado 28 de abril.
La primera gran 'cruzada' interna a la que ha tenido que hacer frente la formación surgió con el Orgullo Gay y una concejal terminó expulsada
La primera gran 'cruzada' interna a la que ha tenido que hacer frente la formación surgió en torno al Orgullo Gay. Durante la campaña electoral el candidato de Vox a la Alcaldía de Madrid, Javier Ortega Smith, había dejado clara la posición del partido: mantendría la subvención municipal a la fiesta del Orgullo en Madrid, pero la llevarían a la Casa de Campo, con un contrato de responsabilidad, para que los organizadores pagasen la limpieza.
La expulsión de una edil
Esta declaración de intenciones supuso todo tipo de acusaciones de homofobia a la formación por parte del colectivo LGTBI. Pero también discreparon algunos de los propios miembros del partido. La número 2 en la candidatura de Vox al Ayuntamiento de Torremolinos, Lucía Cuín Torres, acudió a un festival promovido por el colectivo LGTBI en el municipio y terminó fuera del partido. Sin embargo, no devolvió su acta y ha terminado propiciando que el PSOE se haga con la alcaldía.
De acuerdo a un comunicado emitido por Vox, Cuín solicitó su baja como militante de la formación y esta fue aceptada de manera inmediata. "Es reseñable informar que no había presentado firmado el Protocolo de Anticorrupción Urbanística, que desde nuestra formación se exige a todos nuestros cargos electos, lo que había llevado al Departamento de Organización del partido a iniciar una investigación interna sobre esta persona", argumentaban en el texto.
Desde Vox se reitera el profundo respeto hacia todas las personas, de cualquier orientación sexual, pero no así el apoyo a iniciativas politizadas y sesgadas ideológicamente por el colectivo LGTBI"
En ningún caso, aclararon, Vox autorizó a Cuín a participar y mostrar su apoyo explícito a un evento promovido por "el lobby LGTBI". "Desde Vox se reitera el profundo respeto hacia todas las personas, de cualquier orientación sexual, pero no así el apoyo a iniciativas politizadas y sesgadas ideológicamente promovidas por el colectivo LGTBI, y que tampoco representan al colectivo homosexual en su conjunto", defendió el partido liderado por Abascal.
La vendetta de Cuín no se hizo esperar. Nunca devolvió el acta tal y como solicitó el partido y, en un pleno cargado de bronca, facilitó una alcaldía socialista en Torremolinos contra todo pronóstico.
La condena a La Manada
Dos semanas después Vox trata de sortear otros dos terremotos, esta vez, con epicentros en Sevilla y Murcia. Primero, el presidente del grupo parlamentario de Vox en Andalucía, Francisco Serrano, consideró el pasado sábado que la sentencia del Tribunal Supremo que condena a 15 años de prisión a los integrantes de La Manada por una violación continuada estaba "cargada de condicionantes mediáticos y políticos": "Es una sentencia dictada por la turba feminista supremacista".
Ante la polémica suscitada Vox dio un paso al frente y, a través de su portavoz en el parlamento andaluz, Alejandro Hernández, recalcó que la postura del partido corresponde al "máximo respeto por las resoluciones de nuestros juzgados y tribunales". Serrano se vio obligado a aclarar su opinión con un comunicado.
Espero que con este comunicado quede aclarada la polémica suscitada en el día de ayer en relación a una opinión crítica vertida a título personal, y en el marco de mi Libertad de expresión... que cada vez se ve más constreñida. pic.twitter.com/lDj1U96UQ2
— Francisco Serrano (@FSerranoCastro) June 23, 2019
Al día siguiente, el domingo, llegó el plato fuerte. La Razón se hacía eco de una publicación en Facebook del abogado cartagenero y recién elegido portavoz de Vox en la Asamblea de Murcia, Juan José Liarte, en la que descalificaba a la ministra de Justicia en funciones, Dolores Delgado.
La Fiscalía interviene
Liarte, que tildó a la dirigente socialista de "tiparraca", "embustera" y "p***", de la que "solo puedes esperar putadas", se apresuró a aclarar que no se refería a ella, sino "a un señor de Bildu que la ha dejado en evidencia al negar que ellos acaten la constitución después de que ella ha afirmado lo contrario".
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