Las relaciones entre Carles Puigdemont y Oriol Junqueras no han hecho más que empeorar desde la declaración de independencia. Mantienen criterios opuestos, uno en la ópera de Flandes y otro en la cárcel, sobre lo ocurrido en Cataluña desde el 27 de diciembre, tras la tempestuosa sesión en el 'Parlament', cuando los secesionistas proclamaron la 'república independiente'. La ambición del expresidente de repetir investidura está en manos de la Mesa de la Cámara catalana, cuya presidencia caerá, previsiblemente, en manos de ERC.
Junqueras acaricia la idea de que imponer, en esa instancia de la Cámara, el acatamiento de la ley, de no forzar el reglamento y, en consecuencia, de no facilitar una investidura en la distancia de Puigdemont. Pretendería, de este modo, evitar un nuevo 'choque de trenes', de tan nefastos resultados para el independentismo. Sería una venganza largamente meditada. Algunos dirigentes de ERC ya se han pronunciado públicamente en esta línea, a la espera del consejo de los letrados. Con el informe conocido este lunes, se cargan de argumentos para dejar a Puigdemont en la estacada.
Esta vía acarrea algunos inconvenientes. Cerrarle el paso al líder del JxCat podría conducir a una situación de bloqueo y, de nuevo, a las urnas, algo que los republicanos rechazan porque temen un retroceso aún mayor que el 21D. La militancia secesionista quizás tampoco entendería ampliamente esta decisión, algo que preocupa en el republicanismo.
Presencia 'imprescindible'
Los letrados del Parlament han dejado bien claro que no es posible la investidura presidencial de un candidato por vía telemática o por persona interpuesta. El informe de los servicios jurídicos de la Cámara es taxativo: Es 'imprescindible' que el candidato a la Presidencia esté presente en el hemiciclo durante el debate de investidura.
El documento de los técnicos del 'Parlament' no es vinculante, como ya quedó demostrado en la práctica durante las tumultuosas sesiones de los días 6 y 7 del pasado septiembre. Todo queda en manos de la Mesa de la Cámara que tendrá mayoría independentista y, previsiblemente, estará presidida por un diputado de ERC.
Oriol Junqueras tendrá, en suma, la capacidad de decidir si se salta el texto de los letrados o lo asume religiosamente. Fuentes republicanas aseguran que no tiene tomada una decisión al respecto ya que por ahora las negociaciones entre el PDECat y ERC, muy acaloradas,se centran en despejar las dudas sobre la persona que sucederá a Carme Forcadell como presidenta de la Cámara. Los letrados han dejado abierta la posibilidad de que, en la constitución del Parlament pueda recurrirse al voto por delegación, pese a mostrarse contrarios a esta posibilidad. Podrían hacerlo los dirigentes presos, pero no así los fugados en Bruselas, que han presentado todos ellos sus credenciales para recibir el acta de diputado. Cinco votos menos para el secesionismo, salvo que decidan renunciar y permitir así que corra la lista. Horas de tensión, nervios y negociaciones aceleradas. El miércoles, la Mesa de la Cámara estará formada. No se sabe aún ni cómo ni con quienes.
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