El PSOE está encendido. Ferraz se ha convertido en una especie de laboratorio de planificación militar. Y el ministro de Transportes, Óscar Puente, es el soldado estrella. El cuartel general socialista, según ha sabido este diario, ya prevé que, con el ambiente de crispación instalado en la política española y alimentado por los dos principales partidos, las agrupaciones del país pedirán sí o sí la presencia del exalcalde de Valladolid para animar los mítines. Especialmente en las elecciones europeas, de claro componente nacional.
Las vascas del 21 de abril y las catalanas del 12 de mayo son otro cantar. Pero tampoco se descarta alguna intervención del controvertido Puente, en el punto de mira tras sus últimos excesos en X, como tildar a la pareja de Isabel Díaz Ayuso de "testaferro con derecho a roce". El ministro sigue haciendo uso de su estilo directo y soez en redes, pese a que el propio presidente del Gobierno le aconsejó que dejara la gestión de sus redes en manos de profesionales. No solo señala a adversarios políticos, también a determinados medios de comunicación.
Precisamente el aterrizaje de Puente en el aparato socialista, está en la ejecutiva desde mediados de enero, se debe a una estrategia del partido para contratacar la ofensiva argumental del PP, especialmente de la presidenta madrileña. En Ferraz y en Moncloa estuvieron dándole vueltas a la cabeza. ¿Cómo desarticular y contestar los mensajes del PP de Madrid, ("me gusta la fruta", "que te vote Txapote"...)? Pues con un perfil igual de duro (o más). Y Óscar Puente encaja perfectamente. Cabe recordar que ya fue portavoz de la ejecutiva del partido entre 2017 y 2021, y de la que salió tras algunos excesos.
El fulgurante ascenso de Puente
El fulgurante ascenso de Óscar Puente tiene muchas implicaciones. Se esperaba que el exalcalde de Valladolid, que intervino en nombre del Grupo Socialista durante la investidura de Alberto Núñez Feijóo, fuera el pararrayos político del presidente. Puente, con un marco perfil político, absorbe buena parte de los golpes que se está llevando el Gobierno en esta Legislatura, como hizo en su día uno de sus predecesores en el ministerio: el ex secretario de Organización del PSOE José Luis Ábalos. No obstante, Puente es más duro aún que Ábalos. Él mismo marca la diferencia con respecto al defenestrado Ábalos cuando se le pregunta.
El PSOE vive convencido de que los decibelios no los ha subido él, sino el PP. Y, aunque oficialmente se hace un llamamiento a la calma y a la moderación, algunos de los principales rostros del partido se dejan llevar por el sentimiento. Los mensajes de Ferraz, además, están destinados a contratacar los de la derecha. "Si los grupos de WhatsApp de las familias se llenan con mensajes cuñados de derechas, nosotros intentamos dar lo mismo para los que son de izquierda. Queremos dar argumentos", explican las fuentes consultadas.
No obstante, entre algunos miembros de la Ejecutiva y del Gobierno comienza a instalarse cierta preocupación por la deriva de crispación. Algunas fuentes gubernamentales reconocen, en conversación con este diario, que al PSOE no le viene bien entrar al trapo y bajar al barro con la derecha. "No es nuestro estilo. Y nos gustaría poder hablar de nuestras políticas y de derechos, que es donde marcamos la agenda. Pero con esta deriva y desde el estallido del caso Koldo, estamos en modo zafarrancho. Lo que no vamos a hacer es quedarnos de brazos cruzados", apunta una alta fuente del partido.
En el partido comienzan a hacerse bromas sobre cuándo llegará el momento en el que Óscar Puente será la cara de las camisetas. En el horizonte está la posibilidad de pasar del 'perro sanxe' a alguna de las frases de Puente. El PSOE quiere que su ministro de Transportes sea una especie de nuevo icono pop. "Es que además gusta a los nuestros, que están cansados de recibir hostia tras hostia sin capacidad de respuesta", explican en el partido. Sánchez está orgulloso de su decisión. Puente es el engranaje perfecto para una legislatura con exceso de bilis y un Congreso de sordos y repleto de improperios.
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