El protocolo firmado hace tan solo un mes entre el PSOE y Podemos para pactar las declaraciones y filtraciones a la prensa ha saltado por los aires durante la polémica de la ley de libertad sexual. Aquel documento interno, que hablaba de “estrategia de medios conjunta”, debía sellar la coordinación del Gobierno para “hablar con una sola voz”. Pero ha demostrado su debilidad nada más empezar la coalición. El malestar en ambas formaciones es palpable. Cada partido achaca a la otra parte la responsabilidad del incumplimiento del acuerdo.
La ley del solo sí es sí impulsada por Irene Montero amenaza, además, con extenderse a otros ámbitos del Ejecutivo. Son al menos dos los ministros que en Podemos señalan como los responsables del enfriamiento. La primera es, sin duda, la vicepresidenta Carmen Calvo. El segundo es Juan Carlos Campo, ministro de Justicia.
Ambos, según fuentes de Podemos, “han intentado retrasar la presentación de la ley para después del 8 de marzo”, en una maniobra destinada a 'robar' a Montero uno de sus proyectos estrella, y son culpables de "incumplir" el acuerdo de Gobierno.
"Solo Iglesias y Echenique defienden a Irene Montero"
Todas las críticas sobre el borrador inicial del proyecto, un documento que según el PSOE tenía graves deficiencias, como adelantó en exclusiva Vozpópuli, han reflejado según Podemos la “instrumentalización” de la cuestión. La situación no está resuelta. Miembros del partido de Iglesias consultados vaticinan que “esto puedo ir a más”. Sin embargo, otros mantienen que la actuación de Irene Montero ha recibido críticas internas: “Solo la defienden Iglesias y Echenique”.
Sea como fuere, lo llamativo es que después de un mes de Gobierno, Podemos y PSOE se enzarzan en declaraciones y ataques mutuos en los medios. Más allá de las filtraciones de unos y otros, el pasado martes el vicepresidente Pablo Iglesias insinuó que el ministro de Justicia y sus colaboradores cuestionaron aspectos de la ley de seguridad sexual de Montero por "machismo frustrado".
Esta frase ha molestado profundamente a los socialistas, que reivindican el feminismo como uno de sus valores fundamentales. Adriana Lastra y la propia Calvo han contraatacado afirmando que "no hay ministros machistas". Y Pablo Echenique ha echado leña al fuego: "Cuando las mujeres redactan una ley, parece que hace falta que venga un machote y diga: 'Venga, yo te arreglo la ley, yo te explico cómo hay que hacer las cosas'". En plena tormenta, Iglesias ha intentado apaciguar los ánimos en la tarde del miércoles afirmando que todos los miembros del Ejecutivo son feministas.
Efecto Salvini y 'Calvini'
El documento firmado por Sánchez e Iglesias en el arranque del Ejecutivo contemplaba una “estrategia de medios conjunta”. Y rezaba: “Los miembros del Gobierno de coalición se comprometen a mantener una estrategia de comunicación coordinada y compartida respecto de las iniciativas y acciones que desarrollen en los ámbitos de gestión que asuman en el Gobierno progresista de coalición”.
Ese texto también añadía que “los ministros respetarán su ámbito competencial propio y evitarán opinar o dar publicidad a proyectos de otros ministerios”, en el marco de una colaboración general. “Las discrepancias que se produzcan dentro de la coalición de gobierno serán objeto de debate para la búsqueda de posibles soluciones en la Comisión Permanente de Seguimiento del Acuerdo”, concluía el texto. Cabe señalar que dicha comisión brilla por su ausencia.
El incumplimiento del protocolo de colaboración es, por lo tanto, evidente. Sánchez quiso la aprobación de dicho texto por el temor al llamado "efecto Salvini", o sea, el peligro que Podemos, formación minoritaria de coalición, buscara visibilidad en los medios criticando el Ejecutivo del que forma parte. "Lo que estamos viendo es el 'efecto Calvini'", contraatacan en Podemos.
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