Política

Page se planta ante Sánchez y rechaza el cupo catalán: "No lo acepto como base de negociación"

El presidente de Castilla-La Mancha transmite al líder socialista en Moncloa que el acuerdo con Cataluña es "un concierto como la copa de un pino que se mira en el vasco"

Page ha dado su bofetón en Moncloa. El presidente de Castilla-La Mancha, el socialista Emiliano García-Page, se ha rebelado este viernes en Moncloa ante Pedro Sánchez. El dirigente castellanomanchego ha rechazado al acuerdo suscrito entre el Ejecutivo y ERC para dotar a Cataluña de un régimen fiscal a medida que, en la práctica, saca a la comunidad del régimen común. "No lo acepto como base de negociación", ha espetado.

Page, que ha estado reunido con Sánchez casi dos horas en el marco de las citas bilaterales que está emprendiendo el presidente con los presidentes autonómicos, ha asegurado que el trato que permitió la investidura de Salvador Illa es "un concierto como la copa de un pino que se mira en vasco". "Hay que llamar a las cosas por su nombre", ha remachado. El presidente de Castilla-La Mancha ha vuelto a ir contracorriente. Cabe reseñar que la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda ha rechazado en varias ocasiones que el acuerdo sea un cupo.

Page ha rechazado la convocatoria de la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera, porque "no puede ser el órgano definitivo para pactar". "El 50% de decisión la tiene el Gobierno, en cuanto alguna autonomía esté de acuerdo con la propuesta del Gobierno ya tienen mayoría", ha advertido el líder de los socialistas castellanomanchegos. Pese al morbo de la cita, al tratarse del encuentro de dos adversarios íntimos, Page le ha restado importancia: "Ha sido muy respetuoso y cordial. Seguramente el PP dirá que poco más o menos esperaría que viniera aquí con una bomba lapa para dejarla en Moncloa. Estamos acostumbrados ya a escuchar bobadas".

Las federaciones socialistas más críticas con el pacto fiscal para sacar a Cataluña del régimen común de financiación ya se mueven. Las fuentes consultadas en cuatro de ellas (Madrid, Extremadura, Castilla-La Mancha y Aragón) no concretan sus planes, pero reconocen de forma velada que plantearán un desafío al líder socialista con un frente común que aborde el tema de marras en el 41 Congreso Federal que se celebrará en Sevilla los próximos 29, 30 de noviembre y 1 de diciembre. Y Ferraz apunta directamente a Emiliano García-Page como urdidor de esa hipotética rebelión.

El objetivo de esta corriente de contestación interna es lograr un documento consensuado con la ponencia que deje negro sobre blanco la postura oficial del PSOE sobre la financiación de las Comunidades Autónomas. Pero, en caso de que no se logre un acuerdo, algunos barones avisan de que habrá ruido. E incluso algunas fuentes consideran que este ruido pueden tener éxito y horadar el férreo liderazgo de Sánchez sobre su partido.

Hace tiempo que entre Pedro Sánchez y Emiliano García-Page se puede cortar la tensión con un cuchillo. Tras años de escalada por los coqueteos del líder socialista con el independentismo, la guerra es ya una realidad. El detonante, como no podía ser de otra manera, ha sido el pacto fiscal suscrito entre el Ejecutivo y ERC para sacar a Cataluña del régimen común con un sistema de financiación a medida, más parecido al concierto vasco que otra cosa.

El presidente del Gobierno dio orden este verano de derribar a su adversario castellanomanchego con el altavoz monclovita, a quien propinó un sonoro tortazo hace poco más de un mes, durante el balance de fin de curso en Moncloa: "La noticia sería que diera una rueda de prensa apoyando al Gobierno", dijo en respuesta a las duras críticas del líder de los socialistas castellanomanchegos al acuerdo con ERC y a las hostilidades que anunció en nombre de su gabinete contra el texto. Castilla-La Mancha se ha convertido en una federación rebelde a ojos de Pedro Sánchez que hay que neutralizar.

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