Política

PAR, el partido de derechas que rescata al PSOE por segunda vez en Aragón

La historia democrática de Aragón no se entiende sin el Partido Aragonés, que nació con vocación hegemónica y ha terminado desangrado por luchas internas y casos de corrupción. Con sus tres diputados ha vuelto a decidir el futuro Ejecutivo de la comunidad

La historia democrática de Aragón no se entendería sin el PAR (Partido Aragonés). La formación regionalista ha influido en casi todos los gobiernos desde la restauración de la autonomía. Su poder, ahora menguante, ha sido absoluto. Y aunque se define como una formación de centro derecha, el PAR ha rescatado al PSOE por segunda vez en los últimos 20 años.

El acuerdo que el PAR ha firmado con Javier Lambán ha dinamitado el pacto de derechas que PP y Ciudadanos tenían prácticamente cerrado. Es un movimiento arriesgado, que deja al barón socialista a un paso de la reelección cuando parecía tenerlo todo perdido.

La mayoría a la que aspira Lambán todavía es complicada, sobre todo por las reservas de Ciudadanos. Pero tiene opciones a su izquierda para pelearlo. Y, sobre todo, es el único aspirante con posibilidades reales de ser presidente.

Tres diputados y 658 concejales

El PAR, con tres diputados, se asegura una consejería en el futuro Gobierno, probablemente Industria. Y lo normal es que se lleve un buen puñado de alcaldías que le va a entregar el PSOE a cambio del salvavidas. El líder del partido, Arturo Aliaga, se ha mostrado satisfecho, a pesar de que las aguas bajan revueltas en el seno de su partido por esta decisión.

No hay una sola manera de definir al PAR. Es una formación que quiso ser hegemónica en Aragón y ha acabado destrozada por las luchas internas y algunos casos de corrupción. El PAR es una formación con escaso músculo. El 26-M obtuvo 658 concejales y tres diputados en Cortes, tres menos que en la anterior legislatura. Pero que ha vuelto a arreglárselas para determinar el próximo Ejecutivo con un movimiento que pocos esperaban, pero que es marca de la casa.

Hubo un tiempo que no fue así. El PAR lideró dos gobiernos autonómicos a finales de los ochenta y principios de los 90. Fueron años de enorme inestabilidad política en la comunidad. Las traiciones políticas, el transfuguismo y las presiones empresariales desangraron el partido. En la III legislatura, entre 1991 y 1995, Aragón tuvo tres presidentes: uno del PAR y dos del PSOE.

La llegada del PP a la Diputación General de Aragón (DGA) de la mano de Santiago Lanzuela en 1995 hacía presagiar una larga época de gobiernos PP-PAR. Los regionalistas están posicionados en el centro derecha por sus propuestas económicas y culturales. Defienden una presión fiscal moderada y la colaboración público privada.

Las diferencias ideológicas con el PSOE, que existen, no les han convertido en formaciones antagónicas. Todo lo contrario. Son más bien viejos conocidos. En 1999, cuando todo hacía presagiar un nuevo Gobierno PP-PAR, los aragonesistas comandados por la figura irrepetible de José Ángel Biel se zafaron de un Lanzuela que seguramente les ninguneó y humilló en la recta final de la legislatura. Y dieron el Gobierno al socialista Marcelino Iglesias.

Iglesias y Biel; PSOE y PAR en coalición, lideraron el Ejecutivo más estable de la historia de Aragón. Tres legislaturas consecutivas con sus luces y con sus sombras. Fueron los años de la Expo de Zaragoza, el desarrollo de la estaciones de esquí como motor turístico, la plataforma logística PlaZa o los depuradoras.

La corrupción que rodeó a algunos de esos proyectos acabó en los tribunales y salpicó a consejeros del PAR. Biel, convertido hoy en poder fáctico lejos de los focos, supervisó entonces la creación de las comarcas. El escalón más bajo de la Administración, que se convirtió de facto en una red clientelar.

Guerras de sucesión

Dicen que los congresos del PAR se decidían por el dinero que se invertía en cada comarca: “Te he dado esto, ahora me votas”. La era Iglesias-Biel acabó. Y regresó el PP de Luisa Fernanda Rudi, que tampoco olvidó al PAR. Rudi le entregó la presidencia de las Cortes. Y el partido pasó a presentarse en coalición con el PP a las generales.

Hubo guerras por la sucesión de Biel y una salida masiva de militantes y cargos. Muchos de ellos terminaron en Ciudadanos, el partido al que ahora le niega el Gobierno.

El PAR no repitió coalición con el PP el 28-A. Y ha sacado el peor resultado de su historia el 26-M. Pero sus tres diputados son imprescindibles para el complejo pero previsible pacto de derechas con PP, Ciudadanos y Vox. Cuando peor lo tenía Lambán, el PAR se ha desmarcado de la lógica y ha vuelto a rescatar al PSOE.

El acuerdo es insuficiente para formar Gobierno, pero cortocircuita la coalición de derechas. El PAR sigue menguando, pero ha vuelto a decidir. La duda es si sobrevivirá para contarlo cuando termine la legislatura

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