Paz Esteban López (1958) rompe hoy el último techo de cristal que quedaba en el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), al convertirse en la primera mujer en dirigir los servicios secretos tras el final del mandato de Félix Sanz Roldán, quien será cesado en el Consejo de Ministros.
La ley del CNI estipula el cese automático de un director del CNI cuando concluye su mandato de cinco años, a semejanza del Defensor del Pueblo o el presidente del Banco de España, tal y como establece la norma reguladora de los servicios secretos que aprobó el Gobierno de Aznar en 2002.
El artículo 10 de la citada ley señala que la persona al frente de la Secretaría General del CNI "sustituirá al Director en los casos de ausencia, vacante o enfermedad". La segunda de estas posibilidades es la que se aplica ahora tras el cese automático de Sánz Roldán al concluir su segundo quinquenio.
Una de las máximas de todo agente secreto es el anonimato. Y Esteban López la ha cumplido a rajatabla: de ella sólo hay una fotografía en Internet
El Gobierno de Pedro Sánchez, al estar en funciones, tiene las manos atadas y no puede nombrar un sustituto para el hasta hoy director del CNI hasta que logre la investidura. El que Esteban quede al frente del CNI es una situación interina -como lo es la de Francisco Fernández Marugán, quien lleva como Defensor del Pueblo en funciones desde hace dos años-, pero ella pasará a la historia de la Casa como la primera mujer que se puso al frente de esta institución.
Una de las máximas de todo agente secreto es el anonimato. Y Esteban la ha cumplido a rajatabla. Pese a ser la 'número dos' del CNI desde noviembre de 2017, de ella sólo hay una fotografía en Internet, la que encabeza esta noticia. Fue el día que asumió el cargo de secretaria general de los servicios secretos españoles en una ceremonia presidida por la entonces vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el director del CNI.
Esteban sustituyó en el puesto a Beatriz Méndez de Vigo -hermana del portavoz del Gobierno en esos momentos- y se convirtió en la quinta mujer en ejercer esta importante posición en la jerarquía del CNI. De hecho, han sido solo mujeres las que se han sucedido en este cargo creado en 2002, al que por ley sólo pueden acceder los funcionarios de centro. La primera fue María Dolores Vilanova por decisión de Jorge Dezcallar.
Ingresó en 1983 con Manglano
Esta licenciada en Filología y Letras por la Universidad Autónoma de Madrid es una funcionaria de largo recorrido en la Casa, pues ingresó en el otrora Centro Superior de Información de la Defensa (CESID) en 1983, con apenas 25 años de edad.
Su temprana llegada a los servicios secretos españoles se produjo de la mano del general Emilio Alonso Manglano, en plena renovación del CESID tras el golpe de Estado del 23-F de 1981 y la conspiración golpista de octubre de 1982 en vísperas de las elecciones que dieron la victoria al PSOE.
Aunque Esteban se especializó en inteligencia exterior, nunca ejerció como agente de campo ni estuvo destinada fuera de España. En sus inicios dentro del CESID elaboró informes sobre la permanencia de España en la OTAN, antes del referéndum de 1985, y a partir de 2004 volcó su trabajo hacia actividades estratégicas desde puestos directivos. En 2010 se convirtió en la jefa del Gabinete técnico de Sanz Roldán y hace dos años dio el salto al puesto de secretaria general, el número dos del organigrama del CNI.
En diversos círculos se dio por hecho en 2017 de que este nombramiento respondía al intento del general por zanjar las discrepancias que le enfrentaban a Beatriz Méndez de Vigo, pero fuentes del CNI se apresuraron a desmentirlo, asegurando que fue esta última la que solicitó un cambio de puesto, toda vez que llevaba cinco años ocupando el mismo cargo.
Esteban conoce bien cuál ha sido la evolución de estos últimos años. ETA ha desaparecido y contra el terrorismo de origen yihadista ya hay una estructura acorde para hacerle frente. Atrás quedaron las carencias detectadas tras los atentados del 11-M hace quince años. En la pasada legislatura, el Gobierno de Rajoy aprobó la contratación de 500 nuevos agentes para combatir el yihadismo, lo que elevó la plantilla del centro de espionaje por encima de los 4.000 miembros.
Los candidatos a la sucesión
Los dos quinquenios consecutivos de Sanz Roldán han tenido luces en la lucha contra el terrorismo etarra y yihadista, pero también sombras en los últimos años en los que el CNI ha estado en el disparadero por su falta de previsión con las urnas del referéndum ilegal en Cataluña, las acusaciones del comisario José Manuel Villarejo y los escándalos mediáticos de Corinna zu Sayn Wittgenstein o Francisco Gómez, el 'pequeño Nicolás'.
Sobre los posibles nombres para dirigir el CNI, en los últimos meses se ha hablado de Esperanza Casteleiro, quien fuera número dos de los servicios secretos en la etapa de Alberto Saiz y que en la actualidad es la jefa de Gabinete de la ministra de Defensa, Margarita Robles, quien podría ejercer de 'madrina' si continúa al frente de este ministerio, del que depende orgánicamente el CNI.
La otra candidata 'histórica' para convertirse en la primera mujer al frente del CNI es Elena Sánchez, quien ya fue mano derecha de Sanz Roldán de 2009 a 2012. Pero hace un año fue elegida por Patricia Botín para llevar el departamento de Seguridad e Inteligencia del Banco Santander y "difícilmente se va a complicar la existencia", apunta una fuente que conoce las interioridades del CNI.
En parecidas circunstancias se encuentra Miguel Ángel Sánchez San Venancio, un histórico del CNI con amplios conocimientos de la lucha antiterrorista, y que desde 2016 es el director de Seguridad Corporativa de Telefónica a las órdenes de José María Álvarez-Pallete. Un puesto muy cómodo y bien remunerado, a diferencia de la Casa, donde cada director tiene la sensación de que conspiran contra él desde el primer día que asume el cargo.
Las dos almas del CNI
En el CNI conviven dos almas, la de los militares y la de los civiles, en el que casi siempre han ganado los primeros. La estructura y la presencia de militares y guardias civiles en el CNI ha sido determinante e intentarán promocionar a un candidato de ese estamento. Una opción es el general Miguel Ángel Ballesteros, quien lleva casi un año en La Moncloa como director general del Departamento de Seguridad Nacional (DSN) por decisión del propio Sánchez.
En el otro bando predomina la tesis de que el nuevo director del CNI tiene que ser un administrador civil, alguien que gestione mejor los recursos internos y que se preocupe más por los problemas de la sociedad y no sólo los de Interior y terrorismo.
Ahí entra en escena el desafío independentista de Cataluña, que tantos desvelos provoca en los servicios secretos y en el que ha habido fallos sonoros como la no interceptación de las urnas que se utilizaron en el referéndum ilegal del 1-O de hace casi dos años o la huída de Carles Puigdemont a Bélgica en un maletero.
El perfil más idóneo para el regreso de un director civil a la Casa sería alguien ajeno a los servicios secretos, con buena formación jurídica, que conozca bien el mundo de la política y, a ser posible, que esté familiarizado con el problema de Cataluña. Pero en ese retrato robot aún no hay candidatos.
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