Pedro Sánchez está preocupado. El líder del PSOE vislumbra el Congreso Federal más convulso desde que dirige el partido. Y todo porque se ha impuesto a varias federaciones que pretendían adelantar sus propios congresos autonómicos para llegar al gran cónclave de Sevilla, que se celebrará del 29 del noviembre al 1 de diciembre, con sus liderazgos ya resueltos. Pero Sánchez lo ha impedido.
El aparato socialista quiere colocar en algunos territorios a sus particulares delfines. La planta noble de Ferraz está promoviendo candidaturas alternativas en territorios como Madrid. Fuentes de esa planta admiten la contienda interna en la federación más problemática de España. Y algunas direcciones señaladas, en conversación con este diario, lanzan un aviso al jefe: "Está débil para meterse en líos". Los cargos socialistas empiezan a oler sangre en Moncloa y lo van a aprovechar. Sánchez está en el centro de una tormenta perfecta; asediado por los escándalos que le rodean en Moncloa y por la consiguiente contestación interna.
Esta semana ha servido a algunos barones para alzar la voz con más vehemencia si cabe. Quien grita más fuerte de todos es el secretario general de Castilla y León, Luis Tudanca, quien se ha embarcado en una guerra con el secretario de organización, Santos Cerdán, de incierto final, a quien acusa de impedir a los militantes elegir a su líder en primarias y de promover otros nombres para enterrarle. Este mismo miércoles también levantó la mano en público el líder en Madrid, Juan Lobato, quien compartió los lamentos de su colega castellano y leonés por las filtraciones y las informaciones interesadas de Ferraz que solo buscan desestabilizar las federaciones.
El problema para Sánchez es que esta estrategia de amedrentamiento a sus compañeros empieza a no funcionarle, porque él cada día está más débil. Es un hecho. Basta escuchar la ristra de problemas que se le acumulan y acrecientan: la decisión de la Audiencia de permitir al juez Juan Carlos Peinado seguir investigando a Begoña Gómez por su relación con la Universidad Complutense y el empresario Juan Carlos Barrabés; la reciente tergiversación de Moncloa sobre el asunto; el cupo catalán; el peaje a Bildu en forma de rebaja de penas a los etarras condenados que han pasado por prisión en el extranjero. Todo ello no hay quien lo justifique ante los militantes, los simpatizantes y los votantes de buena parte del país. Los cuadros socialistas intermedios de media España están de uñas.
Por todo ello, Sánchez alienta la llegada de nuevas caras en las federaciones más incómodas. Las fuentes consultadas dan por seguro que habrá disputa interna por los tronos de Madrid y Aragón y que habrá participación directa de Ferraz. En la región capitalina, Lobato, que contó en su día con el favor de Sánchez, ha perdido ahora su respaldo. Se le acusa de ir por libre y contrariar la línea política de Moncloa. Toda una deslealtad que debe ser corregida. Aunque él mismo defiende su derecho (y necesidad) de hablar diferente al PSOE federal. Madrid es una comunidad eminentemente conservadora y debe diferenciarse de alguna manera si quiere derribar al PP de Isabel Díaz Ayuso.
Aragón es la otra punta de lanza. Todas las fuentes señalan que la ministra Pilar Alegría debe ser el relevo natural del expresidente Javier Lambán. Pero carece de los apoyos suficientes para tirarse a la piscina, ya que solo controla la delegación socialista de Huesca. Ni Zaragoza ni Teruel le son fieles. Ese es el motivo por el que, como ya contó este diario, su nombre suena para relevar a Cerdán al frente de la organización del PSOE.
Y aunque hay más dudas sobre lo que ocurrirá en Andalucía, algunas fuentes señalan que puede surgir una competición seria dentro de la propia federación pese a los movimientos recientes de un sector próximo a la expresidenta de la Junta y archirrival de Sánchez, Susana Díaz. Los críticos a la actual dirección ya se han organizado en torno a una plataforma denominada 'Bases Andaluzas Socialistas' y han anunciado que van a presentar una alternativa. Eso sí, la posibilidad de que la vicepresidenta María Jesús Montero baje más allá de Despeñaperros se da por descartada tras el sapo que ha tenido que tragar con la financiación a medida para Cataluña.
Extremadura es otro de los puntos calientes del mapa del PSOE. Allí, Miguel Ángel Gallardo venció en su día en primarias a Lara Garlito, que era la apuesta de la dirección federal. Ahora, al líder extremeño se le acusa de falta de integración. Pero más allá de ese asunto, cabe reseñar que tampoco sentaron bien en Ferraz sus reproches al pacto fiscal suscrito entre Moncloa y ERC para hacer a Salvador Illa presidente de Cataluña.
Santos Cerdán mantuvo un encuentro en septiembre con los secretarios de organización territoriales a quienes pidió que evitaran celebrar los congresos regionales en diciembre debido a las fiestas navideñas. Es más, pidió que escalonen los congresos regionales entre enero y febrero para poder celebrar dos por semana. De manera que Sánchez pueda repartirse. Si hay un congreso donde Ferraz no podrá meter mano pese a sus intentos de erosión del líder es el de Castilla-La Mancha, donde Emiliano García-Page, presidente de la comunidad, tiene asegurado el control precisamente por ostentar el poder. Algo similar a lo que le ocurre al propio Sánchez a quien, pese a todo, se le revuelven las aguas de su reelección por aclamación.
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