Pedro Sánchez logró este domingo su objetivo en Cataluña: que el independentismo no sumara mayoría absoluta y que su candidato, Salvador Illa, fuera el claro ganador de las elecciones. La victoria del PSC (42 escaños, 9 más que en 2021) fue toda una alegría en Moncloa, donde las encuestas de los últimos días situaban la diferencia con Junts (35 diputados) en apenas dos asientos. El presidente del Gobierno gana una batalla a los partidos independentistas, que sufrieron una severa derrota y perdieron la mayoría en el Parlament por primera vez desde el estallido del procés hace más de un década. El propio Illa anunció la apertura de una "nueva etapa" que él mismo quiere liderar "para todos los catalanes".
La suma de socialistas, ERC (20 escaños, 13 menos) y comunes (6) da el número mágico de la mayoría absoluta (68). Solo un cambio de última hora por el recuento del voto exterior en alguna provincia podría trastocar el tablero. Pero desde ya, los socialistas presionarán a los republicanos para que permitan un gobierno en solitario presidido por el exministro de Sanidad.
Si bien es cierto que ERC, que ha gobernado en solitario estos últimos años, se autodescartó para formar otro tripartito, como el que aupó a la presidencia a Pasqual Maragall: "Le toca al PSC y a Junts liderar la nueva etapa. Trabajaremos en la oposición", dijo el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. El otro ganador de la noche fue Carles Puigdemont, aunque tampoco logró su objetivo. "La candidatura que encabezo ha conseguido un resultado meritorio", dijo. Pero es consciente de que el secesionismo sufrió su primera gran derrota política pese a liderar la lista de los suyos.
Un éxito del "unionismo"
Junts reconoció el éxito de la estrategia "unionista" desplegada por el PSC. Y culpó a los otros dos grandes partidos independentistas (ERC y CUP) de no haber logrado resistir lo suficiente el empuje de los socialistas. No obstante, todo parece indicar que el expresidente catalán también presionará a ERC para impedir la presidencia de Illa y llevar a Cataluña a una situación de bloqueo con la aprobación de la amnistía en el horizonte. "Estamos en condiciones de construir un gobierno de obediencia catalana", dijo Puigdemont. Nadie descarta, ni en el PSOE ni en Moncloa, una posible repetición electoral. Pero el principal objetivo es que su candidato se siente en el Palau de la Generalitat.
Cabe tener en cuenta que cualquier opción de gobierno pasa por unas negociaciones que no se producirán antes de las elecciones europeas. El tablero catalán sigue siendo difícil. Y el riesgo de bloqueos entre partidos es alto. Solo es factible el tripartito entre el PSC, ERC y los Comunes (Sumar) pero Puigdemont puede reventarlo tumbando Pedro Sánchez en Madrid.
Pese a que ERC dio a entender que no formará una coalición de gobierno, todas las miradas están puestas en los de Oriol Junqueras, porque tienen la llave o bien del gobierno de Illa o bien de la repetición de elecciones. Sánchez despeja ya el camino hacia las elecciones europeas del próximo 9 de junio. El líder socialista toma impulso tras la prueba de las catalanas.
Sánchez, reforzado
Y Sánchez, en verdad, llegará reforzado a la siguiente campaña que se convertirá en un plebiscito sobre su continuidad en Moncloa tras el ínterin reflexivo en el que amagó falsamente con una dimisión tras la apertura de diligencias por parte de la Justicia para investigar a su mujer, Begoña Gómez, por supuestos delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios.
En cualquier caso, Junts seguirá teniendo el mando de la legislatura en el Congreso de los Diputados. Y seguirá usando su poder, en Madrid y en Barcelona, para seguir llevando a Sánchez donde quiere. Puigdemont hará valer su capacidad de veto a ese supuesto tripartito bajo la amenaza de hacer caer a Pedro Sánchez en Madrid. Por el momento, el PSC intentará resucitar el discurso del Estatut de 2006 y el reconocimiento nacional de Cataluña, como deslizó el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero recientemente en un mitin, para seguir robando voto al independentismo. En verdad, ese es el escenario más plausible para una votación que permita obtener respuesta a la secesión.
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