Pedro Sánchez retomará su actividad institucional a finales de mes. Y se irá lejos de España. Todo un síntoma de la difícil situación interna que atraviesa. El presidente del Gobierno ignora las críticas internas y los escándalos que le rodean y emprenderá una gira que le llevará a Mauritania, Senegal y Gambia. Aún no han trascendido los detalles del viaje. Es posible que el líder socialista comparezca ante la Prensa. Pero, hasta entonces, habrá mantenido un calculado silencio.
El jefe del Ejecutivo se desentendió de sus problemas en la rueda de prensa de balance de final de curso y evitó dar explicación alguna. No solo en lo relativo a la causa que afecta a su mujer, Begoña Gómez, tampoco dijo palabra alguna sobre las informaciones que afectan a su hermano. Y, del mismo modo, se limitó a celebrar el acuerdo con ERC que blinda la soberanía fiscal para Cataluña sin dar aclaración de ningún tipo. Desde entonces, no ha vuelto a dejarse preguntar.
El presidente se encuentra de vacaciones en la isla de Lanzarote junto a su familia. El matrimonio presidencial ha vuelto a elegir el Palacio de La Mareta, un regalo del rey de Jordania a Juan Carlos I. Sánchez y su mujer han decidido desconectar de toda la presión pública en este enclave. Lo que es casi seguro, según apuntan fuentes gubernamentales, es que el próximo 27 de agosto se celebrará el primer Consejo de Ministros del curso.
El año pasado, además de permanecer unos días en La Mareta, visitó Marrakech por sorpresa, provocando el enfado del Gobierno canario. En esta ocasión, la gira africana sí ha sido notificada al Ejecutivo del archipiélago. Es más, fuentes gubernamentales citadas por la prensa local aseguran que es posible que el presidente incluya a algún integrante del gobierno de Canarias. Esa gira estará enfocada en la presión migratoria. Sánchez ya visitó Mauritania en febrero de este año acompañado de la presidente de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.
Han pasado ya dos semanas desde que el juez Juan Carlos Peinado se desplazó a Moncloa para tomar declaración a Sánchez en calidad de testigo en relación a la investigación abierta a su mujer por la supuesta comisión de los delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios. El presidente se acogió a su derecho a no declarar. Pero en Moncloa aún esperan que las imágenes se difundan. Si no este verano, una vez arranque el curso político, cuando el Ejecutivo espera que se reanude la presión política, mediática y judicial contra él.
Sánchez calificó durante su comparecencia estival la testifical de Peinado de montaje patético. El presidente del Gobierno, pese a todo, eludió una vez más dar explicaciones sobre el tema de marras y volvió a insistir en que la investigación abierta a Begoña Gómez por sus relaciones con empresarios es un “no caso”. El jefe del Ejecutivo desplegó una vez más todo el potencial propagandístico de Moncloa.
La estrategia del presidente es defenderse parapetado en el escudo de la Presidencia del Gobierno. Es eso lo que, considera, está siendo atacado por Peinado y el resto de acusaciones. Por eso, decidió movilizar a la Abogacía del Estado para que interpusiera en su nombre una querella contra el togado por prevaricación. Su mujer, Begoña Gómez, también se querelló contra el titular del juzgado de instrucción número 41 de Madrid. Todos esperan que se archive el caso. Y, si no ocurriera, se activaría el plan para recusar al juez.
La única alegría política del verano es la investidura del exministro socialista Salvador Illa como presidente de la Generalitat de Cataluña. Pero Sánchez tiene enfrente un incendio. Su partido se ha revuelto por el facto fiscal que ha dado la llave del gobierno al PSC y que supone sacar a Cataluña de la financiación común. Algunos barones presionan para que el líder del PSOE también convoque una consulta a la militancia en caso de que no se llegue a un acuerdo entre la dirección y las federaciones del partido.
El gobierno aspira a que en septiembre vuelva la ‘normalidad’. La idea es recuperar impulso legislativo. En plata: que se hable de leyes y medidas y no de fango, como lo denomina el equipo de persuasión de Moncloa. Pero la amenaza de Carles Puigdemont de dejar al líder socialista cocerse solo también tiene inquietos a los diputados del PSOE. Se empieza a extender la sensación de que continuar así es un calvario insoportable. Y cada día se ve más probable la posible convocatoria de elecciones. Una vez más con el mantra de que la alternativa es mil veces peor.
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