Política

Sánchez abre frentes con los barones de Andalucía, Extremadura, Madrid, Castilla-La Mancha y Aragón

El presidente del Gobierno mantiene tensas relaciones con estas federaciones: bien por la línea política de Ferraz, bien por disgusto sobre su desempeño electoral

Las aguas en el PSOE comienzan a enturbiarse. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, abre frentes con cinco federaciones: Andalucía, Extremadura, Madrid, Castilla-La Mancha y Aragón. El líder socialista mantiene tensas relaciones con estas direcciones: bien por la línea política de Ferraz, bien por disgusto sobre su desempeño electoral. En el primer caso se enmarcan las ejecutivas aragonesa, extremeña y castellanomanchega. Y, en el segundo, la madrileña y la andaluza.

El último en atizar a Sánchez ha sido el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, el único en el poder. Por eso, su voz es más tenida en cuenta si cabe. Page sigue siendo muy critico con la ley de amnistía y con el peaje general que su partido está pagando por transitar la autovía de esta legislatura incierta. Para el dirigente toledano, la situación es tan insostenible que incluso llegó a sugerir a Sánchez que ejecute un adelanto electoral para "no eternizar lo inviable".

Pero antes se sumó el recién nombrado líder del PSOE extremeño. El golpe de los socialistas en esta comunidad el pasado 9-J no tuvo precedentes, ya que por primera vez el PP ganó las elecciones europeas a los socialistas. Y el secretario general, Miguel Ángel Gallardo, no tardó en señalar a Moncloa por su política con los independentistas. El líder del PSOE extremeño culpó directamente a la amnistía de la derrota el 9-J: "En Extremadura no gusta, a mí tampoco".

En este contexto tan álgido falta por pronunciarse en profundidad el todavía líder de los socialistas aragoneses y senador por esta comunidad, Javier Lambán. El expresidente aguarda, una vez celebradas las elecciones europeas, el momento exacto para explayarse. Pero su entorno, en conversación con este diario, advierte de que será duro. "Por estar en campaña electoral, decidió no opinar. Pero lo hará en los días y semanas posteriores", explica.

Lambán tampoco comparte la línea política de Ferraz. Y, casi siempre que ha tenido ocasión, lo ha dejado claro. La última vez fue en la presentación de su libro, donde fue apoyado por el expresidente Felipe González tras ser sancionado por no votar en la Cámara Alta a favor de la medida de gracia.

La situación en Madrid y en Andalucía es diferente. Tanto Juan Lobato como Juan Espadas fueron fichas movidas por Ferraz. Pero al presidente se le está agotando la paciencia con ambos, que llevan casi tres años al frente de sus federaciones. Ferraz ya señala abiertamente el "agujero" de Madrid y el "gran problema" de Andalucía. Los dos 'juanes' están siendo señalados y, según las fuentes consultadas en el partido, harían bien en prepararse para una embestida que les descabalgue.

Es más, en el PSOE andaluz ya se mueve la expresidenta Susana Díaz, quien metió el dedo en la yaga para restregar a Sánchez y a Espadas que ahora firmarían sus resultados de 2018. El PP gana con normalidad en cada elección en Andalucía desde que Juanma Moreno es presidente. Y eso preocupa mucho en un partido que siempre vio más allá de Despeñaperros uno de sus graneros de voto más importantes junto con Cataluña.

En Madrid ocurre más de lo mismo. Poco importa que, en efecto, Juan Lobato haya mejorado los resultados regionales respecto al 23-J (+0,31 %). Pero hay sectores 'sanchistas' del PSM que buscan la caída de Lobato. En Moncloa recelan ya tanto del secretario regional autonómico que se le está buscando remplazo en el próximo congreso de la federación socialista más convulsa del país. Las fuentes consultadas en Ferraz apuntan hacia el líder del PSOE madrileño "Hay preocupación por el agujero que tenemos en Madrid", explican estas fuentes.

La crisis del PSOE de Madrid se ha convertido algo perenne. El partido va camino de los 30 años fuera del Gobierno de la Comunidad y de la Alcaldía de la capital. Y no hay visos de que se pueda revertir la tendencia a corto plazo. La militancia está desmovilizada y el rechazo a la amnistía ha generado problemas a algunas agrupaciones, cuyos locales se ven habitualmente vandalizados con pintadas. La medida de gracia como termómetro de un PSOE que parece abrirse en la España donde la ley no gusta.

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