Que Pedro Sánchez tiene baraca es una conversación recurrente en círculos políticos. Bien por su propia habilidad, bien por los errores de sus adversarios, lo cierto es que el presidente del Gobierno casi siempre recibe oxígeno cuando le vienen mal dadas. Por eso, el líder socialista, que acampará en Galicia los próximos jueves y viernes, explotará el 'indulto' que contempla el líder del PP a Carles Puigdemont. Sánchez está lanzado a nacionalizar los úiltimos días de campaña antes de las elecciones de este domingo para tapar el lío del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, con la Guardia Civil tras el asesinato de dos agentes este fin de semana en Barbate (Cádiz).
Sánchez, en efecto, situará la disputa electoral gallega en clave nacional con el objetivo de movilizar a los votantes socialistas. El convencimiento de Ferraz es que solo si se mueven en esas arenas son capaces de arrastrar a los suyos a votar. "Las autonómicas se nos dan mal. No movilizamos a los nuestros como en las generales, así que nos viene muy bien una campaña nacional", explica a este diario una fuente de peso en la planta noble de Ferraz.
La polémica declaración del líder del PP a periodistas en conversación informal ha eclipsado el debate político y está quitando foco al gran malestar de las asociaciones profesionales de la Guardia Civil con el ministro del Interior, a quien señalan por no haber facilitado los medios necesarios para que el grupo de agentes que sufrió la embestida de la narcolancha fuera más protegido.
Las autonómicas se nos dan malFuentes socialistas
El coste, a priori, no es tan grande para los socialistas gallegos, ya que como ellos mismos reconocen, el candidato. José Ramón Gómez Bestiero, está poco asentado y necesita recorrido aún en la política regional para carburar al máximo. Por eso, en Ferraz y en Moncloa creen que la mejor manera de competir es con la agenda de Madrid: amnistía arriba y abajo. Y el PP ha ayudado como no esperaban en el PSOE. El presidente sale a defenderla sin la convicción del comité federal de finales de octubre, pero igualmente determinado.
El problema para Ferraz es que las elecciones llegan en un momento tenso en las relaciones entre el PSOE y Junts. La ley fue rechazada la semana pasada por el pleno del Congreso con el voto en contra de los de Carles Puigdemont, que están empeñados en borrar por completo el terrorismo como exclusión de la norma y también el delito de traición; los dos que rodean al expresidente catalán y a más de dos docenas de independentistas (CDR y Tsunami). El PSOE se niega, porque cree que la ley, tal y como pide Junts, no pasaría ni el filtro del Constitucional ni el del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
Los dos escaños en liza
Ahora, el PSOE y Junts trabajan en encontrar una solución intermedia. En Moncloa creen que se terminará llegando a un acuerdo en los próximos quince días en la comisión de Justicia del Congreso, donde ha vuelto la ley, porque hay mucha presión en Cataluña para amnistiar a las decenas de personas pendientes de juicio. En cualquier caso, las negociaciones se pueden dilatar hasta un mes.
Fuentes de la ejecutiva socialista reconocen que la implosión de su izquierda revienta sus opciones en Galicia, donde las candidaturas de Podemos y Sumar les quita dos escaños, en Coruña y Pontevedra. "Perdemos alrededor de un 5% del voto que suponen dos escaños", sintetizan fuentes del partido a este diario.
Lo cierto es que Ferraz llegó a tantear a los de Yolanda Díaz para concurrir juntos en las elecciones gallegas antes de la implosión del partido de la vicepresidenta. En el PSOE vivían con la esperanza de desbancar al PP. Pero la división lo empieza a imposibilitar casi por completo. Sumar es frágil en Galicia y Yolanda Díaz no tiene buen recuerdo de los últimos comicios gallegos: Galicia en Común-Anova-Mareas no sacó ningún diputado. Los navajazos y las escisiones les aniquilaron.
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