Pedro Sánchez cierra con polémica su gira africana. El presidente del Gobierno ha originado un incendio en el seno de su gabinete de coalición por sus bandazos sobre inmigración. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, de Sumar, ha olido sangre tras el giro del líder socialista, que en 24 horas ha pasado de alentar la inmigración ordenada a ver "imprescindible" el retorno de los irregulares para enviar un mensaje de advertencia a las mafias.
El socio menor del Ejecutivo, tras constatar los aplausos de la oposición a las palabras de Sánchez, ha cargado contra el presidente. "Seguir las mismas recetas en migración que la derecha es un fracaso y un error. Nuestras políticas tienen que ser de acogida y de solidaridad, no de deportaciones masivas. Hablamos de derechos humanos", espetó este jueves en la red social X. Todo una una señal del golpe que se ha llevado Sánchez.
El cambio discursivo del presidente se produjo horas después de que el canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Sholz, anunciara que aceleraría las deportaciones de inmigrantes irregulares tras el atentando yihadista de Solingen y de que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, reprochara al líder del PSOE no llevar este tema en su agenda. Y lo cierto es que ha pillado por sorpresa, porque el tono con el que Sánchez ha abordado la inmigración ha sido positivo desde el arranque de su gira.
No obstante, fuentes gubernamentales consultadas por este diario explican que esta gira estaba diseñada desde hace meses, antes del verano y que "no se ha cambiado ni una coma” en los mensajes previstos lanzados por el jefe del Ejecutivo.
Las discrepancias públicas de ambos socios disparan las dudas sobre la política migratoria que pueda efectuar el Gobierno. Si bien es cierto que la ministra del ramo, Elma Saiz, es socialista, cualquier medida que necesite contar con los votos de Sumar en el Congreso puede descarrilar. Sumar, que lleva tiempo desdibujado y sin capacidad para marcar la agenda no ha querido dejar pasar la oportunidad de atizar al presidente del Gobierno para diferenciarse del PSOE en un contexto difícil.
Díaz ha perdido toda fuerza en el Gobierno y el liderazgo que tuvo en sus inicios. Nadie en Moncloa la tiene en consideración. La vicepresidenta segunda ha perdido todo el peso que llegó a tener. La integrante de Sumar ha pasado en menos de tres años de arrastrar todas las miradas a pasear sola en el Congreso, sin apenas prensa acompañándola.
El fracaso de las elecciones europeas terminó haciendo saltar por los aires. Y la vicepresidenta segunda dimitió de sus cargos para dedicarse por completo a su labor en el Gobierno, aunque apenas 24 horas después reculó tras constatar el lío que provocó su decisión y explicó que no se iría del todo; que seguiría siendo la cabeza visible de la izquierda a la izquierda del PSOE. Al menos, en el Gobierno. Aunque en el PSOE la dan ya por amortizada.
Por todo ello, Yolanda Díaz intenta desesperadamente hacerse notar. Ese es el motivo por el que pidió a Sánchez que pase de las palabras a los hechos y apoye la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que se tramita en el Congreso para regularizar a más de medio millón de inmigrantes que lleva tiempo trabajando en España pero que carecer de documentación. Esta propuesta, que fue admitida a trámite por todos los partidos salvo Vox, llegó a la Cámara Baja avalada con la firma de 700.000 personas.
La inmigración ha escalado ya al cuarto puesto de las principales preocupaciones de los españoles. El último estudio publicado por el Centro Investigaciones Sociológicas (CIS) el 12 de julio confirma la inquietud de los ciudadanos por el auge de la población inmigrante en sus calles. Los encuestados manifestaron que esta cuestión les afecta personalmente y lo consideran uno de los principales problemas en nuestro país.
Un mes antes, en junio, la inmigración se posicionaba en el decimoséptimo puesto. En ese lapso se produjo la ruptura de los gobiernos autonómicos del PP y Vox por el reparto de casi 400 menores extranjeros desde las Islas Canarias. Precisamente, tanto el archipiélago como la ciudad autónoma de Ceuta están sufriendo este verano una presión sin apenas precedentes. La llegada de inmigrantes es una foto más del paisaje de estos lugares. Y las autoridades locales no hacen más clamar por la ayuda y la solidaridad del resto de territorios del país. Solo en lo que va de año, el crecimiento de inmigrantes llegados a las Islas Canarias por vía marítima ha aumentado de 7.213 inmigrantes a 19.257 inmigrantes, un 167% más.
En todo esto cabe considerar el papel de Marruecos. Fuentes diplomáticas explican que a España le unen muchos más lazos, económicos, políticos, de seguridad y defensa y territoriales con Rabat que con cualquier otro país de África. Pero la guerra en Ucrania está provocando un movimiento masivo de migrantes hacia Europa por los problemas de suministro y alimentación y el control de fronteras y de flujos se antoja fundamental. España no puede permitirse una situación si quiera parecida a la crisis de 2021 provocada por Rabat y que puso a Ceuta y Melilla contra la espada y la pared.
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