La presidenta andaluza mantuvo bien informados a varios presidentes de grandes empresas de la ofensiva con la que pensaba liquidar a Pedro Sánchez en el comité federal celebrado el fin de semana. Los máximos responsables de Telefónica, de CaixaBank, del BBVA y de otras destacadas referencias del Ibex, no conocían al detalle los vericuetos que esconden los Estatutos socialistas ni la media docena de reglamentos que los desarrollan, pero sí estaban al tanto de la opinión de Susana Díaz sobre las temibles trampas que albergan para cazar a todo un secretario general del PSOE tan resistente pero, al mismo tiempo, tan débil como el que ha tenido este partido desde hace 26 meses: esta vez todos le daban por muerto.
Los presidentes de grandes empresas conocieron por anticipado el triste final que le aguardaba el sábado a Sánchez
Algunos de los contactos que ha mantenido la presidenta andaluza con empresarios y banqueros en el último mes para transmitirles su confianza en que, esta vez sí, iban a presenciar la traca final, eran conocidos por Pedro Sánchez y sus principales asesores económicos. De otros, en cambio, no tuvieron noticia. De hecho, en los últimos quince días se había sometido a Susana Díaz a estrecha vigilancia desde Ferraz para no perder la pista sobre los pasos que daba cada vez que se desplazaba a Madrid. Hubo dos días clave, según fuentes socialistas: el miércoles, 14 de septiembre, cuando Alfredo Pérez Rubalcaba empleó la red social para defender la libertad de expresión del extremeño Guillermo Fernández Vara después de ser criticado por la dirección del grupo parlamentario, y el pasado viernes, 30, la víspera del comité federal. En ambas jornadas, la presidenta andaluza estuvo en Madrid con una agenda secreta de la que incluso no informó ni siquiera a sus más cercanos colaboradores.
Un proyecto autónomo de la derecha económica
Según fuentes cercanas, Sánchez tiene grabado en su mente que una gran culpa de su caída en desgracia la han tenido las intrigas de la lideresa andaluza con los grandes del Ibex, los mismos que a él le recibieron con los brazos abiertos a las pocas semanas de auparse al cargo hace poco más de dos años y, más tarde, se fueron distanciando a pesar de los oficios que hizo como intermediario Jordi Sevilla, el mismo que acaba de anunciar a modo de gran capitán su abandono rápido del barco cuando lo ha visto hundido. “Su convicción de que el Ibex le tenía ganas fue lo que a Pedro le hizo presentarse ante el partido como el garante de poder gestionar un proyecto autónomo de la derecha política y económica”, apuntan las mismas fuentes, además de expresar su firme rechazo “a convertirse en un subalterno del PP”.
Sánchez hizo oídos sordos a los consejos que después del 20D le trasladaron algunos de estos mismos empresarios para que facilitara la investidura de Mariano Rajoy a cambio de unas condiciones que le salvaran la cara ante el PSOE y evitaran nuevas elecciones. Llegó el 26J, se repitió el bloqueo político y las frivolidades del exlíder socialista con Podemos y las fuerzas independentistas condujeron a los grandes de la banca a la convicción de que Sánchez era un caso perdido y suponía un serio peligro para la estabilidad institucional y la recuperación económica. En este último periodo, el propio Jordi Sevilla transmitió dentro y fuera del partido que su jefe estaba fuera de control y que consideraba una locura sus continuos intentos de pactar con Pablo Iglesias. Tanta rabia acumuló Sevilla en sus efímeros contactos con los dirigentes de Podemos que ha llegado a recoger sus experiencias de hace pocos meses en un libro cuya publicación aceptó retrasar por petición expresa del exsecretario de Organización socialista César Luena.
Muy al contrario que Sánchez, el nuevo presidente de la gestora socialista, Javier Fernández, mantiene una relación afable y de confianza con los empresarios a los que el exsecretario general responsabiliza de su infortunio, una actitud que extiende también a algunos ministros en funciones con los que ha tratado como presidente de Asturias y también a altos cargos del PP. Varios miembros del Gobierno de Rajoy preferirían, incluso, ver que Fernández se consolida en el liderazgo del PSOE antes que resignarse a contemplar subido a él a la presidenta andaluza cuando se celebre el congreso extraordinario que la nueva cúpula provisional de Ferraz ha dejado pendiente. “Javier es una persona clara y directa con un probado sentido de Estado, consciente de que es muy respetado en su partido y con el que se puede llegar a un acuerdo con la certeza de que acabará cumpliéndolo”, afirma del máximo responsable de la gestora socialista un ministro en funciones.
Los antiguos inquilinos de Ferraz sospechan que hay un pacto de Susana Díaz con Moncloa que afecta a futuras decisiones del Supremo
Más conocida es la relación fluida que mantiene Susana Díaz con la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, además de su buena interlocución con otros ministros del área económica. Tan buenas migas llegaron a hacer sospechar a Sánchez antes de las elecciones de junio de la existencia de un acuerdo de la presidenta andaluza con Moncloa para presionar a tope a favor de la investidura de Rajoy a cambio de tener garantizada en su comunidad no solo la estabilidad política, todavía dependiente de Ciudadanos, sino también una cierta calma en los procesos judiciales que dependen del Supremo, entre ellos los que atañen a los expresidentes de la Junta Manuel Chaves y José Antonio Griñán. De estas maniobras, según los antiguos inquilinos de Ferraz, estuvieron muy al tanto Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba, tres de los ausentes del tormentoso comité federal celebrado el sábado.
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