Hace un año que Pedro Sánchez gritó eufórico en Ferraz "¡Somos muchos más!" para justificar el pacto con Carles Puigdemont que le mantuvo en Moncloa. Pero la política da muchas vueltas. Lo cierto es que no existen apenas precedentes de un deterioro político tan acelerado del jefe del Ejecutivo. En apenas 366 días, la situación del presidente del Gobierno dista un mundo del fervor y el entusiasmo con el que los socialistas salieron a la calle aquella tórrida noche electoral para festejar que el PP y Vox no sumaron la mayoría absoluta que predijeron casi todas las encuestas.
En este tiempo, su mujer, Begoña Gómez, ha sido imputada por la presunta comisión de dos delitos; él mismo está citado a declarar como testigo el próximo 30 de julio; se han sucedido informaciones sobre su hermano, David Sánchez, que son cada vez más incriminatorias y que también están siendo atendidas en un juzgado; ha sufrido el estallido de un caso de corrupción alimentado durante su presidencia que ha derribado a su ex mano derecha José Luis Ábalos; ha sido incapaz de armar unos Presupuestos para este año; tiene a sus socios en alerta y la ley de amnistía -el peaje que pagó para revalidar el Gobierno- no termina de carburar al estar su aplicación en manos de la Justicia.
Este es el escenario imposible en el que vive Pedro Sánchez un año después de las elecciones generales que decidió adelantó para evitar una más que previsible estrepitosa derrota, alentada por el tsunami azul que arrasó en mayo al PSOE en las elecciones autonómicas y municipales. Esos comicios le hicieron perder siete ejecutivos autonómicos. Los socialistas retuvieron (y con dificultad) Castilla-La Mancha, Asturias y Navarra. Un fuerte golpe que logró neutralizar azuzando el miedo a la ultraderecha para movilizar a los votantes progresistas y unirlos en torno a la papeleta del puño y la rosa.
La única gran alegría de este año ha sido Cataluña. Las elecciones autonómicas del pasado 12 de mayo fueron un respiro para el demoledor arranque de legislatura de Pedro Sánchez, que sufrió un fuerte varapalo en los comicios gallegos y vio como Bildu amenazó el equilibrio de poder en las elecciones vascas. Pero el PSC de Salvador Illa arroyó e impidió la mayoría independentista por primera vez desde el estallido del procés. Eso sí, sin una investidura, el fracaso será notorio. En Ferraz no se plantean la repetición electoral, pero cada día que pasa sin acuerdo, esta se acerca más y más. Illa, mientras, sigue negociando intensamente con ERC.
El panorama es tan complejo que entre algunos dirigentes socialistas empiezan a surgir dudas. No solo acerca de la viabilidad de la legislatura, sino de la ejemplaridad del matrimonio que habita en Moncloa. Ya hay quien cuestiona abiertamente "las actuaciones poco estéticas de Begoña Gómez", como las califica un cargo socialista con asiento en el Comité Federal. Eso sí, cabe reseñar que el sentir general del partido es que la citación a Pedro Sánchez es exagerada.
"En la base del partido creen que la citación a Pedro Sánchez como testigo es excesiva y da alas a la teoría del 'lawfare", explica un secretario de organización autonómico. En cualquier caso, la precariedad parlamentaria del Gobierno (solo ha sido capaz de sacar adelante dos leyes) explica la parálisis legislativa y ha puesto al descubierto la vulnerabilidad del PSOE a las exigencias de sus socios independentistas, que hacen y deshacen a su antojo para presionar a Moncloa.
Pero Pedro Sánchez ha hecho más en este año: ha situado en algunas de las instituciones más importantes del país a personas dependientes de las órdenes jerárquicas de Ferraz. Esta situación supone una afrenta a su independencia. Quizá una de las más afectadas -y señaladas- sea el Centro de Investigaciones Sociológicas, dirigido por José Félix Tezanos, un antiguo miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE que, además, encara una comisión de investigación en el Senado al respecto.
Pero a esta lista se suman el Tribunal Constitucional, la Fiscalía General del Estado, el Tribunal de Cuentas, el Consejo de Estado, Renfe, RTVE, Efe, Hispasat y Correos. Tampoco se libran algunos de los puestos de representación en el extranjero más jugosos, como las embajadas españolas ante la OCDE, la ONU y la Unesco. Todos y cada uno de estos organismos tiene al frente a un 'colocado' por Pedro Sánchez. Y para más inri, tiene ahora entre ceja y ceja a la Prensa.
En este año, además, Pedro Sánchez ha anunciado un plan de "regeneración democrática" que tiene como objetivo legislar sobre la libertad de prensa. responde a las informaciones sobre su mujer y su hermano con una campaña de desprestigio cocinada por Moncloa. El núcleo duro de Pedro Sánchez considera que todo lo que informe sobre el entorno del líder socialista es un bulo fabricado por pseudomedios a los que se debe poner coto.
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