Política

Rivera ocultó a la Ejecutiva de Ciudadanos la carta de renuncia de Carreras

Xavier Pericay censura al líder naranja por no trasladar un asunto tan importante a los destinatarios de la misiva. Lamenta la falta de "debate y transparencia" dentro del partido y anima a buscar "figuras políticas distintas a la de Albert"

Xavier Pericay (Barcelona, 1956) acabar de dejar su cargo dentro de la Ejecutiva Nacional de Ciudadanos, en la que llevaba desde 2015, con mal sabor de boca. En una entrevista a Vozpópuli, dice estar sorprendido sobre cómo se gestionó internamente la baja del partido de Francesc de Carreras, el más conocido de los 'padres fundadores'. 

El exportavoz de Cs en Baleares insiste en que la discrepancia es "buena y hay que saber gestionarla" porque animar a los críticos a que funden otro partido, como hizo Albert Rivera tras la dimisión de Toni Roldán y el amago de revuelta interna, "no cierra heridas".

En estos tiempos turbulentos para su partido, al que sigue afiliado, Pericay constata que no hay figuras políticas de Cs más allá de Rivera e Inés Arrimadas y hace hincapié a sus compañeros para que el partido no esté "ligado a un hombre", en referencia al actual líder naranja. "Ciudadanos tiene que poder estar presidido por cualquier persona", sentencia.

El goteo de dimisiones y abandonos no para. ¿Se imaginaba un escenario como éste hace unas semanas?

La verdad es que no porque en ningún momento se me había pasado por la cabeza que hubiese dimisiones en el Comité Ejecutivo. Lo que sí es verdad es que había disensiones y, por tanto, se podía imaginar que habría un cierto debate. Eso sí se venía venir, por el tema de la investidura (de Pedro Sánchez). Pero dimisiones no, la verdad.

¿Qué le pasó para no estar en el famoso Comité Ejecutivo del 24 de junio que empezó con la dimisión de Toni Roldán?

Muy sencillo, tenía un viaje programado fuera de España desde hacía dos meses y no hubo forma de conectarme por Skype. Además, el Comité Ejecutivo se convocó sólo tres o cuatro días antes y ya estaba fuera del país.

¿Sabía lo que se cocinaba entre los críticos?

En alguna Ejecutiva anterior se había expresado esa disconformidad. Javier Nart lo había dicho públicamente, sobre la investidura, y que había que hablarlo. Pero no había visto nada más.

Toni Roldán dijo el día de su despedida que llevaba semanas advirtiendo de la derechización del partido.

Esto, no sé si Roldán lo hacía, pero en el Comité Ejecutivo nunca manifestó eso. Al menos en los dos anteriores (de abril y mayo). Otra cosa es que en el Comité Permanente lo dijese. A nivel particular, yo no hablé de esto con él ningún día.

Con lo cual, ¿le sorprendió su dimisión?

Por supuesto, muchísimo. Sabía que participaba del criterio de la investidura (de Sánchez). Alguien me lo había comentado. Pero una cosa es la disconformidad y otra, la dimisión de la Ejecutiva, del escaño y del partido.

Y respecto a Luis Garicano y Francisco Igea, ¿sabía que se mostraban críticos?

Sí, lo habían manifestado en alguna Ejecutiva anterior. Era disconformidad con la estrategia que se iba a seguir, esto sí.

¿Ha habido más voces críticas?

Son los casos más significativos.

¿Qué hubiera votado usted el 24 de junio al llamado 'informe Garicano'?

Sólo hay una cosa que no hubiera hecho: votar a favor de la propuesta de Garicano porque no estaba de acuerdo. Lo demás es muy difícil para mí decirlo porque tenía que haber estado en la reunión. Entre el no, es decir el apoyo a la estrategia que tiene el partido (con Sánchez) y la abstención, pues no sé muy bien qué habría votado. Creo que el resultado final (mayoría de 24 votos en contra frente a 4 síes y 3 abstenciones) es lo que hay que hacer. Otra cosa es cómo se comunica y cómo se gestiona. Ahí está mi discrepancia.

A los pocos días hubo un Consejo General de Cs en el que salió la invitación de Rivera a esos disconformes para formar otro partido. ¿Qué le pareció?

No era la mejor forma de tratar de cerrar una herida en el seno de un partido. La discrepancia es buena y hay que saber gestionarla. Cuando se invita a alguien a fundar otro partido, es porque se entiende que su forma de pensar no coincide con este. Y creo que la forma de pensar de Garicano, Nart o Roldán es la de Ciudadanos. Esto es uno de los problemas que tiene el partido y esta Ejecutiva.

Si le pidieran su opinión, ¿cómo gestionaría esas discrepancias?

Uno de los defectos es que esta Ejecutiva ha sido poco activa porque se reúne una vez al mes, está una 'horita' hablando y poco más. Todos los temas llegan muy cocinados, es decir han sido analizados muchísimos por parte de la Permanente, la dirección reducida (que tras la marcha de Roldán tiene 12 miembros). Hay temas que nos llegan sin haber tenido ocasión no sólo de debatir, sino de informarnos suficientemente. Esto es malo por dos razones: crea la sensación de que no hay debate ni transparencia. Y uno tiene la impresión de que esta ahí, pero no para debatir de forma abierta sobre temas estratégicos.

¿Qué opina de la propuesta de Rivera de ampliar la Ejecutiva a un máximo de 50 miembros?

No me parece nada. Supongo que (Rivera) quiere tener más gente. Creo que es bueno siempre que sean más voces, pero si tienen que moverse en las mismas condiciones que nos hemos movido 34, pues la situación será peor. 

¿Teme que Rivera saque a los críticos de la Ejecutiva?

No sé qué hará pero se equivocaría si cesa a alguien por haber manifestado esta idea (de negociar la investidura con Sánchez). Se puede cesar a quien sea si no ha hecho el trabajo que tenía que hacer, pero no es el caso de ninguno de los críticos. 

¿Qué le ha parecido la carta de dimisión de Carreras?

Pues que no llega al Comité Ejecutivo, esa carta queda en manos del secretario general (José Manuel Villegas) o de la Permanente como mucho, en la que yo y otros no estamos. Pero al Comité Ejecutivo no se le da traslado de esa decisión. Son, por tanto, las formas porque si una persona como Francesc de Carreras, que no es cualquiera, manda una carta especialmente dirigida al Comité Ejecutivo y éste no recibe la misiva pues es que ahí hay algo que no funciona en el campo de la transparencia. Son errores que, lógicamente, no debería permitirse un partido.

¿Ciudadanos puede existir sin Albert Rivera?

Quiero creer que sí. Porque si no seríamos un partido presidencialista en el sentido más exacto de la palabra, un partido ligado a un hombre. Con todo el respecto a Albert, Ciudadanos nace de una serie de principios en los que él participa pero también muchísima más gente. Es verdad que Rivera es un animal político en el buen sentido de la palabra, una persona nacida para la política, un gran comunicador, muy listo y muy intuitivo. Ha sido el único presidente del partido y es muy difícil imaginar a Ciudadanos sin él, pero (la formación naranja) tiene que tener en el futuro, como partido de centro, liberal y que lucha contra cualquier forma de nacionalismo y populismo, sobre todo si alguien quiere romper España... Ciudadanos tiene que poder estar presidido por cualquier persona que reúna las cualidades de líder político y cuente con el apoyo de la mayoría del partido. Reducir Ciudadanos a Albert, me parece que es pensar una forma de hacer política que, por supuesto, no es la que tiene que tener este partido.

Ahí tenemos los precedentes de la UCD y el CDS de Adolfo Suárez, o la UPyD de Rosa Díez que acabaron mal.

No creo que sea como un mal fario, como un destino ineluctable, aunque es verdad que los ejemplos de UCD y UPyD son proyectos personalistas, en el sentido que giran en torno de una persona. La diferencia con UPyD, que también surgió de la acción cívica, es que nosotros teníamos un político muy joven (Rivera) que empezaba ahí y en el caso de Rosa Díez, no. Ella era una política veterana que tenía muchas tablas. Ahora bien, es personalista el proyecto (de Cs) porque, de momento, no aparece nadie. Y hay una forma inevitable de que aparezca más gente: el poder territorial, que te da posibilidades de gobernar y de que surjan figuras políticas distintas a la de Albert.

Una situación que no se ha tenido hasta ahora.

No hemos tenido ningún poder de gobierno, más allá a determinados apoyos puntuales a gobiernos, y es natural que todo se centrara en Albert y, en menor medida, en Inés Arrimadas por razones de nuestro crecimiento en Cataluña y de la figura política, igual de excepcional, que es Inés. Ella es otro animal político, aunque sea distinta de Albert. Pero no hay más figuras políticas y no ha habido ocasiones para que se consolidaran.

¿El 'no es no' a Sánchez puede evolucionar en algún momento?, ¿qué escenario tendría que haber para que Rivera mire con otros ojos al líder del PSOE?

Es muy difícil decirlo. No va a evolucionar en la próxima semana (de investidura) en primera ni en segunda votación. Si luego hay alguna posibilidad de investidura futura, que se plantee de un modo igual o distinto, pues no sé. Al final, hay situaciones que pueden dar indicios de cambios y en este momento, el PSOE de Sánchez da indicios de continuidad en sus pactos con nacionalistas. Por supuesto, con Navarra, pero si pones de presidentes del Congreso (Meritxell Batet) y del Senado (Manuel Cruz) a dos miembros del PSC que se han manifestado claramente por indultar (a los dirigentes del procés) antes de que haya habido juicio y sentencia, pues estás haciendo un proyecto y un plan de ruta. Si hubiera algún gesto (de Sánchez), en sentido absolutamente contrario, de cambio, entonces igual podría cambiar. Pero lo veo difícil.

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