La reforma del estatuto de Guernica -el único que no se ha actualizado desde 1979- se mantiene en el aire por la diferencia de posturas entre los principales actores políticos vascos que deben negociarlo. De un lado, PNV y EH Bildu; del otro, PSE-EE, Podemos y el PP.
Los jeltzales y los independentistas pactaron hace menos de un mes en el Parlamento Vasco las bases para la reforma del estatuto. Unas bases que los socialistas, socios de gobierno del PNV, no pueden aceptar. Este martes, el líder del PNV Andoni Ortuzar iba más allá y lanzaba un órdago asegurando que seguirán "adelante" con su hoja de ruta "con o sin" ellos.
En esas bases se diferencia entre ciudadanía y nacionalidad, se reconoce la nación vasca, se propone celebrar un referéndum soberanista y se dibuja una nueva relación con el Estado de "naturaleza confederal". También se prevé someter el acuerdo a una "consulta habilitante" entre la ciudadanía vasca con carácter previo a su procedimiento parlamentario en las Congreso de los Diputados. Unos planteamientos que en el ámbito judicial advierten con casi imposible encaje en el actual marco jurídico.
De hecho, si los socialistas y Podemos no apoyan el articulado que se empezará a construir tras el verano, el texto estaría abocado al fracaso en su paso por las Cortes. A ambas formaciones políticas les exigió Ortuzar que tome distancia de las direcciones de sus partidos en Madrid y dejen atrás sus "miedos". Incluso, pidió que le planteen son sus demandas para explorar "una nueva ruta".
Hasta ahora, Ortuzar ha criticado que "no ha habido voluntad de negociación ni de acercamiento" por parte del PSE-EE de Idoia Mendia o de Podemos. Así de contundente respondieron los socialistas a las palabras de Ortuzar. El PNV "tiene que decir si está dispuesto a trabajar en una reforma del Estatuto que no acabe con el pacto histórico" en que se fundamentan los últimos 40 años en Euskadi, o, "si prefiere continuar por el camino que ha iniciado de la mano de EH-Bildu; un camino que pretende reformar la Constitución Española por la vía de la reforma de un Estatuto de autonomía y arriesgarse acabar como en Cataluña".
El mayor consenso posible
La voluntad manifestada por el PNV hasta ahora es la lograr el mayor consenso posible en la Cámara de Vitoria para lograr una reforma transversal del Estatuto, donde todos se encuentren representados. Pero las posibilidades de lograrlo son cada vez más utópicas. Desde Podemos respondieron que "el PNV tiene que aclarar si ha decidido ya ir en solitario con EH Bildu o si estas invitaciones son sinceras". El fantasma del fracaso del plan Ibarretxe en 2005 planea sobre la actual reforma.
El giro del discurso por parte del PNV, divido en dos almas, llega en un momento en el que el acercamiento con el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez podría propiciar réditos en términos de nuevas transferencias. Los votos de los cinco diputados jeltzales en la Cámara Baja fueron clave para permitir el cambio de inquilino en La Moncloa. Eso sí, si la situación se enroca, podría complicarse la relación con el nuevo Ejecutivo. El triunfo de las tesis del sector que capitanea Joseba Egibar, en cambio, no parece que vaya a poner en riesgo el pacto de Gobierno en Euskadi.
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