Política

Podemos, en shock, lanza una reforma del aborto que tape el futuro judicial de Iglesias

La cúpula no esperaba la petición de imputación del vicepresidente segundo por el 'caso Dina'. La hipótesis de que el Supremo abra diligencias contra Iglesias lleva al cierre de filas en el partido, aunque crecen las sospechas internas

La petición de imputación de Pablo Iglesias y otros dirigentes y exmiembros de Podemos por el caso Dina ha conmocionado profundamente al partido. Los morados encajaban con máxima sorpresa la noticia. En reaccionar tardaron algo más de dos horas. Fue cuando, desde una sala del Congreso, la ministra de Igualdad, Irene Montero, anunció su intención de reformar la ley del aborto, una medida lanzada ante la sorpresa del PSOE, que no sabía nada del plan de la ministra, y con la esperanza de echar tierra y hacer de "tapadera" sobre el tema judicial, según coinciden varias fuentes del partido de Iglesias.

Se trata de una maniobra "de cajón" para intentar desviar el debate público sobre la dimisión o cese de Iglesias (pedida por la oposición). Así lo admiten en conversación con este diario miembros de Podemos. Estas fuentes se mostraron "sorprendidas" y "perplejas" por la decisión del juez Manuel García-Castellón. Un miembro del grupo parlamentario reconoció estar "atónito". Fue una ducha fría también para los asesores del líder morado, con el líder del PCE Enrique Santiago a la cabeza. 

A lo largo de estas semanas, esos dirigentes estuvieron tranquilizando a Iglesias sobre el caso Dina y la investigación a la consultora Neurona, en la que el partido está imputado por malversación. El entorno del vicepresidente recibió con felicidad la noticia de hace tres semanas de que la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional había pedido devolver al líder de Podemos la condición de "perjudicado" en el caso del móvil presuntamente robado a su excolaboradora y que sirvió para alimentar la teoría de las cloacas.

Dieron el asunto por zanjado. Sin embargo, la decisión de García-Castellón ha desmontado por completo esa línea de defensa. En su escrito, el juez de la Audiencia Nacional apunta que Iglesias pudo filtrar las capturas de pantalla del móvil de su exasesora Dina Bousselham y que buscó "redito electoral" en un montaje orquestado contra la Justicia. También pide imputar a otros dirigentes del partido, como Gloria Elizo y hasta a la propia Bousselham.

El papel de Dolores Delgado

Los asesores de Iglesias siguen confiando en el papel de Dolores Delgadoaunque desde el Supremo recuerdan que, al tratarse de un miembro del Ejecutivo, la voz cantante en este asunto será la del fiscal Luis Manuel Navajas Ramos. El Supremo esperará su dictamen antes de decidir si abrir una causa que puede llevar a Iglesias a una condena de hasta cuatro años de cárcel por delitos como denuncia falsa, revelación de secretos y daños informáticos.  

La relación de Podemos con Navajas es agridulce. El partido morado aprovechó una entrevista de Navajas en OndaCero para pedir el alejamiento de algunos fiscales en el informe sobre el indulto de los condenados del procés. Por otro lado, Navajas criticó duramente la actuación de la abogada de Podemos Marta Flor y su presunta relación con el fiscal Ignacio Stampa. Por ello, en el partido morado no se fían de Navajas.

La fiscal general del Estado, Dolores Delgado saluda al teniente fiscal del Supremo, Luis Navajas.

Problema judicial y político

El problema para Podemos es tanto judicial como político. En los delicados equilibrios del Ejecutivo, el caso Dina puede afectar al peso político de los morados en el Gobierno. La Moncloa no quiere complicaciones de carácter judicial. Iglesias sabe que, más allá de Iván Redondo, el principal asesor de Pedro Sánchez y partidario de encorsetar a Podemos pero mantenerle en el Ejecutivo, existen sectores formados por los ministros económicos que abogan por la salida de los morados (o por lo menos de Iglesias) del Consejo de Ministros, como adelantó este diario.

El escrito del juez dinamitó el anuncio de Sánchez sobre las reformas para relanzar el país. Iglesias lleva días alejado de los focos y quería presumir de unidad en el Gobierno en el acto de este miércoles.  

La confianza entre PSOE y Podemos es frágil. Iglesias no quiere tensar la cuerda en exceso. Siempre pacta con La Moncloa sus márgenes de acción. Mientras Sánchez pedía "dejar trabajar a la justicia", Podemos activó a su portavoz parlamentario, Pablo Echenique, que señaló directamente al juez, y luego subió la apuesta la ministra Montero con el anuncio de querer retocar la reforma de Alberto Ruiz-Gallardón.

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Miedo a traiciones

La ministra explicó que el Gobierno "empieza los trabajos" para modificar la ley del aborto. El anuncio estaba condicionado por la improvisación. En el PSOE, por ejemplo, desconocían el plan de la ministra. Montero destacó su intención de permitir a las menores interrumpir el embarazo libremente (es decir, sin consentimiento paterno). Mencionó que el Gobierno incluirá en la reforma "formas más novedosas" de anticoncepción, que no detalló, y habló de promover la educación sexual.

Podemos entra a partir de ahora en una tormenta casi perfecta. Iglesias sabe que la agenda política ha cambiado y que todo orbitará alrededor de la economía. Sus problemas judiciales le obligan a mover el debate público sobre su persona: una ecuación peligrosa para un vicepresidente amenazado por los socios de Gobierno y en alerta por los movimientos de algunos compañeros en el partido. En Podemos, algunos aseguran que ya se ha activado la carrera para su sustitución. Y recuerdan que los primeros que manifiestan su apoyo al líder suelen ser los más interesados en relevarle.

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