El caso del móvil sustraído a la exasesora de Pablo Iglesias, Dina Bousselham, fue congelado por Podemos durante más de dos años. En julio de 2016, cuando Bousselham amplió su denuncia tras las publicaciones de las capturas de pantallas sobre la periodista Mariló Montero, Iglesias prefirió no judicializar el asunto para evitar ruido mediático. En diciembre de 2018, en cambio, una llamada telefónica de la policía lo cambió todo. El partido supo que el excomisario José Manuel Villarejo tenía una copia de la tarjeta de Bousselham y reactivó su ofensiva.
Bousselham recibió una llamada inesperada poco antes del 10 de diciembre de 2018. Asuntos Internos de la Policía pidió a la exasesora de Iglesias que fuera a declarar en comisaría. Bousselham preguntó al partido qué hacer. La respuesta fue que acudiera a declarar y que informara después de esa conversación.
Durante su conversación con Asuntos Internos, Bousselham se limitó a confirmar que había denunciado el robo de su móvil. Obvió que Iglesias en realidad ya le había devuelto esa memoria externa, después de entregársela dos periodistas de Interviú. Al acabar la entrevista, Bousselham informó a la dirección del partido de la novedad.
La formación vio en esa situación una “ventana de oportunidad” para perfilar su táctica electoral, que apuntaba a convertirse en víctima de la “policía patriótica”, según afirman varias fuentes internas del partido. La cúpula del partido se activó.
Pablo Gentili y el equipo de Iglesias
Las fuentes de Podemos consultadas difieren sobre los promotores de esa estrategia política. Algunos señalan a Pablo Gentili, el asesor argentino de Iglesias acababa de fichar y que había trabajado por Dilma Rousseff. Otros sostienen que Gentili estuvo al margen, y que el plan se perfiló en las altas esferas de la formación. Es decir, en el círculo restringido de Montero e Iglesias.
En lo que sí coinciden es que el plan se activó en diciembre de 2018, es decir tres meses después de los pantallazos publicados en la prensa en estos días y apuntan a encuentros y conversaciones íntimas entre la abogada de Podemos, Marta Flor, y el fiscal Ignacio Estampa, que se remontan a meses antes, o sea septiembre.
Solo en diciembre de 2018 (y no antes), el partido supo que se había encontrado la tarjeta del móvil de Dina en la residencia de Villarejo. Y decidió dar un giro en su estrategia. Hasta aquel momento, en efecto, los abogados del equipo legal de Podemos intentaron apartar a Flor del caso Tándem en el que Podemos entró como acusación popular.
La abogada alardeaba de escribirse con el fiscal “por la noche”, y en algunas cenas del equipo legal presumía de unos contactos que su compañeros creían que no se correspondían con la realidad. Pero tras la llamada de la Policía a Bousselham, Flor volvió a la primera línea. En ese instante, también el papel de Bousselham cambió.
Silenciar el asunto
En Podemos muchos afirman que Iglesias pensó siempre que la culpable de la filtración de las capturas de pantalla fue Dina Bousselham. "Desconfiaba de ella", comentan. El embrollo del móvil se remonta a 2015 y 2016, cuando Podemos relación la publicación de informaciones polémicas sobre el partido con la actividad de policías corruptos. Sin embargo, fuentes de Podemos aseguran a Vozpópuli que casi todos daban por hecho que se trataba de filtraciones internas y apuntan al sector errejonista.
“De no ser así, las capturas se habrían difundido antes de las elecciones generales de junio de 2016, y no después”, comentan. "El conflicto interno había explotado desde hace tiempo con Errejón, y consideraron mejor no llevar a los tribunales los mensajes de los chats internos para evitar más ruido", agregan. Ahora, se sabe que Iglesias recibió en enero de 2016 de dos periodistas la tarjeta de Bousselham, pero que tardó meses en devolvérsela. El juez quiere saber por qué no se la devolvió de inmediato, y si antes de hacerlo la dañó.
Declaración ante la Audiencia en marzo
En enero de 2019, un mes después de que la formación diera su giro estratégico, Podemos sufrió el fuerte golpe de la salida de Íñigo Errejón. Sectores afines a Iglesias plantearon negociar con Errejón para evitar un conflicto. Iglesias no era de esa idea. Y empezó a apartar a todos los críticos. Mientras, en el Congreso los diputados de Podemos alimentaron la polémica de las "cloacas de Interior".
El 23 de marzo de 2019, Iglesias adelantó su regreso durante el permiso de paternidad. En esa vuelta recuperó el discurso centrado en el ataque a la prensa y los bancos. "La gente sabe que se han usado cloacas del Estado y mediáticas para impedir que estuviéramos en el Gobierno", dijo en la plaza del Reina Sofía de Madrid.
Cuatro días después, el 27 de marzo, acudió a la Audiencia Nacional para declarar en calidad de “perjudicado” en una pieza del caso Tándem creada ad hoc sobre el móvil de Bousselham. A la salida de la Audiencia Nacional, Iglesias afirmó que "una de las mayores vergüenzas de nuestra democracia es la existencia de una trama criminal que vincula a policías, medios de comunicación y grandes empresarios". Faltaba un mes para las elecciones generales de abril y en ese tiempo el partido morado logró recuperar cinco puntos porcentuales.
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