Irene Montero se mantendrá al margen de la campaña electoral del 26 de mayo para evitar que se asocie su figura a un eventual fracaso electoral. La orden interna, pactada en la dirección de la formación morada, según explican fuentes de la misma a Vozpópuli, es evitar que Montero aparezca al lado de Pablo Iglesias para que, en el caso de que se convoque un congreso anticipado después de los comicios, su imagen no quede manchada con un mal resultado.
La orden sigue la estela de lo que ya se ejecutó antes de las elecciones generales del 28 de abril. En esa campaña electoral, Montero hizo una gira al margen de la de Iglesias y solo coincidió con él en el mitin final en Madrid. También acaparó el grueso de los fondos para la promoción online, según fuentes de Podemos. Y viajó con una doble finalidad: hablar con los militantes y a la vez consolidar su figura y presencia en los territorios, con la mirada puesta no tanto en los comicios generales sino en la pugna por el liderazgo interno que voces en Podemos ya ubican para después del verano.
Por ello, la decisión de no involucrar a Montero en la campaña del 26M sirve para “no quemar” a la dirigente en el caso de un resultado negativo. En las generales Podemos perdió 29 escaños parlamentarios, lo que para varios dirigentes representa un “fracaso” para el partido. El temor es que en los comicios locales y europeos se repita ese guion y que otra caída empuje a una rendición de cuentas interna.
Reproches mutuos con los barones
Podemos está más dividido de lo que parece. Su fractura interna cruza todo el país, desde el País Vasco hasta Andalucía y muchos aseguran que pronto “habrá que hablar de proyectos y de nuevos líderes”. Llegar sin mochila a ese encuentro será fundamental.
En la campaña electoral, será Iglesias quien se involucrará con mayor intensidad
En el último Consejo Ciudadano Estatal de Podemos, donde se analizó el resultado electoral del 28A y la campaña electoral del 26M, Montero no acudió. Se limitó a intervenir por vía telemática, tal y como adelantó este diario, y acusó a los dirigentes locales de ser responsables de la caída en las generales, según señalan testigos de la reunión. Los llamados barones locales, sin embargo, creen que el batacazo se debe a la estrategia equivocada del tándem Iglesias-Montero.
Sin tocar Cádiz
En la campaña electoral, será Iglesias quien se involucrará con mayor intensidad. El líder de Podemos ya tiene fijado encuentros con la militancia en una decena de ciudades de la península, desde Barcelona, hasta Sevilla, Zamora, Palma de Mallorca, Vigo, Ferrol, La Laguna (Tenerife) y cerrará en Madrid el 23 de mayo. No pasará, sin embargo, por Zaragoza, donde la alianza de Podemos se ha roto, ni en Cádiz, una de las plazas más famosas de las “alcaldías del cambio” pero desde la que provienen duras críticas contra su gestión. Entre otras, la de buscar a toda costa un gobierno de coalición con Pedro Sánchez por su interés personal.
Más allá del embarazo de Montero, que muchos consideran no ser la razón de su lejanía del frente, está la prioridad de la dirección de Podemos de llegar al ejecutivo. Y el trabajo que ambos dirigentes desempeñan con los socialistas para alcanzar un pacto de gobierno. Saben que si Iglesias no entra en un ejecutivo será imposible abordar el debate interno desde una posición de ventaja. Y que la crítica se vertebrará sobre el rechazo de la “herencia” como principio sucesorio en el relevo a Iglesias.