Podemos y Sumar están empeñados en demostrar que las separaciones son traumáticas. Los morados denunciaron este miércoles la entrada forzada a los despachos de sus diputados en el Congreso, aunque, en verdad, según fuentes de la Cámara, estos debían haber abandonado esas dependencias hace una semana, cuando la Mesa les notificó cuáles eran sus nuevas ubicaciones -del 53 al 56 bis-. Hasta ahora, utilizaban dependencias de Sumar, pero la escisión y el ingreso en el Grupo Mixto les abocaba a abandonarlas.
El problema es que los diputados de Podemos tardaron más de la cuenta en salir de sus despachos y, aparentemente, sus excompañeros tomaron cartas en el asunto: "La Mesa acordó darles unos nuevos [despachos]. Y se les notificó el día 30. Nadie de la Cámara ha entrado en los despachos a desalojarlos. Quizá ha sido una cosa entre excompañeros, pero se tiene que dilucidar aún", precisan fuentes de la presidencia del Congreso a este diario. Estas mismas fuentes salen en defensa de los bedeles de la Cámara, a quienes se ha señalado en círculos morados en redes como cómplices necesarios.
Para más inri, el exlíder de Podemos Pablo Iglesias insinuó que algunos de los documentos aireados del despacho "de una diputada", en referencia a Lilith Verstrynge, y tirados al pasillo son informes médicos. Cabe recordar que Verstrynge anunció a finales de enero que ponía fin a su etapa de diputada y dentro de Podemos, a lo que la cúpula del partido respondió insinuando que la retirada respondía a motivos de salud. "Es un delito", opina Iglesias de ese aireamiento de documentos. "Tanto quien ejecutó la acción como quien la ordenó deben rendir cuentas de inmediato", dijo el exvicepresidente segundo en X.
En un comunicado, Podemos denuncia que "las pertenencias de sus parlamentarios (documentos de trabajo, dispositivos informáticos, objetos personales, etc) han sido sacadas de sus espacios personales de trabajo y depositadas en una zona de paso de la Cámara". También dice que "no ha recibido ninguna notificación referida a los despachos de sus diputados" y espera que la presidencia de la Cámara actúe para "encontrar a los responsables y garantizar los derechos de los diputados, así como que la Policía esclarezca los hechos por si fueran constitutivos de delito".
El capítulo de los despachos es el último de una larga saga de jugarretas entre excompañeros irreconciliables y enemistados hasta el odio visceral. Los de Ione Belarra llevaban meses haciendo sonar tambores de guerra dentro de Sumar. El mosqueo en la sede de Francisco Villaespesa era mayúsculo después de que Yolanda Díaz les impidiera intervenir durante la investidura de Alberto Núñez Feijóo en contraposición a los comunes y a Izquierda Unida, que sí tuvieron voz (Aina Vidal y Enrique Santiago). Cabe señalar que las portavocías adjuntas del grupo parlamentario están repartidas solo con Compromís (Àgueda Micó) y Chunta (Jorge Pueyo).
Y es que otrora importantes cargos importantes de Podemos, como el exsecretario general morado en la Comunidad de Madrid Ramón Espinar -hoy crítico con el rumbo del partido, se despacha sobre el asunto de los despachos en X. "Es cutre quedarte los despachos cuando te vas y es cutre desalojarlos sacando pertenencias y dejándolas en un pasillo del Congreso. Es descorazonador para cualquiera que piense de dónde viene ese espacio político y dónde estaría llamado a llegar si no fuera por tanta miseria".
El exvicepresidente y exlíder de Podemos está avivando una guerra sin cuartel contra todo aquel que considere traidor por pasarse a las filas de Yolanda Díaz, a la que considera una vendida. Por eso, desató sendas cacerías contra Ada Colau y Nacho Álvarez. Podemos ha decidido volver a los orígenes. Si el partido no está en el Gobierno, la coalición es casta, élite. Y toca asediarla y bombardearla. En cierta manera, con su salida del Consejo de Ministros, los morados van a replicar el experimento primigenio: forzar al PSOE a ser de izquierdas. Pero no solo al PSOE, también a Sumar. Porque casi nadie en Podemos cree que el partido de Yolanda Díaz represente una izquierda valiente, auténtica.
Los morados lamentan que tanto Yolanda Díaz, como Íñigo Errejón y el resto de aliados de la vicepresidenta segunda dentro de Sumar se esfuercen en ser una suerte de marca blanca del PSOE, aceptable para la élite. En Podemos molesta que solo ellos sean el rostro enfadado, fuerte y duro que dice las cosas como piensan que son sin importar a quién pueden incomodar. Por eso consideran que hay una concertación entre Yolanda Díaz y el PSOE para destruirles. En plata; que la operación destrucción morada cuenta con el beneplácito de Pedro Sánchez. Ahora, este año que llega, tienen intención de hacerles sudar la camiseta.
Yolanda Díaz tiene ese gran problema, porque los puentes están rotos. Podemos solo contempla dialogar con el PSOE en calidad de "fuerza mayoritaria". Los morados quieren un tú a tú con Pedro Sánchez mientras ensayan su gran plan. Y es que la gran ambición morada son las elecciones europeas de junio. El 9 de ese mes, España votará a los representantes que se sentarán en el parlamento comunitario. Ese día no hay circunscripciones ni repartos de escaños por provincia. España funcionará como una única circunscripción y Podemos calcula que con, al menos, 300.000 votos, podrá lograr uno o dos eurodiputados. Ya está claro que será Irene Montero quien ponga rumbo a Bruselas en caso de lograr finalmente representación.
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