La cesión de la caja de Hacienda a Cataluña por parte del Partido Socialista está llamada a ser el principal motor de la división en el cuartel de Pedro Sánchez. Una cosa son las discrepancias ideológicas generadas por la ley de amnistía -y que se pueden pasar por alto- y otra bien distinta es que toquen el bolsillo de los barones. Los presidentes autonómicos del PSOE, Emiliano García-Page (Castilla La-Mancha) y Adrián Barbón (Asturias), se oponen a esta concesión sin presidentes de los socialistas de Cataluña a Esquerra Republicana, ya que supone una merma considerable de sus fondos de financiación.
En Génova son conscientes de que esta puede ser la mecha definitiva que prenda contra Sánchez. Fuentes del partido de Alberto Núñez Feijóo afirman a Vozpópuli que alimentar la división interna del PSOE por la cesión de la soberanía fiscal a Cataluña va a ser el epicentro de su regreso al ruedo político.
"Hasta ahora las discrepancias en el seno socialista venían motivadas desde el plano ideológico, como en el caso de la amnistía. Ahora, sin embargo, estamos hablando de pasta. Esto sí hace daño a los presidentes autonómicos del PSOE, los pocos que quedan", explican desde Génova.
El PP vaticina un gran revuelo no solo en el plano autonómico, también en el local. Muchos alcaldes están al frente de administraciones deficitarias que dependen, en buena medida, de las aportaciones de Cataluña al fondo común. "Los debates ideológicos no hacen daño, pero los que tienen que ver con el dinero sí. Vamos a insistir a la vuelta del verano en que Ayuntamientos y comunidades autónomas van a perder mucho dinero tras esta nueva concesión de Sánchez. No se podrá utilizar ese dinero para financiar administraciones locales deficitarias", aseveran desde el PP.
Los populares planean iniciar el curso político con una batería de mociones contra esta cesión de la soberanía fiscal en parlamentos autonómicos y locales. De esta manera, los dirigentes socialistas deberán retratarse y mostrar si están a favor o en contra de esta ruptura definitiva del principio de solidaridad entre regiones.
No es la primera vez que Feijóo se lanza en búsqueda de un consenso territorial al margen de las diferencias ideológicas que de los dirigentes autonómicos. "Es un especialista", dicen en Génova. No hay que olvidar que hace años, cuando estaba al frente de la Xunta de Galicia, organizó una cumbre de presidentes autonómicos en Santiago de Compostela para exigir una mejor financiación territorial. En aquel cónclave estuvieron presentes políticos de signo político distinto del PP, como Barbón o el expresidente cántabro, Miguel Ángel Revilla. Este último, de hecho, alabó el proceder y habilidad política de Feijóo en el programa de más audiencia de nuestro país, El Hormiguero.
"Es experto en buscar consensos territoriales", explica una fuente del PP. Desde Génova se prevé buscar un frente común contra Sánchez en el seno del propio PSOE desde el primer minuto de la reapertura del curso político. Consideran, además, que esta financiación autonómica cuenta con claros visos de no ser aprobada en el Congreso de los Diputados. Compromís, que actúa en la región más infrafinanciada (Comunidad Valenciana), se muestra contrario a la reforma de Sánchez, al igual que Coalición Canaria. Tampoco le resultará sencillo al PSOE recabar el apoyo de UPN y los nacionalistas gallegos del BNG.
La otra brecha de Sánchez: la corrupción
La corrupción en el entorno de Sánchez y el Partido Socialista está llamado a ser otro de los grandes temas de la vuelta al cole de los políticos. El PP seguirá haciendo frente al líder socialismo en esta brecha: "Está debilitado por el tema de la corrupción". En septiembre tendrán lugar nuevas citaciones judiciales por el caso Koldo, como el de la expresidenta de Adif, Isabel Pardo de Vera, o Jesús Manuel Gómez (número 3 en la actualidad de Óscar Puente).
En Génova también tienen previsto retomar las comparecencias de la Comisión de Investigación por el caso Koldo y derivados que lideran en el Senado. "Otra vía para desgastar al gobierno", señalan.
Una hoja de ruta con la que el PP tratará de hacerse fuerte ante un nuevo curso político en el que Sánchez se aferrará a la Moncloa y para el que ya prepara una ley de prensa con la que coartar y arrinconar a la prensa crítica.
