Este miércoles sopesó dimitir, de acuerdo con fuentes de su círculo de amistades. Pasó la tarde conmocionada y abatida, comentan. La suma de episodios 'duros' se le hacía insoportable. La tentación de la renuncia debió durar muy poco, si es que la hubo. La orden de ingreso en prisión de Ignacio González puede precipitar los acontecimientos.
El Partido Popular ha presionado con insistencia para que Esperanza Aguirre 'entre en razón' y renuncie a su puesto al frente del grupo municipal madrileño. "Si no lo hace ahora, no lo hará nunca, se quedará en su escaño hasta las elecciones", comenta una alta fuente de Génova. Mensajeros de la dirección nacional le han enviado señales inequívocas en estas horas convulsas. No será candidata de nuevo, ni al Ayuntamiento ni a nada, le han hecho saber. Sin apenas apoyo de la cúpula, Aguirre "aprieta los dientes dispuesta a luchar", comenta una persona muy vinculada a la expresidenta madrileña. No podrá aguantar mucho tiempo, piensan en la dirección del partido. "Es evidente que no puede seguir representando al PP en tan alta responsabilidad", añaden. "Ella tiene que tomar la decisión, darse cuenta de lo que está pasando. Vive momentos terribles, hay que dejarle que madure cuándo quiere dar el paso".
"He sido muy torpe"
La 'lideresa' dice que no se va. Al menos, por ahora. Su mano izquierda Granados, está en la cárcel. Su mano derecha González, en el mismo camino. Viente altos cargos de sus diferentes equipos en el Palacio de Correos tienen asuntos pendientes con la Justicia. "Claro que he sido muy torpe", confesaba este jueves en esRadio. "Pero por supuesto que no me voy, no he hecho nada, nadie me acusa a mí, ni me acusará", remataba.
Este viernes celebraba con su equipo la reunión habitual para preparar las sesiones del Pleno de la semana próxima. Absoluta normalidad. El trabajo continúa. La alcaldesa Carmena pecó de falta de elegancia al señalar que "no está en una condición adecuada para formar parte del Consistorio". Un comentario ha molestado enormemente a la aludida.
Sus lágrimas al abandonar la Audiencia Nacional, tras varias horas de declaración, han sido el símbolo gráfico de la semana más convulsa que ha vivido el Partido Popular en los últimos tiempos. Aguirre tuvo que acudir ante el tribunal apenas 24 horas después de que estallara el 'caso Lezo', que comenzó con la detención de Ignacio González, su más estrecho y leal colaborador durante años. Aguirre, pese a esta estrecha relación, dejó bien claro ante los medios que los episodios ocurridos en el Canal de Isabel II, ahora investigados por el juez Velasco, ocurrieron "después de que yo saliera de la presidencia", es decir, bajo el mandato de su entrañable sucesor.
A pesar de haber sido el tótem del PP en su territorio más sacudido por los escándalos, con cráteres tan descomunales como Gürtel, Púnica y ahora el asunto Lezo, Esperanza Aguirre no ha tenido el más mínimo roce con la Justicia. Sólo se ha visto obligada a declarar en condición de testigo, primero con el instructor Ruz y ahora con Velasco.
Diseñar el futuro
"Nada pueden reprocharle salvo que su entorno se convirtió en una ciénaga sin que ella hiciera nada", comentan un cargo de la dirección nacional. En el equipo de Aguirre responden que Rajoy tuvo veinte años a Bárcenas y no movió un dedo hasta que llegó Cospedal.
Rajoy no ha hablado con ella en los últimos días. "Ella sabe lo que debería hacer, por su bien y por el del partido", comentan esta fuentes. "No sabemos si al final se irá, aunque esté decepcionada y fatigada, quizás no escuche. Pero algo puede cambiar, incluso en las próximas horas", añaden. Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad, prefiere permanecer al margen de este episodio, aunque en Génova apuntan que ya tiene incluso pensado el nombre de quién habrá de suceder a Esperanza en su escaño municipal.
El nombre lo decidirá Rajoy, quizás tras haber escuchado la opinión de Cospedal, quien sigue muy de cerca este asunto. La secretaria general del PP dio sus primeros pasos importantes en el ámbito político de Madrid. La número dos del PP se entiende a la perfección con Cifuentes y comparten ideas sobre cómo ha de ser el futuro del PP de Madrid. Un futuro en el que no aparece Aguirre, por supuesto.
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