El Partido Popular llega a la campaña electoral de las elecciones generales abrasado por una serie de incendios políticos que aún no ha conseguido sofocar. Horas antes de que esta comience de forma oficial, los populares tratan de aclarar algunos de los anuncios que han avanzado a lo largo de los últimos días a bombo y platillo y que han servido de munición al resto de formaciones dada la confusión que han generado en el electorado.
El último enredo surgió este miércoles. Por la mañana, el dirigente del partido y candidato a la presidencia, Pablo Casado, garantizó en una entrevista en Onda Cero que aplicaría la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) pactada por Mariano Rajoy con sindicatos y patronal para 2020.
El problema es que esta medida dejaría el salario en 850 euros al mes y supondría un tijeretazo de 50 euros con respecto al actual. Algo inédito en 40 años de democracia, ya que el SMI nunca ha sufrido recortes. El lío se produjo al ser preguntado sobre si rebajaría la subida impulsada por el Ejecutivo de Pedro Sánchez que, tras su pacto con Podemos, acordó elevarlo hasta los 900 euros, un aumento que entró en vigor el pasado 1 de enero.
El último enredo surgió este miércoles. Casado anunció que bajaría el SMI, una medida inédita en 40 años de democracia. Horas después reculó y atribuyó la información a 'fake news'
En concreto, el líder del PP aseguró que lo que hará será "cumplir la negociación a la que llegó el Gobierno, con acuerdo de la patronal y los sindicatos, para subir el SMI a 850 euros en el año 2020 y además respetando la subida" que ya hizo el PP el año pasado "del 4% y del año anterior un 8%".
Después de que que diversos medios se hicieran eco del anuncio de Casado, el dirigente popular ha reculado y ha atribuido a una mala interpretación y a fake news los titulares sobre la bajada del SMI, que de aplicarse supondría 700 euros menos al año en el bolsillo de los trabajadores.
"¿Quién ha dicho que yo voy a bajar el SMI? ¿Estamos en las fake news de la semana?", espetó a los periodistas durante una visita al Campus Google de Madrid horas después de su paso por el programa radiofónico.
Sánchez y las manos de sangre
Tampoco salió ileso el pasado lunes cuando presentó el programa de los populares en Cataluña junto a la candidata del PP a las elecciones generales por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo. Casado aprovechó su intervención para acusar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de preferir "las manos manchadas de sangre que las manos pintadas de blanco", en referencia al apoyo de EH Bildu para aprobar los últimos decretazos de su Ejecutivo.
Acusó a Sánchez de tener las "manos manchadas de sangre" en referencia al apoyo de Bildu a los decretos del Gobierno. La expresión no solo crispó al PSOE, sino también a algunos sectores del PP
Usando la misma frase que la dirigente de Ciudadanos Inés Arrimadas, el líder de los populares tachó a Sánchez de ser "un peligro público para España" y el presidente "más radical y más sectario" de la historia española. La dureza de los calificativos, sobre todo el insinuado con las "manos manchadas de sangre", no solo crispó a los socialistas, sino también a algunos sectores del mismo PP.
Algunos desplazados de las listas y miembros del partido cercanos a Feijóo, el eterno delfín, consideran que se pasó de frenada. "Nadie se cree el CIS pero algo hay", comenta un dirigente próximo a Feijóo según un artículo publicado este miércoles en Vozpópuli. "Esto empieza a oler mal, la campaña de Casado es errática y lo de las manos manchadas de sangre...", continúa.
Vox "fuera" de 28 provincias
El dirigente del PP también recibió críticas por pedir a Vox que no se presentase a las elecciones generales en las 28 provincias que reparten menos de cinco escaños para no aupar al PSOE por la división del electorado de derechas.
Según un documento titulado Pablo Casado o el Gobierno Frankenstein, Génova defiende que en esas provincias no merece la pena votar a la formación de Santiago Abascal, ya que necesitaría "un umbral mínimo mayor al 15%" de las papeletas para lograr un diputado debido a la Ley D'Hondt.
Vox no tardó en entrar al trapo con un reto: que el PP no se presentase en las circunscripciones donde las encuestas aventuraban 'sorpasso'
La formación de Santiago Abascal no tardó en entrar al trapo y calentar la precampaña con un desafío: que el PP no se presentase entonces en aquellas circunscripciones donde las encuestas apuntaban a un posible sorpasso de Vox.
Sin embargo, Casado no ha sido el único dirigente popular que ha protagonizado alguna pifia antes de que comience la campaña electoral de forma oficial. De hecho, fue Adolfo Suárez el que desató una de las mayores polémicas.
El aborto, según Suárez Illana
Pablo Casado ya había desistido de llevar al programa electoral la reforma de la ley y fuentes del partido trasladaron su intención de enterrar el debate, pero su fichaje estrella lo resucitó, despertando las críticas de aquellas voces dentro del partido que habían convencido a su presidente de aparcar el asunto.
"El aborto se lleva 100.000 vidas al año. Los neandertales también lo usaban, pero esperaban a que naciera y le cortaban la cabeza", declaró Suárez Illana. El partido le pidió que rectificara y Suárez Illana lo hizo horas más tarde, en un acto en Logroño: "Cuando uno mete la pata, lo mejor es pedir disculpas", dijo.
Algunos desplazados de las listas calificaron la situación de "bochorno". En declaraciones a El País la exdiputada Celia Villalobos declaró: "Vaya favor que le ha hecho a la izquierda. Me parece impresentable, una salvajada. Se me ha revuelto el estómago al oírlo". La precampaña ha servido para constatar que el aborto es uno de los temas que más dividen al propio partido.
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