"Lo que menos desea Mariano Rajoy, después de que sea investido un independentista, es una posible repetición de las elecciones en Cataluña". Eso prolongaría la crisis", haría inviable el apoyo del PNV a los Presupuestos y obligaría al presidente del Gobierno adelantar las elecciones generales a 2018 "en un clima de fracaso institucional".
Esta reflexión que se hace en la alta dirección del PP contradice la vuelta a las urnas que maneja su candidato, Xavier García Albiol, y explica por qué no resulta tan descabellada la apuesta de Miquel Iceta: ser investido presidente de la Generalitat aunque el PSC quede tercero el 21-D.
Además de contar el socialista con un buen cartel en La Moncloa -él y el lendakari, Íñigo Urkullu, fueron el verdadero puente con Carles Puigdemont hasta la proclamación de la República-, el PP pone en duda que los dos grandes partidos mas Ciudadanos sumen los 68 diputados que requiere la mayoría absoluta en el Parlament (ahora tienen 52). Por más que la movilización de los españolistas vaya a ser masiva e histórica, que lo será.
La marea independentista sigue, como demuestran los sondeos, y eso convierte en improbable que solo tres de las siete fuerzas que se presentan a estos comicios (las otras son ERC, PDeCAT, CUP y Podem) puedan investir un candidato. Si dan la sorpresa, tanto PP como PSC tendrían pocas excusas para no votar a la favorita, Inés Arrimadas, de C's, pero lo más probable es que necesiten un cuarto socio y ese solo puede ser la marca catalana de Podemos con Xavier Domenech de cabeza de cartel.
Podemos nunca investiría a alguien de Ciudadanos y ahí es donde entra en escena el escenario a la danesa, el famoso "Borgen" que pretenden Iceta y la Dirección del PSOE con Pedro Sánchez a la cabeza -el jueves ya descartó que el PSOE apoye a Arrimadas-. Domenech no lo ve con malos ojos y viene manteniendo conversaciones informales de pasillo con los socialistas en las últimas semanas. Nada serio todavía.
Ada Colau, que aspira a liderar la izquierda catalana en el futuro, se perfila como el principal escollo a la investidura del líder socialista como sucesor de Puigdemont en la Presidencia de la Generalitat
El "problema" es la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, con aspiraciones a dar el salto a la Generalitat y a la cual no le hace ninguna gracia aupar a la Presidencia ahora a un candidato socialista que sabe potente. No en vano, acaba de romper el pacto con el PSC en Barcelona sin apenas disimular que quiere preparar el terreno a un acuerdo de investidura con el candidato de ERC (Oriol Junqueras) o candidata (Marta Rovira), y el PDeCAT y la CUP.
De momento, Iceta insiste en que no va a pactar con ERC -algo que tiene sentido si la estrategia es ser investido él- y no renuncia a ganar a Arrimadas el 21-D, en contra de lo que señalan las encuestas. En la sede del PP se ve poco probable este escenario porque los sondeos dan ligero crecimiento a Arrimadas a cuenta del PP sobre los 25 diputados que obtuvo en las elecciones de septiembre de 2015 confiriéndole el título de lideresa de la oposición en Cataluña.
Para ello, el PSC tendría casi que duplicar los apoyos de hace dos años (16 diputados) y tanto Génova como el PP catalán no creen que la reciente operación para fagocitar los restos de la extinta Unió Democrática de Cataluña, con la inclusión de Ramón Espadaler de número tres por Barcelona, vaya a rendir tanto; ni siquiera aunque Josep Antoni Durán i Lleida esté continuamente en entrevistas hasta el 21-D pidiendo el voto para Miquel Iceta.
Más bien, los populares ven ese pacto como una maniobra de riesgo porque "lo que gane el PSC de los sectores moderados del catalanismo, lo puede perder de su electorado tradicional por la postura de los democristianos de UDC en asuntos de moral como aborto y otros".
Ayer, García Albiol se puso en modo equidistante entre C's y PSC, sin dar papel de favorito a ninguno -otra de las razones del PP para no querer la investidura de Arrimadas es no reforzar la imagen de Albert Rivera frente a Rajoy- y pidió a la candidata de Ciudadanos y al del PSC que no vendan "la piel del oso antes de cazarlo".
El presidente del PP catalán y candidato en estos trascendentales comicios dijo que va a trabajar para formar un "gobierno constitucionalista", con el fin de acabar con la etapa soberanista en la Generalitat -sin precisar si presidido por Arrimadas o Iceta-, e insistió en hablar de los pactos "a partir del 21D", no antes. "No vamos a fallar a los partidos constitucionalistas", remachó Javier Arenas en un claro ejercicio de equidistancia entre Arrimadas e Iceta.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación