El PP se mueve para aminorar los efectos de la gran tormenta judicial y política que sacude al partido y zarandea al presidente del Gobierno. La dureza de la sesión de control parlamentaria del miércoles ha pasado factura. La corrupción vuelve a ser el monotema de la agenda política. Toda la oposición contra Rajoy y su gobierno, con petición de ceses de ministros, secretarios de Estado, fiscales... La 'operación Lezo' ha estallado con fuerza en el corazón del PP. De la inicial serenidad se ha pasado a una situación de incomodidad y nervios. Se temen nuevas revelaciones y más sobresaltos.
Ante lo tormentoso del panorama, Génova ha pasado a la acción. "Son días difíciles, densos, incómodos. Esto desgasta. Hay que minimizar daños", comenta una fuente. Como primera providencia, el abogado del partido ha pedido que Rajoy declare por videoconferencia ante el tribunal del 'caso Gürtel'. Los altos mandos de la formación confiaban en no tener que reclamarlo y que fueran los jueces quienes, por cuestiones de seguridad, dieran el paso.
Así lo dejó escrito el presidente de la sala en su voto particular en contra de la comparecencia de Rajoy. Y en ello se ampara la solicitud del letrado del PP. Evitar a toda costa la aparición del presidente del Gobierno en la misma sala en la que se sientan, como imputados, los Correa, el 'Bigotes' y otros... La comparecencia por vídeo 'es más aséptica y no hay circo mediático", comentan en el grupo parlamentario popular.
El baile de las comisiones
Al frente judicial se suma la tormenta parlamentaria. El grupo popular en el Congreso se ha movido intensamente para controlar las presidencias de dos comisiones de investigación muy peligrosas. Ciudadanos pretendía presidir la de las cajas de ahorro y Podemos la de Bárcenas. PP y PSOE alcanzaron un acuerdo, tras una intensa pugna de pasillos, para colocar a las minorías canarias en el timón de cada una de ellas. Ana Oramas, de Coalición Canaria, dirigirá la de cajas y Pedro Quevedo, de Nueva Canarias, la de financiación del PP.
El bipartidismo funciona. Quevedo, el 'voto 176' que necesita Moncloa para aprobar sus presupuestos, fue reclutado a última hora. Ni siquiera era miembro de esa comisión. El siguiente paso que pretende controlar Génova es el calendario y las comparecencias. Parece inevitable que Rajoy tenga que comparecer en la de Bárcenas. El PSOE quiere que sea el primer declarante. Ciudadanos, que sea el último, para prolongar el tormento, para eternizar el calvario.
El partido de Albert Rivera considera que está sacando provecho a su actuación muy beligerante en todos los asuntos de corrupción. El último barómetro del CIS confirma su estrategia. Es la única fuerza que sube desde las elecciones del 26J. El partido naranja no piensa cesar ni un segundo en su campaña. "Pese a que oficialmente es nuestro socio preferente, Ciudadanos es nuestro peor enemigo", comenta esa fuente. En temas institucionales y de Estado puede contarse con ellos. En asuntos de corrupción, nos machacan".
Se ha podido ver en la sesión monográfica sobre el 'caso Lezo' de la Asamblea de Madrid. Un bombardeo inclemente contra Cristina Cifuentes y su partido. Ignacio Aguado, jefe de filas naranja, se empleó a fondo, con una agresividad sorprendente. Ciudadanos propició el gobierno del PP en el Gobierno de la Comunidad. Pero la corrupción todo lo justifica. Rivera lo tiene claro. Es el punto débil del PP y la vía más directa para arrebatarle votantes hastiados de los escándalos.
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