El GRU-29155, el espía Fedotov, las gestiones de Terradellas, el papel de Zhirinovski… Los indicios aparecidos durante los últimos días sobre la relación entre Rusia y el independentismo catalán han disparado las alertas sobre los riesgos del proceso soberanista. Por el momento es un puzzle al que le falta encajar las piezas. Alguna de ellas puede que ni siquiera tenga relación, pero la sombra del Kremlin sobre Cataluña ha abierto otro frente en su estrategia de desestabilización en el corazón de Europa.
La Audiencia Nacional mantiene abierta una investigación al respecto, que se une a las pesquisas que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) lleva realizando de forma intensa al menos desde hace dos años. "Rusia ha sido uno de los países que más ha desarrollado el concepto de guerra híbrida o, en palabras de la doctrina militar rusa, guerras no declaradas y guerras no lineales". Esta frase está recogida en un informe del Centro Criptológico Nacional (CCN) elaborado este año bajo el título 'Desinformación en el ciberespacio'.
Los análisis de este organismo, dependiente de los servicios de inteligencia españoles, documenta la difusión intencionada de informaciones falsas. Un ejemplo fue la publicación en el medio de comunicación ruso RT News de un presunto despliegue de tanques por parte del ejército en Barcelona tras la declaración unilateral de independencia en octubre de 2017. Jamás ocurrió, pero esa noticia llegó a miles de personas. También la creación de perfiles falsos en redes sociales con el objetivo, según la inteligencia española, de fomentar la "polarización social y el enfrentamiento entre la opinión pública".
Fuentes conocedoras de las pesquisas que se siguen en la Audiencia Nacional advierten que en este caso España no es el único país bajo esta amenaza, extensible a otros escenarios como el de los chalecos amarillos en Francia. Los tentáculos de la inteligencia rusa y su capacidad desestabilizadora preocupan en la Unión Europea. Tanto que en septiembre del año pasado la Comisión Europea recomendó a sus Estados miembros activar medidas de seguridad para "reducir riesgos" en las elecciones.
El Gobierno comunitario apuntaba directamente a la "desinformación en línea" como la que se le atribuye a Rusia. El Ministerio del Interior que dirige Fernando Grande Marlaska desplegó planes específicos durante los tres comicios de este año. Vozpópuli ha tenido acceso a las instrucciones que recibieron las fuerzas de seguridad en las pasadas elecciones del 10 de noviembre y en ellas el Ministerio habla de hacer frente a ciberataques "subversivos".
Espías rusos en Cataluña
La amenaza ha subido de grado una vez se ha acreditado la presencia física de agentes de la inteligencia rusa en Cataluña en los momentos de mayor auge del procés. Lo ha reconocido el ex diputado ruso, Sergei Markov, del partido oficialista Rusia Unida que encabeza el presidente Vladimir Putin. El corresponsal de El Periódico en Rusia, Marc Marginedas, entrevistó esta semana a Markov, algo más que un exdiputado. Le describe como la "voz del Kremlin", siempre dispuesto y bien informado para explicar las actividades del Ejecutivo ruso.
"Contactos políticos entre el Kremlin y Puigdemont no había, pero sí creo que fue enviada gente de los servicios de inteligencia, figuras de perfil técnico, que se presentaran a sí mismas como periodistas", sostiene Markov, sin especificar de quiénes se trata. Este sábado, en cambio, el ministro de Exteriores en funciones Josep Borrell se reunió con su homólogo ruso Serguei Lavrov, quien le ha dicho que no sabe “nada” de ese presunto espionaje en Cataluña. Los jefes de la diplomacia de ambos países mantuvieron un breve encuentro en Japón aprovechando la reunión de ministros de Exteriores del G-20.
Las confesiones del exdiputado Markov refuerzan el trabajo del consorcio de medios de comunicación llamado Bellincat, dedicado a realizar investigaciones periodísticas en profundidad. Informan de la presencia de al menos un oficial de la inteligencia militar rusa llamado Sergei Vyacheslavowich Fedotov. Es la identidad falsa de Denis Vyacheslavowich Sergeev, cuyo rastro quedó registrado en Cataluña a través de sus viajes en avión.
Llegó a Barcelona el 29 de septiembre de 2017 y se marchó el 9 de octubre. A finales de septiembre regresó, concretamente tras días después de la declaración unilateral de independencia. Se quedó en España hasta el 8 de noviembre. Eso fue antes de que las autoridades del Reino Unido le identificasen como uno de los implicados en el envenenamiento de un excompañero suyo que desertó y se refugió en Londres.
El registro de llamadas
Desde aquel escándalo, cualquier rastro de Fedotov ha sido eliminado como si jamás hubiese existido. Es un oficial del GRU-29155, una unidad de élite del espionaje militar ruso, según Bellingcat, que dice tener el registro de llamadas del teléfono móvil de Fedotov. El GRU ha saltado a los medios de comunicación españoles una vez el diario El País adelantó la investigación que se sigue en la Audiencia Nacional y que ha recaído en la Comisaría General de Información de la Policía Nacional. Fuentes policiales consultadas por este periódico admiten el contratiempo que les ha supuesto que salga a la luz estos trabajos bajo secreto de sumario. Se deduce que aún queda mucho por esclarecer de esta relación.
El independentismo buscó el apoyo de Rusia, es decir, reconocer a una Cataluña independiente
En la relaciones entre el independentismo y los ámbitos de poder de Rusia cobra protagonismo un ex alto cargo de Convergencia Democrática de Catalunya (CDC) y exresponsable de Relaciones Internacionales del partido llamado Víctor Terradellas. Está investigado por corrupción en un Juzgado de Barcelona, que ordenó su arresto y el registro de su domicilio. Entre sus pertenencias se hallaron diversas anotaciones que confirman que el independentismo buscó el apoyo de Rusia, es decir, reconocer a una Cataluña independiente.
"Nos entrevistamos en tres ocasiones, acompañado de una periodista catalana que me conoce, me quería utilizar como contacto para que yo me dirigiera a los órganos de poder", recuerda el exdiputado de Putin, Sergei Markov en declaraciones a El Periódico. A cambio, Terradellas, persona próxima a Puigdemont le ofreció que el futuro Gobierno de la República reconocería la titularidad rusa sobre Crimea. Markov dice que rechazó su oferta porque Rusia no necesitaba el apoyo de Cataluña en Crimea ni había interés en interferir en la cuestión catalana. Terradellas, este sábado, negó tal oferta por medio de su abogado.
Uno de sus manuscritos, desvelado por Vozpópuli, tenía el nombre del presidente Putin y apuntes sobre financiación o el uso de bitcoins. En otro de ellos, Terradellas escribió una invitación para que Vladímir Vólfovich Zhirinovski asistiera a la sesión del Parlament en la que se iba a declarar la independencia. Es un histórico de la política rusa con una hemeroteca plagada de comentarios antisemitas y actuaciones machistas. Aunque encabeza un partido distinto al del Putin, se le considera un opositor cómodo al Kremlin con el que se alinea en los asuntos importantes.
Se reunió junto con un grupo de fieles para realizar una protesta ante el Consulado de España para apoyar la causa independentista en Cataluña. Zhirinovski protegió en sus listas electorales a uno de los presuntos asesinos del exespía ruso Litvinenko y no oculta su apoyo a los movimientos nacionalistas que afloran por Europa tal y como declaró en una entrevista concedida a El Mundo: "Tenemos contactos con los nacionalistas europeos (...). La democracia está bien, pero debilita al Estado. La gente ahora no quiere ni hacer el servicio militar".
También en el análisis del teléfono móvil de Terradellas aparecieron comunicaciones con el presidente Puigdemont en los tensos días que envolvieron la declaración de independencia. Llama la atención la reunión que organizó el cargo de CDC entre el dirigente catalán y un presunto enviado del Kremlin cuya identidad se desconoce. Una investigación del diario Nius a partir de testimonios del entorno del expresidente fugado en Bélgica identifica a esta persona como Jordi Sardá. Se trata de un empresario catalán, exmonitor de esquí que saltó a los medios en 2012 tras suplantar a Gas Natural en la firma de un contrato de más de 800 millones con el gobierno de Ucrania.
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