Antonio Garamendi restó importancia este viernes al contacto telefónico que mantuvo el martes con el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y lo limitó a una llamada sin trascendencia en la que Feijóo "planteó" al presidente de la CEOE un encuentro para "hablar con los empresarios" de su Ley de Conciliación. El principal partido de la oposición, al igual que ha hecho con los dos sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO, en busca de un amplio consenso, ha solicitado una reunión a la patronal para abordar los pormenores de una propuesta de ley que registrará próximamente en el Congreso de los Diputados. Fuentes de la CEOE consultadas por este periódico aseguran que "esperarán" a conocer la propuesta en profundidad para valorarla y que dicha reunión se celebrará "en las dos próximas semanas".
Anunciada por goteo desde el pasado lunes, 16 de septiembre, se trata de una de los debates de corte social más ambiciosos –y alejados del paradigma económico liberal– que el PP recuerde haber abanderado. ¿Los motivos? Varios, pero sobre todo uno: la posibilidad de comprimir la jornada laboral de cinco a cuatro días. Una idea que hasta ahora sólo Sumar y, en concreto, su portavoz parlamentario, Íñigo Errejón, habían puesto encima la mesa. El PP, eso sí, circunscribe su aplicación única y exclusivamente a casos de acuerdo total entre patronal y sindicatos en determinados sectores y, en principio, sin reducción de las 40 horas de trabajo máximas semanales fijadas en el Estatuto de los Trabajadores.
"Todo lo que es reducción de jornada, ligado a un aumento de productividad en las empresas, y sobre todo consensuada con los sindicatos, eso la patronal lo ve bien", puntualizó Garamendi en el programa Espejo Público de Antena 3. El presidente de la patronal, además, aseguró que Feijóo no le había solicitado aún su adhesión y puso en jaque el "mantra" de que "a menos horas, más productividad". "Si fuera tan genérico el asunto, ¿por qué en vez de 37'5 horas no trabajamos 20?", dijo acerca de la propuesta que la vicepresidenta Yolanda Díaz espera sacar adelante en la Mesa de Diálogo Social.
Más tajante fue el vicepresidente de la CEOE y presidente de ATA, Lorenzo Amor, que tachó de "infumable", "irrealizable" y "prácticamente imposible" comprimir la jornada a cuatro días en "el 80% de las empresas" españolas. Amor aseguró que en tal escenario "los comercios y los bares" tendrían que cerrar "tres días a la semana". "Ahora bien, no cabe duda, que en algún sector, en alguna empresa, esto es factible", redujo a, como máximo, un quinto de los casos. Como ha podido saber Vozpópuli, el escepticismo no sólo ha sido la respuesta de la patronal a dicha medida, sino también varios sectores populares. Y no sólo en el PP de Madrid.
"No se puede cambiar de golpe"
"Creo que una medida como la reducción de la jornada laboral no va en la buena dirección", contestó el miércoles a bocajarro el consejero de Presidencia, Justicia y Administración Local de la Comunidad de Madrid, Miguel Ángel García Martín. Es más, el portavoz de Isabel Díaz Ayuso se mostró "totalmente en contra" de la medida... "Sobre esa propuesta concreta que viene haciendo Sumar de reducción de horas trabajadas", matizaron minutos después fuentes de Sol. ¿Y sobre lo que propone Feijóo? "Otra cosa es cómo se distribuyen esas horas y lo que pacten las empresas sobre la organización de sus jornadas laborales en el marco de su autonomía y salvaguardando la productividad de la economía española, que es lo que también ha dicho el presidente Feijóo", trataron de atajar la polémica.
La adhesión en las filas del PP madrileño, sin embargo, está muy lejos de ser total. "Es un error", ha llegado a decir Esperanza Aguirre. Para la expresidenta madrileña, una estrategia que no consiste en "defender las ideas de la izquierdas" arriesgándose Feijóo que le "pase como a Churchill". ¿Y que le pasó al legendario primer ministro inglés? Pues según la anécdota que rescató, que no le sorprendió una derrota del Partido Conservador porque, "haciendo" lo mismo que "gobiernos socialistas, pues la gente prefiere el gobierno original a la copia".
No obstante, que haya podido saber este periódico, también un presidente autonómico, diputados y cargos de gobiernos autonómicos muestran su "sorpresa" por la medida. Englobada en un paquete hacia el que no tienen recelos, sino que, al contrario, goza de una amplia aceptación en las filas populares; pero que en esta medida en concreto ven "inviable" en una "inmensa mayoría" de casos.
"En muchos sectores es imposible", ataja una fuente al más alto nivel empresarial consultada. "Habría que dar más vacaciones para compensar y/o aplicar cambios de horarios, que también es algo que se ha considerado en varios sectores con la idea de mejorar la conciliación familiar, pero no se puede cambiar de golpe", argumenta. "También es cierto que muchas empresas estarían encantadas, para ahorras costes, ya que les cuesta despedir. Además, en la práctica ya se trabaja cuatro días en muchas empresas. El miedo es que acabemos con trabajadores aún más improductivos, o sea, que tendría que venir con una mayor obligación de cumplimiento de horarios".
En el equipo de Feijóo, mientras, insisten en no quieren llegar tarde a la que considera la gran bandera social de los próximos años, tanto en nuestro país como en el resto de Europa. "Este debate se va a dar en España como ya se está dando en el Reino Unido, con [el primer ministro] Keir Starmer hablando de comprimir la jornada laboral. No podemos dejar que lo lideren otros, no queremos ser el furgón de cola otra vez, como nos pasa en todos los temas sociales", exponen desde el entorno del líder del PP.
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