El guion del proceso soberanista apunta a la celebración de nuevas elecciones autonómicas en septiembre después del pulso que la Generalitat está dispuesta a librar con el Estado por la convocatoria de un referéndum que, en el mejor de los casos, sería un revival del celebrado fuera de la legalidad en noviembre de 2014. Mientras los actores del bloque independentista tienen bastante definido su papel, al igual que el PP y Ciudadanos, los socialistas catalanes dudan todavía qué rumbo seguir.
El PSC es el único partido que no tiene bien definido en Cataluña su guion ante el proceso soberanista
Hay dentro del PSC quienes defienden como prioridad la cicatrización de las heridas con el PSOE después de la tarea de conciliación emprendida por la gestora que preside Javier Fernández. Pero hay también otro sector que defiende la conveniencia de recuperar un espacio propio dentro de Cataluña que no se limite solo a disponer de un lenguaje en Madrid y otro en la comunidad donde la CUP tiene cautivos a Carles Puigdemont y a la antigua Convergencia.
Después de todas las crisis por las que ha atravesado el PSC y de la reciente renovación de Miquel Iceta como primer secretario, sigue sin estar concretada dentro del partido una estrategia clara sobre qué hacer cuando se convoque el referéndum y se abran las puertas con él a una nueva convocatoria electoral. Esta imprecisión está causando alarma en la clase financiera y empresarial con mayores intereses en Cataluña, temerosa de que después del largo desgobierno del bloque soberanista tome el relevo un tripartito de izquierdas compuesto en esta ocasión por Esquerra Republicana, En Comú Podem y el PSC.
Prioridad al debate ideológico
Los socialistas catalanes han dado sobradas muestras de que están por la labor de cambiar el foco de la política en esta comunidad dejando que el debate identitario quede relegado a un segundo plano por la prevalencia del debate ideológico. Experiencia no le falta en esta tarea al PSC pues participó junto a Esquerra e Iniciativa en los gobiernos que con José Montilla al frente acabaron condenándolo a una secuencia electoral tan desastrosa como para acabar convirtiéndose en la tercera fuerza política en Cataluña.
Mientras la filial de Podemos en esta comunidad se propone impulsar en el Congreso de los Diputados una comisión ‘ad hoc’ para abordar el problema catalán, iniciativa que está dispuesto a avalar el propio PSOE, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, sigue contando con el PSC como principal muleta para aguantar en el cargo. Su objetivo es ganar tiempo para preparar su alternativa y dar el salto en las autonómicas como cabeza de cartel electoral.
Fuentes del PSC recuerdan que si algo ha dejado claro Colau en los prolegómenos de su nuevo proyecto político ha sido, precisamente, la prioridad que da a lo que ella denomina “urgencias sociales” frente a decisiones que violentan claramente la legalidad como es la organización de otro referéndum. Esta última convocatoria obligaría al Estado a actuar, en un primer escalón a través del Tribunal Constitucional, sin llegar a descartar, dependiendo de la evolución del proceso, la aplicación del artículo 155 que facilitaría la suspensión, total o parcial, de la autonomía catalana.
Un sector del socialismo catalán no descarta volver a formar Gobierno con ERC tras las elecciones previstas para septiembre
Fuentes del PSC se defienden de las acusaciones que emiten algunos sectores empresariales por su indefinición alegando el “silencio cómplice” que éstos han tenido en numerosas etapas del proceso, roto tan solo cuando parecía que iba a llegar al borde del precipicio. “Aquí hasta que no hablaba Fainé, nadie se movía”, alegan estas fuentes, que se hacen eco de la “cobardía” con la que hasta poco antes del referéndum del 9N actuaron destacados banqueros y empresarios catalanes, para enfado también del propio Gobierno de Mariano Rajoy.
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