La pésima gestión que el Gobierno de Pedro Sánchez está llevando a cabo con la crisis migratoria que azota al país en los últimos meses ha situado, sin pretenderlo, al municipio de Fuenlabrada en el centro de la diana mediática.
Ante el reparto de decenas de menores no acompañados a las distintas autonomías por tierra, mar y aire, estas administraciones han tenido que habilitar espacios para hacerse cargo de dichas personas, los cuales se han traducido, en muchos casos, en levantar centros de primera acogida en tiempo récord.
Una de las Comunidades Autónomas que ha tenido que hacer frente, de la noche a la mañana, a esta situación, es Madrid. En datos reconocidos por el propio Gobierno regional, en los siete meses que han transcurrido de 2024, Madrid ha acogido a 1.300 menas, la misma cantidad que en todo el año pasado al completo. Una cifra que, según sus cálculos, esperan que llegue a superar los 2.000 antes de diciembre.
Una decisión política que obliga a las autonomías a afrontar acciones humanitarias de atención a estos menores, además de un dispendio extra que no estaba previsto y que afrontan en solitario, pues las ayudas del Estado son prácticamente testimoniales. Contamos hace unos días en este periódico que la Comunidad de Madrid lleva gastados 48 millones de euros de su bolsillo este 2024 en atender menos migrantes. Treinta en manutención y 18 en adecuar el centro de primera acogida de La Cantueña (Fuenlabrada).
Fuenlabrada y La Cantueña copan la polémica
La Comunidad de Madrid, con el objetivo de dar cabida a todas las personas que están por llegar a su región, puso en marcha el proyecto de rehabilitación en La Cantueña, un espacio propiedad del Ayuntamiento de Fuenlabrada, pero cuya concesión a la CAM mediante acuerdo el 21 de diciembre de 1999 le otorgaba la propiedad al Ejecutivo regional.
Veinticinco años de tranquilidad que saltaron por los aires el pasado lunes, cuando el alcalde socialista del municipio, Javier Ayala, aprobó en la Junta de Gobierno local revertir dicha concesión, ya que incumplía, según el PSOE, el objetivo de dicho pacto, que era usar La Cantueña como espacio de difusión ambiental que redundara en beneficio de los vecinos de Fuenlabrada.
Esta batalla no es nueva, el Ayuntamiento de Fuenlabrada lleva meses tratando de torpedear la apertura del centro de primera acogida en La Cantueña, llevando incluso a la justicia la posible paralización de las obras que se estaban acometiendo en el lugar. Ésta falló a favor de la CAM, que pudo continuar con el proceso de adaptación del espacio.
Una decisión, la de revocar la concesión de La Cantueña a la Comunidad de Madrid, que el Gobierno de Ayuso ha llevado a los tribunales. Tal y como supimos ayer a través del consejero de Presidencia, Justicia y Administración Local, Miguel Ángel García Martín, la CAM elevó un recurso al juzgado de lo contencioso-administrativo contra el acuerdo anunciado por el Ayuntamiento de Fuenlabrada.
“Tenemos el mandato legal de atender a los menores no acompañados que han sido trasladados hasta nuestra región. La crisis migratoria y el caos del Gobierno de Pedro Sánchez a la hora de gestionar este asunto hace necesario que las Comunidades Autónomas ampliemos los recursos para atender a los menores no acompañados que en este momento están completamente saturados”, señalaba el número dos de Ayuso en el Ejecutivo.
Ayala pelea el favor de Ferraz en la lucha interna del PSM
Una actitud, la del Consistorio de Fuenlabrada, de constante belicismo, que llama y mucho la atención en la Comunidad de Madrid. Con el mandato del Gobierno de Sánchez de repartir y acoger menores ante el desborde que sufre Canarias, por no mencionar la situación en Barajas, resulta curioso que un gobierno municipal del PSOE torpedee con tanto ahínco la acogida de menores en su territorio, aunque la manutención y los gastos corran a cargo de la CAM.
En el horizonte, dos razones para dicha estrategia. La primera, trabar lo máximo posible cada acción del Gobierno regional, aunque implique desoír los mandatos a sabiendas del partido, ya que redunda en presión contra Díaz Ayuso, principal adversaria de Sánchez además de Núñez Feijóo.
Por otro lado, el liderazgo del PSM está más en juego que nunca. Aunque internamente, el equipo de Juan Lobato no da muestras de debilidad, la realidad es que su perfil más moderado no termina de gustar en Ferraz, donde ya se le señaló, junto a otros líderes barones autonómicos, como culpables de los batacazos electorales del PSOE en 2024.
En las primarias de 2021, cuando Lobato se alzó con la presidencia del partido, el rival al que venció fue el propio Ayala, quien se vio relegado a un segundo plano en la alcaldía de Fuenlabrada. No obstante, eso no le ha impedido sembrar las dudas en torno a la gestión de Lobato en los últimos tiempos, a quien ha tildado de tibio y al que ha achacado su falta de apoyo en la batalla por La Cantueña.
Con el Congreso del PSM el próximo año encima de la mesa, Ayala busca el favor de Ferraz para obtener el apoyo de cara a una posible elección como cara visible del PSM y seguir su guerra contra Ayuso desde una posición más privilegiada y con instrucciones más precisas de Moncloa.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación