El PSOE ha empezado a interiorizar que la repetición electoral del 10 de noviembre puede no darle el crecimiento ni en votos, ni escaños al que aspira Pedro Sánchez. Y algunos sectores creen que el "volantazo" del presidente del Gobierno en cuestiones como el 155 en Cataluña sólo están dando alas al centro derecha.
El llamado giro al centro de Sánchez no termina de cuajar. Desde el lema -Ahora, Gobierno. Ahora, España- hasta algunos mensajes más contundentes contra el separatismo no están teniendo eco, al menos en sus encuestas.
La estrategia que plantea Moncloa es buscar el apoyo de unos 2 millones de votantes de Ciudadanos, que según sus datos están indecisos o en la abstención.
No hay trasvases de voto
Sin embargo, los distintos territorios han empezado a trasladar a Ferraz que no hay previsión de grandes trasvases de voto y que su mejor expectativa es mantener los resultados del 28-A. El PSOE obtuvo algo menos del 29% de las papeletas y 123 diputados.
"Mantener es un éxito", dice un destacado dirigente autonómico socialista.
Los más optimistas creen que se mejorarán algo los 123 escaños, pero no demasiado. Otras comunidades suspiran por quedarse como están. Y en otras provincias dan por hecho que cederán algún escaño. La candidatura de Íñigo Errejón amenaza al PSOE con restar apoyos clave que acaben costándole algún diputado.
"Si nos mantenemos ya va bien", dice un diputado de otra comunidad. "Lo de Errejón probablemente nos afecte con respecto a abril y en ese espacio pillábamos voto".
A pesar de las dudas, nadie en el PSOE ve peligrar el Gobierno. El PP, por mucho que recupera, sigue débil y la suma con Ciudadanos y Vox parece lejos de la mayoría absoluta de 176 escaños.
Pero el problema para Sánchez es que el 10-N va camino de no tener el efecto deseado. Y el candidato socialista chocará previsiblemente con un escenario idéntico al de abril, teniendo que negociar con Errejón, Pablo Iglesias y los nacionalistas y separatistas de los que ahora abjura.
El clima enrarecido que se vive en Cataluña en vísperas de la sentencia a los líderes del proceso separatista está complicando mucho la precampaña de Sánchez. El jefe del Ejecutivo ha esgrimido un nuevo 155 en caso de desobediencia. Y ha pedido al separatismo que no juegue con fuego.
De la España plurinacional al 155
El Gobierno se ha apresurado además a anunciar la impugnación de las últimas mociones aprobadas por la mayoría separatista en el Parlament. Sánchez podría recurrir por la vía del incidente de ejecución de la sentencia del Constitucional del 2015. Una vía que usó su predecesor en el cargo, el popular Mariano Rajoy, en varias ocasiones.
Algunos sectores del partido entienden que este "volantazo" del presidente sólo da alas al centro derecha. Ciudadanos, por ejemplo, ha planteado una moción de censura al presidente de la Generalitat, Quim Torra. Y el PSC se ha desmarcado.
Sánchez defendió la plurinacionalidad de España en su regreso a la secretaría general del PSOE. Y en su negociación con el separatismo catalán llegó a poner encima de la mesa la figura de un mediador o relator para resolver el conflicto. Ahora está esgrimiendo el 155 ante la escalada de tensión en la comunidad catalana.
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