Política

El PSOE redobla su campaña de ataques a Bildu tras detectar la fuga de votos en sus sondeos internos

Pedro Sánchez pidió a los suyos "consolidar liderazgos" en los territorios incluso fuera de la familia socialista, pero no puede alimentar a los abertzales, porque les destroza en Madrid

El PSOE juega a Twister con sus partidos a la izquierda. Hace tiempo que Pedro Sánchez se dio cuenta de que para que su partido pudiera seguir gobernando en las autonomías debe 'abrazarse' a sus aliados territoriales en Madrid. El propio secretario general socialista pidió "consolidar liderazgos" en las comunidades incluso fuera de la familia socialista. Por eso, no entró en guerra con el BNG en las últimas elecciones gallegas aun sabiendo que los nacionalistas les estaban robando votos. Pero Bildu es otro cantar. Los herederos políticos de ETA siguen siendo un gran obstáculo para el PSE. Y eso explica que el PSOE haya redoblado su campaña de ataques a la izquierda abertzale tras detectar, según ha sabido Vozpópuli, la fuga de votos en sus sondeos internos.

El candidato a lehendakari de Bildu, Pello Otxandiano, evitó este miércoles enmendarse a sí mismo tras negarse a tildar a ETA de banda terrorista, lo que provocó la furibunda reacción del PSOE. En Moncloa aún recuerdan la crisis de las listas de las elecciones municipales del pasado mes de mayo, cuando los abertzales introdujeron en la lista los nombres de hasta 44 etarras condenados, siete de ellos por asesinato. El Gobierno y el PSOE tardó 24 horas en reaccionar, lo que le provocó una seria crisis que le costó un batacazo electoral en aquellos comicios del 28 de mayo.

Todas las encuestas, incluido el CIS de José Félix Tezanos, sitúan a Bildu como ganador de las elecciones. Y eso es una seria amenaza para la política socialista en el Congreso de los Diputados, donde siguen dependiendo de sus cinco escaños. A partir de ahí todo son problemas para el PSOE, porque si rompe la coalición de gobierno con el PNV para apostar por Bildu, los jeltzales se la devolverán en Madrid. Y si el PSOE desaira a Bildu aún pudiendo conformar un gabinete de izquierdas, no solo se la pueden devolver los de Arnaldo Otegi, también Podemos le puede apretar. Esa es la postura de Pablo Iglesias: un órdago a Pedro Sánchez.

Pero esa apuesta por un gabinete de izquierdas no es buena jugada en el País Vasco. La sombra de ETA se proyectaría sobre el PSOE, un partido que sufrió como pocos los asesinatos de los etarras durante décadas. La entrega a Bildu generaría una gran tensión en el PSOE fuera del País Vasco. Las piruetas oratorias que están pronunciando algunos pesos pesados de Ferraz y del Gobierno están dejando pasmados a buena parte de los militantes del PSOE más hostiles a los pactos con el independentismo. Este mismo miércoles, el ministro de Transportes, Óscar Puente, dijo que Bildu no ha llegado a la madurez democrática que el el PSOE creía que tenía. El mismo que defendió los pactos con Bildu en el Congreso ante los diputados.

En el PSOE y en Moncloa están nerviosos. Saben que la campaña vasca puede desestabilizarse por ETA. Y la banda, además, puede provocar un efecto bumerán y aupar a los abertzales aún más si la derecha no suelta el asunto. Bildu está sabiendo conectar con esa parte del electorado joven que quiere pasar página. Por eso son quienes miran a los abertzales con simpatía. El PSE es uno de los eslabones más débil de esta campaña. Cabe recordar que, según el sondeo del CIS, los socialistas son, de entre los grandes partidos, los que tienen menor fidelidad de voto: solo el 58,1% de quienes les votaron en 2020 aseguran que repetirán papeleta este domingo.

Mientras, el presidente del Gobierno, de viaje en Bruselas por el consejo europeo, solo se dejará caer por el País Vasco este viernes, en el mitin de cierre de campaña. El líder socialista ha evitado ponerse la camiseta esta última semana; lo que se ha visto con buenos ojos en el PSE, consciente de que Sánchez, manchado por el caso Koldo y la derivada sobre los negocios de su mujer, Begoña Gómez, puede arrastrar un voto contrario a los intereses socialistas.

En verdad, un fantasma recorre el PSOE: el fantasma de nacionalismo. Tras el golpe en Galicia comenzaron a surgir voces críticas en Ferraz por la supuesta entrega de los socialistas a los partidos regionalistas e independentistas, que son los que están rentabilizando el voto de izquierdas en las elecciones autonómicas. La dirección del partido es consciente de ese efecto, según reconoce una fuente de la ejecutiva a este diario.

Pero fuentes del oficialismo socialista apuntan que España tiene una realidad plurinacional que hay que atender y que eso implica tener un discurso regionalista, pegado al territorio. Y eso implica abrir huecos por el que se pueden colar los mensajes de los partidos regionalistas e independentistas. Estas fuentes, de hecho, ven esas voces críticas como un ejemplo más de posturas propias que obedecen a los intereses de sus territorios, donde también opera otro nacionalismo: el español. Un claro dardo a los dos dirigentes socialistas más contestatarios, los referidos Page y Lobato.

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