El PSOE no va a dar "nada por perdido", advertía este lunes su secretario de Organización, José Luis Ábalos... aunque "lo esté", le faltó decir. En privado, la cúpula socialista reconoce desde el domingo por la noche que el tripartito PP, Ciudadanos, Vox es inevitable en Ayuntamiento de Madrid y Gobierno de la comunidad, la joya de la corona de las elecciones el pasado domingo, pero va a enredar todo lo que pueda con el único objetivo de presionar a Albert Rivera en otras plazas.
"Los que hablaban de regeneración", en alusión al partido naranja , señala Ábalos, no solo van a resituar al PP de la Gürtel en el poder, sino que amenazan con hacerlo de la mano de la ultraderecha de Vox. Hasta el candidato, Ángel Gabilondo, se da por amortizado y ya debe estar pensando en su futuro -que podría estar en el nuevo gobierno de Pedro Sánchez- porque no hay nada que hacer.
Así, la 'batalla de Madrid' se trata de una maniobra de los socialistas para intentar forzar acuerdos en otras comunidades, como podrían ser Castilla y León o Aragón, donde el ascenso al poder de Luis Tudanca, después de 33 años de gobiernos populares, es posible si Rivera acepta; o el de Javier Lambán en Aragón o el de Concha Andreu en La Rioja. Y a nivel municipal, el PSOE con Ciudadanos podría hacerse con las alcaldías de Cáceres, Badajoz, Palencia, Burgos, Guadalajara, Ciudad Real, Jaén, Granada, Huesca y Zaragoza.
En puridad, Vox solo es imprescindible en la elección mediante tripartito de los presidentes de Madrid comunidad y Murcia, pero Ferraz infla su protagonismo porque es consciente de que tiene un enorme desgaste de imagen para Rivera y los suyos; máxime cuando la dirección de Ciudadanos ha decidido ya no descartar gobiernos con los de Santiago Abascal, cosa que sí hizo en Andalucía hace cinco meses.
La primera reacción contra la colaboración de Ciudadanos con Podemos viene de dentro, Manuel Valls; y el PSOE va a aprovecharse y presionar a los 'naranjas' en decenas de alcaldías y tres presidencias
Muestra de es presión es el hecho de que la primera reacción contraria a esa aceptación de Vox no ha venido de las filas del PSOE sino de Manuel Valls, el exprimer ministro francés y candidato naranja a la Alcaldía de Barcelona, quien ha amenazado con romper su acuerdo con Rivera si pacta con la ultraderecha, algo tabú en países europeos como Francia y Alemania.
Desde Cs no se dan por aludidos y han respondido intentando poner en un brete al PSOE: coquetean con la idea de hacer alcaldesa de Madrid a Begoña Villacis, tercera en el resultado del 26M, para lo cual necesitarían un, hoy por hoy, inverosímil placet de Ferraz y Pepu Hernández, y, nada menos que la abstención de Mas Madrid de Íñigo Errejón una vez que la alcaldesa, Manuela Carmena, deje la política:
? @begonavillacis "Planteamos formar Gobierno en Madrid porque tenemos proyecto, equipo y mucha experiencia. Queremos sumar con quien tiene puntos en común con nosotros, como la bajada de impuestos" en @HerreraenCOPE pic.twitter.com/pxFfH2Agsy
— Ciudadanos ???? (@CiudadanosCs) May 27, 2019
Ábalos dijo este lunes con ironía que ese tipo de operaciones como la que plantea Villacís para ser alcaldesa -la cual llevaría como contrapartida hacer presidente de la Comunidad de Madrid al socialista Gabilondo- hay que formularlas "mejor sin hipotecas"; una alusión al hecho de que necesita del concurso o de la abstención bien de Más Madrid o del PP.
Fuentes socialistas señalan a Vozpópuli se trata de "fuegos de artificio" de Albert Rivera y los suyos para sacudirse la presión que, saben, les va a venir si finalmente el escaparate político que es Madrid, y Murcia, quedan en manos del PP por acción u omisión de la ultraderecha.
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