El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, descartó ayer que el PSC vaya a hacer presidenta de la Generalitat a Inés Arrimadas y algunas miradas se fueron a Andalucía, donde Ciudadanos es el sostén del Gobierno de Susana Díaz. Sin embargo, entre las filas de los socialistas andaluces no preocupa este mensaje ni la ascendente agresividad de la dirección federal hacia el partido naranja, al que sitúa ahora "a la derecha del PP": la relación en Andalucía se mantiene en una burbuja y la estabilidad del Gobierno está garantizada.
No es casual que Andalucía fuera la primera comunidad que presentó un proyecto de Ley de Presupuestos para 2018. En octubre, los votos del PSOE y Ciudadanos rechazaron las enmiendas a la totalidad que presentaron PP, Podemos e IU y la próxima semana se espera que supere con la misma facilidad el debate final.
De esta manera, Susana Díaz blindó su Gobierno hasta el final de la legislatura, ya que las próximas elecciones autonómicas tocarían para la primavera de 2019. Y, además, se aseguró que sus cuentas no peligraran de ninguna manera por la campaña catalana: ya estarán más que aprobadas cuando el 21D, el pactómetro se ponga a trabajar en Cataluña.
De esta manera, si llega el caso y se confirma el veto a Arrimadas, no tendrá mayores efectos en Andalucía
De esta manera, si llega el caso y se confirma el veto a Arrimadas, no tendrá mayores efectos en Andalucía, ni aunque a nivel nacional algunos pretendan vincular un Gobierno con el otro.
Es obvio, y así lo reconocen algunos dirigentes andaluces consultados por este periódico, que puede no ser "cómodo" mantener la maquinaria en su comunidad mientras en Cataluña y a nivel nacional los dirigentes de sus partidos cruzan ataques encendidos, pero todos coinciden en que ni hay preocupación, ni ven motivos para ello.
Desde que Susana Díaz y Juan Marín rubricaron el acuerdo de investidura que acabó con 81 días de Gobierno en funciones en 2015, la relación entre el PSOE y Ciudadanos ha funcionado bien, a nivel personal y político, y ha logrado mantenerse al margen del devenir de las relaciones a nivel nacional.
Y en este tiempo sus 'hermanos mayores' han pasado por diferentes etapas. Ahora, nada queda del tiempo en el que Sánchez se apoyó en Rivera para tratar de llegar a La Moncloa, con un acuerdo de gobierno que no consiguió atraer los deseados, por el PSOE, apoyos de Podemos y que acabó en una nueva convocatoria electoral el 26 de junio del año pasado.
Aquel partido al que el secretario general del PSOE se refería como "progresista" y "de cambio", ahora es "el Vox de la política española". A su vuelta a Ferraz, Sánchez trató de acercarse a Ciudadanos en el Congreso, pero desde que arrancó el nuevo curso político, sus ataques han ido en aumento.
Sánchez se adelanta a Iceta
La campaña catalana, donde el PSC y Ciudadanos pelean por el votante moderado de Convergència, lo ha acelerado y a ello se ha sumado con energía el secretario general del PSOE, que incluso se ha adelantado al primer secretario de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, cerrando la puerta a apoyar a Arrimadas.
Y en Andalucía se entiende que la confrontación esté en este nivel, porque compiten en un mismo espacio y porque, además, a nivel nacional las encuestas sitúan al alza a la formación de Albert Rivera, como el único partido en crecimiento.
La pelea, por el momento, se mantiene al margen de Andalucía, aunque otra cosa será cuando se acerquen las próximas autonómicas. No será extraño que, una vez aprueben su presupuesto, el PSOE andaluz empiece a marcar distancias con su socio.
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