Alarma en Ferraz. La dirección del PSOE deja ahora en el aire la celebración del comité federal que decidirá la lista del partido para las elecciones europeas del próximo 9 de junio. El motivo, según las fuentes consultadas por este diario, son los problemas para elegir al cabeza de lista. El presidente del Gobierno y secretario general socialista, Pedro Sánchez, aún no ha designado a la persona que liderará la papeleta para para esos comicios. El comité federal debe celebrarse entre 40 y 50 días antes de las elecciones europeas.
El 21 abril son las elecciones vascas y el 12 mayo las catalanas. Por tanto, entre una cita y otra cita debe encajarse ese comité, que además debe "ser útil para la campaña" del PSC según reconocen en el partido y debe celebrarse o un viernes o un sábado o un domingo. Precisamente, la idea del partido era organizar el cónclave en la capital catalana. La dirección dio a entender hace unos días que el 27 de abril sería la fecha idónea. Pero fuentes de la ejecutiva lo dejaron en el aire este lunes. "Aún no está cerrado", explican.
El PSOE activará un comité electoral, pero solo para las elecciones europeas, según confirman fuentes socialistas. El núcleo de estrategas de Ferraz y Moncloa decidirá solo el plan para esos comicios, de marcado carácter nacional. Y todo porque "Euskadi y Cataluña van a su aire", explican en la planta noble. De manera que tanto el PSE-EE como el PSC tendrán plena autonomía para desarrollar su propia estrategia de campaña. Eneko Andueza, el candidato a lehendakari, y Salvador Illa, el candidato a 'president' intentarán que el ruido de la política nacional enturbie lo menos posible sus carreras de fondo.
La sombra de los pactos
El presidente del Gobierno arropó a Andueza este pasado fin de semana, el primero de campaña. Y el tema de fondo fueron los pactos con los independentistas, a los que los socialistas vuelven a poner ahora un cordón sanitario. La alargada sombra sobre el PSOE. El candidato socialista a lehendakari aseguró que su partido no va a gobernar con Bildu, pero no es menos cierto que tampoco cerró la puerta a conseguir pactos de distinto tipo si los números dan.
Es más, así lo dijo frente a Sánchez: "Presidente, ¿se lo vuelves a decir tú o se lo digo yo? ¡Que no vamos a gobernar con Bildu! ¡Que no!". Una frase que recuerda a aquel “con Bildu no vamos a pactar, si quiere se lo digo 20 veces”, que espetó el propio Sánchez. Andueza insistió en que no apoyará a un lehendakari de EH Bildu en caso de que la suma salga y los abertzales sean primera fuerza política. Pero pesa el apoyo que el PSOE dio hace unos meses a Bildu para hacerse con la alcaldía de Pamplona.
Una de las últimas personas a las que Sánchez planteó ser el cabeza de lista en las elecciones europeas fue a Josep Borrell, quien este martes ha asegurado que tiene un trabajo "que no puede dejar". El equipo del presidente del Gobierno maneja datos internos que avalan la operación, porque es el único que "tira" de la lista, según cuentan a este diario fuentes del partido conocedoras de los movimientos. El problema de Borrell, no obstante, lo señalan varias fuentes del partido: "Es muy difícil con la aprobación de la amnistía en ciernes. Le pueden triturar si le pasan el test de la hemeroteca", explican. Y es que el político catalán ha sido uno de los más férreos detractores del secesionismo.
El caso de Borrell
Es más, Borrell cuestionó la idoneidad de la medida de gracia con una sentencia contundente que le provocó un incendio a Sánchez que tuvo que sofocar poco después: "Los que me conocen en España y saben de mi trayectoria personal y política previa se pueden imaginar lo que pienso [sobre la amnistía]". Borrell, de 76 años, está "cansado" y "de salida", según fuentes del socialismo europeo. El alto representante siempre ha demostrado personalidad. Y cuando se conocieron los acuerdos de su partido con el independentismo siguió su línea: "Conozco los acuerdos políticos alcanzados con dos partidos independentistas y ciertamente esos acuerdos me provocan alguna preocupación o bastantes preocupaciones", afirmó.
Pero Borrell tiene más puntos negativos: el alto representante europeo para la política exterior es uno de los azotes del independentismo catalán. Es el único cargo socialista próximo a Sánchez que ha esbozado una mínima crítica a los acuerdos de investidura del PSOE. Borrell es líder destacado del PSC, ha sido ministro con Sánchez y ahora comisario. Y su mujer, Cristina Narbona, es la presidenta del PSOE y una ferviente defensora del jefe del Ejecutivo.
El alto representante europeo para la política exterior ha estado acostumbrado en el pasado a nadar contracorriente. Fue el primer miembro relevante del socialismo catalán que alzó la voz durante el procés del 2017. La memoria es frágil, pero el líder del PSC en aquellos días, Miquel Iceta, no se unió a la primera protesta de Sociedad Civil Catalana y estuvo mareando la perdiz hasta que se vio arrasado por la respuesta de la ciudadanía al golpe separatista. Entonces y solo entonces, cuando el PSOE vio que iba a ser arrasado si no tomaba partido, se sumó al 155, del que abjuraba en público y en privado.
Cabe recordar que el equipo del presidente, como avanzó este diario en exclusiva, ya se pensó ofrecer al expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero la vacante. Y todo porque el equipo de artificios del presidente quiere dar un golpe de efecto dado el carácter crucial de la cita europea para los socialistas tras los varapalos de las elecciones gallegas, la eclosión del 'caso Koldo' y el atasco en la aprobación de la Ley de Amnistía. Tener a Zapatero en el cartel podría aportar cierta solidez a la candidatura socialista, necesitada más que nunca de un aldabonazo que supere todas las adversidades que la marca PSOE está atravesando desde el arranque de la legislatura. El tiempo pasa. Y Ferraz debe mover ficha.
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