"Estamos en un momento en el que debe primar el interés general por encima de las siglas, de las ideologías, los partidos y los cálculos electoralistas". Con estas palabras explicaba ayer el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, por qué mantiene su apoyo al Estado de Derecho frente al desafío independentista, aunque discrepa de las políticas del Gobierno de Mariano Rajoy. El líder de los socialistas se desmarca así de la petición de dimisión que lanzó el PSC y del último llamamiento de Podemos a que se sume a ellos en una nueva moción de censura.
Después de una jornada dura, "triste para la democracia", el líder del PSOE compareció en la sede del partido para censurar las cargas policiales, por las que exigirá responsabilidades políticas, y para exigir al jefe del Ejecutivo que abra una negociación con la Generalitat. Pero al mismo tiempo que elevó el tono de sus críticas a Rajoy, dejó un mensaje claro con muchos destinatarios: los socialistas van a garantizar la estabilidad del Estado, "a pesar del Gobierno".
Para empezar, pretendió ser un mensaje de "seguridad" a los españoles pero, además sirvió de respuesta a los líderes de Podemos, Pablo Iglesias, y los comunes, Ada Colau, que ayer volvieron a emplazar a los socialistas a que se sumen a una moción de censura para echar a Rajoy.
Desde que esta iniciativa fracasó en junio, el partido morado no ha parado de animar a los socialistas a intentarlo de nuevo y la respuesta sigue siendo la misma pasado el 1-O. Las cuentas, señalan en Ferraz, son las mismas que entonces y de ninguna de las maneras contemplan contar con los independentistas para estos planes.
Aunque ya haya socialistas, pocos por el momento, que señalan ese camino. Ayer lo hizo la organización juvenil del PSC, en un comunicado en el que defendió que la solución a la crisis pasa por una moción de censura en el Congreso de los Diputados por parte de todos los partidos que creen en la vía del diálogo.
Las Juventudes del PSC fueron un paso más allá de sus hermanos mayores, pero ayer fue también la jornada en la que los socialistas catalanes elevaron decibelios en su discurso contra el Gobierno. Su líder, Miquel Iceta, exigió el fin del uso de la fuerza para impedir la "movilización" en un "simulacro de referéndum" al que no se le puede otorgar ninguna validez y pidió a Rajoy y el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que dimitan si no son capaces de negociar y que convoque elecciones.
Desde Cataluña se pide la dimisión de Rajoy
Iceta recogió así el sentir que llevaban horas expresando dirigentes de su partido, en las redes sociales y en la calle. La alcaldesa de L'Hospitalet, Nuria Marin, fue una de las protagonistas del día al dirigirse a un colegio para exigir a la Policía que frenara su actuación, que tildó de "impresentable", entre gritos y presiones de vecinos que la tildaban de "traidora" y pedían votar.
Mientras, la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Nuria Parlon, que pertenece a la Ejecutiva federal, y el teniente de alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, compartieron la etiqueta "Rajoy dimisión" en mensajes en Twitter en los que también denunciaban las cargas.
Lanzados estos mensajes, todos los ojos estaban puestos en Ferraz. El primero en comparecer fue su secretario de Organización, José Luis Ábalos, que, en una intervención muy medida, no habló de las cargas policiales y, tras situar primero a la Generalitat en el capítulo de responsables de la situación, por delante del Gobierno, lamentó que veían al Ejecutivo de Rajoy "superado".
Su intervención mantuvo así todas las interrogantes hasta que, cerca de las 21.00 horas, compareció Pedro Sánchez. Y aunque no admitió preguntas, sus palabras despejaron algunas: el líder de los socialistas endureció sus críticas a Rajoy y compartió la denuncia de las cargas policiales hecha por el PSC, pero, al mismo tiempo dejó claro que mantiene la unidad.
En las últimas semanas, la dirección del PSOE ha insistido en que su apoyo al Ejecutivo tiene dos exigencias, la proporcionalidad y la eficacia. Por eso, y vistas los reproches que llegaban de Cataluña, sobrevolaba el interrogante de si la respuesta policial podría poner en riesgo ese respaldo.
El PSOE exigirá responsabilidades políticas a quienes ordenaron la actuación policial pero Sánchez no se ha bajado de ese apoyo, porque cree que "la integridad territorial está en riesgo". Y porque después del 1-O vendrán jornadas difíciles y Ferraz cree que no puede bajarse ahora del respaldo al Estado.
Eso sí, Sánchez sigue añadiendo a este apoyo su exigencia de diálogo -"que negocie y que negocie", dijo- y pide a Rajoy que abra una vía de acuerdo con la Generalitat. Habrá que ver en qué queda esa opción, que el propio presidente del Gobierno no ha descartado, si los independentistas siguen adelante con sus planes y, como apunto anoche Puigdemont, lleva a Cataluña a la independencia.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación