El Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos es una batalla constante por el relato. Dos fuerzas políticas que pescan en un caladero común y que, tarde o temprano, deberán enfrentarse de nuevo a las urnas tras una crisis que golpeará fuerte a sus potenciales votantes. Así que el día a día de la gestión de la pandemia convive con una pelea por anotarse los tantos que algún día habrán de exhibir ante el electorado.
La aparente lucha partidista esconde guerras cruzadas que traspasan las líneas de los partidos. Pero la estabilidad del Ejecutivo parece por el momento asegurada. Tanto, que a pesar de las presiones, Pedro Sánchez sigue reforzando las cuotas de poder de Pablo Iglesias.
Tras cambiar por la puerta de atrás la ley para darle entrada en la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos de Inteligencia -que controla al CNI- también le ha incluido en el Comité técnico de Gestión del coronavirus y estará en la delegación del Gobierno que negociará los llamados "pactos de reconstrucción", si es que logran convocarse.
Pero por debajo de eso, la guerra sigue activa desde el choque con la vicepresidenta primera Carmen Calvo -ahora convaleciente por la Covid-19- por la tramitación del anteproyecto de ley del 'solo sí es sí' en la semana del 8-M, que la ministra Irene Montero logró colar en el Consejo de Ministros del 3 de marzo.
A los roces de criterio sobre la gestión de la crisis y la vuelta parcial a la actividad económica, se ha sumado esta semana el anuncio sobre los paseos que podrán dar los niños de hasta catorce años con uno de sus progenitores a partir de este lunes.
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