Pedro Sánchez está aprendiendo a marchas forzadas que una cosa es que hubiera mayoría parlamentaria para echar a Mariano Rajoy tras la sentencia del caso Gürtel y otra que su estancia en La Moncloa estos próximos dos años vaya a ser un camino de rosas.
Ya lo pudo intuir cuando tuvo que cesar al exministro de Cultura Màxim Huerta por un fraude fiscal de hace una década, o en Bruselas viendo la pasada semana cómo los primeros ministros del norte de Europa no quieren saber nada de su política de solidaridad con los inmigrantes; pero la primera crisis de entidad, seria, le ha estallado con algo de alto contenido simbólico: la renovación de RTVE.
Después de tantas idas y venidas, candidatos quemados, dimes y diretes y sobre todo, sensación de pánico a que este gobierno perdiera su primera votación, aprisa y corriendo PSOE y Podemos se han puesto de acuerdo en que su candidato sea Tomás Fernando Flores, un histórico que es director de Radio 3 desde 2012, cuando lo nombraron los gestores del ente nombrados... por el PP.
El nombre del elegido, junto con el del resto de consejeros de RTVE en la propuesta conjunta de ambos partidos va a ser votado en el Pleno del Congreso este lunes y no saldrá elegido porque necesita 2/3 de la Cámara. A cambio se visualizará que PNV, ERC y el resto de grupos nacionalistas que conforman la mayoría parlamentaria sí lo aceptan. Y saldrá elegido con mayoría simple el próximo miércoles.
Sánchez a Iglesias actuan como un gobierno de coalición que no existe y los nacionalistas les han dejado claro que una cosa es echar a Rajoy y otra darles carta blanca
Diríase que el presidente del Gobierno y su socio preferente, Pablo Iglesias, han pagado la novatada comportándose ante sus socios, y ante la oposición de PP y Ciudadanos (167 diputados, más que los 156 que suman ellos), como un gobierno de coalición que no es tal.
No es ajeno a lo sucedido, tampoco, el hecho de que el primer decreto del Consejo de Ministros sea para rectificar el concurso con el que se iba a saldar la renovación de RTVE cuando, a juicio de PP y Ciudadanos, pero también de los nacionalistas e, incluso, destacados socialistas, "hay otros asuntos más urgentes"; ni tampoco que Sánchez haya dejado al líder morado capacidad de propuesta, en una especie de premio de consolación tras su decisión de conformar un gobierno monocolor.
Iglesias se lo tomó al pie de la letra y comenzó a ofrecer el cargo a periodistas que él entiende afines, como desveló una de ellos, la directora del diario Público Ana Pardo de Vera el viernes pasado en un hilo de Twiter que no tiene desperdicio:
Les voy a contar una cosa que me ha pasado y de la que ustedes solo conocen la puntita, con perdón. Como son gente inteligente y con sentido del humor (la sal de la vida junto a Galicia, la cerveza ?y el sexo), se van a reír, pese al ridículo (o por él) ??
— Ana Pardo de Vera P. (@pardodevera) June 29, 2018
El vodevil, en el que se mezclan las cuentas pendientes entre Pardo de Vera y el exasesor del popular Monago, hoy director de gabinete de la Presidencia del Gobierno, Iván Redondo, los titubeos del propio Pedro Sánchez con Iglesias en una especie de intercambio de cromos todos ajenos a RTVE, acabo por soliviantar a la plantilla y espoleó a PP y Ciudadanos contra el nuevo "dedazo" nada más oler la sangre.
Las formas enfadaron al propio jefe del Ejecutivo, al cual no le había gustado nada ver el viernes, mientras estaba en Bruselas, que uno de los nombres hablados con Iglesias, el del redactor-jefe de política de eldiario.es, Andrés Gil, salía en los medios de comunicación ya como presidente de RTVe in pectore, y que el propio secretario general de Podemos lo daba por hecho:
☕@Pablo_Iglesias_: “Me alegro de que el nuevo director de RTVE sea Andrés Gil” ▶https://t.co/897gn9dxri #CaféPabloIglesias pic.twitter.com/83PqIq317V
— Espejo Público (@EspejoPublico) June 29, 2018
La presión durante este fin de semana ha sido brutal. Los negociadores socialistas, subidos a la ola de indignación entre la plantilla de RTVE, al bochorno en las filas propios y de la oposición por el espectáculo que estan dando, y, sobre todo, al rechazo que en el PNV provocaban "las formas", convencieron a sus interlocutores de Podemos de la necesidad de dar marcha atrás.
No hizo falta, Andrés Gil, que tras saber sus posibilidades el jueves pasado borró más de 13.000 tuit que podían comprometer más de lo debido su neutralidad -Pardo de Vera hizo algo similar cuando la llamó Iglesias para ofrecerle el cargo-, renunció antes
No es de extrañar, por tanto, que en esta mañana de lunes ni Gobierno, ni Grupo Socialista ni Podemos quieran confirmar nada del nombramiento final de Tomás Fernando Flores, hasta ver que pasa este lunes y, sobre todo, el miércoles... Como para hacerlo.
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