Las bases del partido presionan a los candidatos en liza para que radicalicen sus propuestas en la carrera hacia las primarias, lo que ha sumido a Patxi López y Pedro Sánchez, también a Susana Díaz aunque no haya formalizado su candidatura, en una especie de competición para demostrar cuál de los tres es más izquierdoso. La reforma laboral del PP está siendo usada por la militancia como una especie de termómetro para medir el grado de radicalidad del trío que puede acabar disputándose dentro de tres meses la secretaría general. Lo que piden lisa y llanamente los afiliados es que se derogue en su totalidad la legislación que llevó el Gobierno al Congreso en 2012 y que fue aprobada por mayoría absoluta.
José Carlos Díez apuesta por huir de debates estériles y lograr un marco de relaciones laborales que adapte los sueldos a la recuperación económica
La presidenta andaluza es, paradójicamente, una de las que está siendo más permeable desde el principio a las demandas de los afiliados ante esta exigencia. Antes de las elecciones generales celebradas en diciembre de 2015, Susana Díaz y su federación echaron el resto para que Pedro Sánchez concurriera a las urnas con un programa en el que se llegó a defender la derogación total de la reforma laboral aprobada por el PP. Las presiones surtieron efecto y acabaron llevando a Sánchez a los postulados más radicales, dando por enterrado totalmente el Estatuto de los Trabajadores que data de 1980.
Sánchez siempre ha creído, como Susana Díaz, que sería un disparate liquidar toda la reforma que promovió la ministra Fátima Bañez hace dos legislaturas, pero no puso objeciones para defender su enterramiento con el fin de no tensionar más la relación con su patrocinadora inicial. Ha pasado desde entonces más de un año y ahora se reabre el mismo pulso, más fuerte si cabe teniendo en cuenta que la gestora tiene un mandato muy limitado y está en juego la elección del nuevo líder del partido. La dirección provisional que dirige Javier Fernández se ha comprometido también a eliminar por completo esta reforma, aunque en el borrador debatido en el foro económico celebrado el pasado fin de semana no estaba en el guión. En esta ocasión, las presiones no procedieron de la federación andaluza, sino de los portavoces de Sánchez en dicho debate. Los papeles han cambiado con respecto a la antesala del 20D y la huida hacia delante prosigue.
Dirigentes socialistas familiarizados con el fondo de la polémica que se libra en el partido en torno a la reforma laboral son claros en sus pronósticos: “El ganador de las primarias y, por tanto, futuro líder del PSOE, nunca acabará llevando al Congreso su derogación. Una vez acabe el tiempo de los eslóganes, regresará la cordura y, todo lo más, defenderá el cambio limitado de algunos aspectos nucleares de la legislación aprobada por el PP hace cinco años”. Entre estos aspectos, las fuentes incluyen la eliminación de la figura de los llamados falsos autónomos, la reducción a tres de los tipos de contratos, una lucha más activa contra el uso fraudulento de los contratos a tiempo parcial y la revisión de la negociación colectiva para que los sindicatos recuperen poder en las empresas.
“Ir más allá supondría un disparate y nadie en el partido que conoce a fondo el mercado laboral defenderá lo contrario”, aseguran las mismas fuentes, conscientes de que en esta carrera por ver cuál de los tres es más radical contra la reforma del PP, tanto Díaz como López como Sánchez se juegan el triunfo o la derrota dentro de tres meses.
En el PSOE se opina que los candidatos a las primarias han iniciado una carrera para demostrar quien "es más izquierdoso"
El economista José Carlos Díez, coordinador de la ponencia que en este terreno llevará el PSOE al 39º congreso, tiene las ideas claras. “Es conveniente abandonar los debates estériles. La derogación de la reforma laboral ya se ha iniciado en el Congreso con todos los votos salvo los del PP. En lo que estamos ahora es en elaborar un proyecto socialdemócrata para 2020 que actualice el marco de las relaciones laborales y lo adecue al siglo XXI. Hay que conseguir un empleo de calidad y para ello es necesario poner las luces largas. La reforma del PP ha contribuido a que los salarios pierdan dos puntos de PIB. Ha llegado la recuperación, pero hay empresas que se descuelgan de los convenios y no han cambiado de actitud. En el pacto que se firmó el año pasado con Ciudadanos, se apostaba por subidas salariales del 1%. Ahora defendemos que sean del 2%. Hay que conseguir un marco flexible que permita a las pymes repartir salarios razonables”, concluye.
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