El PSOE teme que el PP se coordine y adelante a la vez las elecciones en Castilla y León y Extremadura, según ha sabido este diario por fuentes de la dirección socialista. Las dos comunidades, gobernadas por los populares, atraviesan situaciones políticas convulsas. Por eso, en Ferraz analizan que el jefe de Génova, Alberto Núñez Feijóo, podría intentar propinar un golpe al presidente del Gobierno con dos comicios inesperados. Con ello, el PP, en caso de que se confirmen lo que detectan las encuestas -su victoria en ambas-, podría intensificar la sensación de fin de ciclo con la que quiere freír a Pedro Sánchez.
En el último mes se ha especulado con la posibilidad de un adelanto en Castilla y León. Sin embargo, el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, ha reiterado su intención de completar la legislatura, que finaliza en marzo de 2026. Hace poco más de una semana el barón popular afirmó que su gobierno es estable y que continuará trabajando en beneficio de los ciudadanos. Es más, garantizó que no tomaría decisiones basadas en estrategias partidistas. Pero el PSOE no se fía para nada, más cuando su federación allí vivió una miniguerra con la dirección federal por el desafío de Luis Tudanca, que terminó apartándose en favor del alcalde de Soria, Carlos Martínez. Los socialistas castellano y leoneses tienen que reconstruirse. Y apretar el botón electoral ahora puede ser una tentación para el PP.
En cualquier caso, la tensión política está disparada allí por la guerra interna en Vox, socio de coalición en el gobierno autonómico, que se ha agravado tras la renuncia de Juan García-Gallardo, exvicepresidente de la Junta y portavoz del partido en la región. Esa es la auténtica golosina de Mañueco. Vox está débil y, por eso, el presidente de la Junta tiene aún más incentivos para convocar a los ciudadanos a las urnas. El anhelo del PP es gobernar sin necesitar socio a su derecha en el consejo de gobierno.
Mientras, en Extremadura la crispación política está llevando a la presidenta, María Guardiola, a tener que responder casi día a día sobre la misma posibilidad. Y aunque su entorno, en conversación con este diario, lo niega categóricamente, ella misma dijo que antepone la estabilidad a gobernar por gobernar. Es más, reconoció que el adelanto es una herramienta legítima en situaciones de bloqueo permanente. Pero confía en que la oposición no lleve a los extremeños a esa situación.
Guardiola se ha visto obligada a retirar el proyecto de presupuestos de 2025 precisamente por falta de apoyo parlamentario.También presentó un decreto de rebaja fiscal que aún debe ser convalidado en la Asamblea. Y ha anunciado un nuevo decreto ley de medidas urgentes en materia tributaria, enfocadas en incentivar la compra y alquiler de viviendas, especialmente para jóvenes menores de 36 años, con bonificaciones y deducciones fiscales.
Por todo ello, la baronesa poprular insta al PSOE y a Vox a demostrar su compromiso con los extremeños y a apoyar las iniciativas en trámite parlamentario. El presidente del Grupo Parlamentario de Vox en la Asamblea, Ángel Pelayo, se ha manifestado dispuesto a evitar un hipotético adelanto, pero con la condición de que la presidenta Guardiola se comunique con ellos y negocie. Vox remarca que Guardiola debe buscar apoyo en la oposición, ya que carece de mayoría absoluta. Los socialistas extremeños, por su parte, dicen estar preparados para unas eventuales elecciones.
Aunque el líder de los socialistas extremeños, Miguel Ángel Gallardo, recién reelegido secretario general frente a la candidata favorita de Ferraz, tiene la desventaja de estar imputado en la causa que afecta al hermano de Pedro Sánchez por su contratación por parte de la Diputación de Badajoz, puesto del que ha dimitido recientemente. Algunas fuentes incluso especulan con la posibilidad de que la dimisión del hermano de Sánchez sea un movimiento para afrontar una posible campaña en mejores condiciones.
Tras el ciclo electoral del año pasado, en el que se celebraron las elecciones gallegas, vascas, catalanas y europeas, el presidente del Gobierno tenía despejado el calendario electoral. Su idea era consolidar su proyecto hasta 2027, cuando se deberán celebrar las generales, las municipales y autonómicas. Solo antes de ese año, en 2026, tocan dos fiestas de la democracia: en Andalucía y en Castilla y León. Los socialistas tienen en su carpeta de riesgos políticos los adelantos citados etiquetados con alta probabilidad.
En cualquier caso, este escenario no preocupa en exceso en la planta noble de Ferraz, porque creen que la operación de derribo de la derecha "mediática, judicial y política" contra el presidente ha provocado una conexión entre el partido, sus militantes y votantes, que se visualizará en las próximas citas electorales. El presidente ha dejado el partido listo para esa batalla.
El cónclave federal de Sevilla fue la apertura de ese nuevo ciclo electoral y el presidente está volcado en que su partido sea competitivo en 2027. Y antes, por si acaso. Por eso, ha encumbrado a las principales federaciones a ministros para que compitan electoralmente: Pilar Alegría en Aragón, Óscar López en Madrid; María Jesús Montero en Andalucía; Ángel Víctor Torres en Canarias y Diana Morant en Valencia.
Aunque algunos socialistas dudan de la viabilidad de la operación orquestada por Sánchez de llevar al frente de esas federaciones a sus primeros espadas en el Consejo de Ministros, porque la ven plagada de riesgos. Tras el estrepitoso golpe de las elecciones municipales y autonómicas de 2023, Sánchez cortó de raiz cualquier debate interno sobre los motivos de aquella sangría que costó siete ejecutivos autonómicos.
El PSOE solo retuvo (y con dificultad) Castilla-La Mancha, Asturias y Navarra. Pero el adelanto de las elecciones generales del 23 de julio movilizó al partido en torno al líder, que logró resistir mejor de lo previsto gracias a la alerta ultra que lanzó desde el mismo momento en que anunció la llamada a las urnas, tan solo 24 después del golpe de las municipales.
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