El PSOE da por amortizada a Yolanda Díaz. Los socialistas empiezan a hacer cábalas sobre el fututo de su izquierda. Y, según ha sabido este diario, la apuesta de la dirección está clara: le tocará a Izquierda Unida y a Podemos recomponer las costuras de un espectro político roto por la falta de acierto de la vicepresidenta segunda.
Sumar, en efecto, no lo tiene nada fácil. Es más, la apuesta de la gran casa de la izquierda española es que este partido va camino de morir. Son ya tres -Compromís, Mès y Chunta- los que han abandonado el barco. Ninguno de estos tres partidos se sentó en el cónclave que se reunió para hacer un primer balance de la crisis, establecer un calendario y unas normas para el un futuro más que incierto.
Díaz ha perdido toda fuerza en el Gobierno. Nadie en Moncloa la tiene en consideración. La vicepresidenta segunda ha perdido todo el peso que llegó a tener. La integrante de Sumar ha pasado en menos de tres años de arrastrar todas las miradas a pasear sola en el Congreso, sin apenas prensa acompañándola.
El fracaso de las elecciones europeas terminó haciendo saltar por los aires. Yolanda Díaz participará en ese encuentro pese a que renunció a la jefatura orgánica del partido. La vicepresidenta segunda dimitió de sus cargos para dedicarse por completo a su labor en el Gobierno, pero apenas 24 horas después, reculó tras constatar el lío que provocó su decisión, y explicó que no se iría del todo; que seguiría siendo la cabeza visible de la izquierda a la izquierda del PSOE. Al menos, en el Gobierno.
La situación interna de Sumar es, por tanto, una bomba de relojería que amenaza con reventar la dinámica de entendimiento. El debate formal vuelve a ponerse encima de la mesa. Un amplio sector de la izquierda lamenta que tanto Errejón como Díaz se hayan esforzado en ser una suerte de marca blanca del PSOE, aceptable para la élite.
El conflicto formal está claro. Yolanda Díaz parte de la premisa de que para construir mayorías, y sobre todo, para llegar al poder, toca mostrarse como una izquierda asumible y no confrontar en ciertos asuntos, porque son batallas perdidas de antemano que les descartan como opción transversal.
Sumar eligió el 23 de marzo, en su asamblea constituyente, al grueso de los miembros del grupo de coordinación —el máximo órgano de dirección—. Y este se dio un mes de plazo para que los partidos designaran a sus representantes: con varios asientos cada uno en ese órgano dependiendo de su peso y un máximo de dos en la ejecutiva. Además de IU, Más Madrid, Catalunya en Comú, Equo, Iniciativa del Pueblo Andaluz y Contigo Navarra participaron en el congreso.
Pero en todo este tiempo, Yolanda Díaz no ha sido capaz de unir a los partidos de Sumar y, además, los ha devuelto a los umbrales de voto que en su día tenía Izquierda Unida, una de las fuerzas más beligerantes con el devenir del partido de la vicepresidenta segunda, quien ha llamado a abrir un debate en su espacio para configurar un nuevo liderazgo. Todo eso está en el aire.
Mientras, Podemos, que tampoco cree en Sumar, debate. Dentro hay quien cree que el partido morado tiene que entrar de nuevo en el guiso de la izquierda a la izquierda del PSOE. "Podemos tiene la obligación de reconstruir el espacio", zanjan fuentes del partido en conversación con este diario. Lo cierto es que la organización que lidera Ione Belarra condiciona su entrada en el frente de partidos de Sumar a que caigan Yolanda Díaz e Íñigo Errejón. Todo dependerá de la correlación de fuerzas. Y la de Yolanda Díaz es cada día más débil.
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