Carles Puigdemont no atiende a razones. No escucha, no cede, no cambia de criterio. Este domingo recibió a una delegación de ERC para darle una vuelta a su posible investidura. No aceptará ser un presidente 'florero', tal y como propone Oriol Junqueras.
El expresidente de la Generalitat no concibe más futuro que su investidura o unas elecciones, en las que da por hecho que ganaría. Aún en ese caso, no se plantea regresar a España 'en muchos años', según comentan fuentes de su 'sanedrín', el reducido equipo de leales que le atiende, escucha y aconseja en la capital belga. Al menos, no piensa regresar hasta que el Gobierno de Madrid promulgue un indulto para los impulsores del golpe del 27 de noviembre sometidos a proceso. Algo inimaginable, al menos aparentemente.
El accidentado alquiler de la lujosa mansión en Waterloo, a 20 minutos de Bruselas, evidencia los planes del expresidente fugado. Una residencia amplia, en la que instalaría a su familia, esposa y dos hijos, y hasta le permitiría dedicar alguna dependencia a su despacho privado, para recibir visitar y despachar asuntos. 'La residencia oficial del president simbólico', bromea un dirigente de la línea crítica del PDeCAT, la antigua Convergencia.
Puigdemont le ha pasado la pelota a ERC, que ostenta la presidencia de la Cámara en la persona de Roger Torrent
El líder catalán, tres meses prófugo de la Justicia, aparecía abatido y desolado en los mensajes de móvil que le envió al su exconsejero Comín. Se ha rehecho, sólo fue un bajón, ahora sigue siendo el mismo, comentan en su equipo. Mantiene su decisión de ser investido en una sesión telemática, algo que rechaza tanto el Supremo como los letrados del Parlamento catalán. Le pasa la pelota a ERC, que ostenta la presidencia de la Cámara en la persona de Roger Torrent.
Tan sólo hay dos salidas para su acusa, reconocen las fuentes señaladas. Que el TC anule la votación, una vez realizada, o que ERC le de la espalda y promueva otro candidato. Sólo en ese momento se plantearía modificar su estrategia y, quizás, hablaría abiertamente de la necesidad, o bien de promover a un candidato alternativo o concurrir a elecciones. Un horizonte complicado.
"Puigdemont se ha apoderado de la vitola de la legitimidad, y contra eso resulta muy difícil luchar", señalan desde ERC
ERC le ha transmitido al expresidente la necesidad de conformar un Gobierno "efectivo", es decir, alejado de problemas judiciales y con despacho en Barcelona. Ni en Bruselas ni en la cárcel. "Está más egocéntrico y desconfiado que nunca", subrayan en el bando republicano, donde el cansancio por la actitud de Puigdemont es ostensible. Nadie dará, por ahora, un paso al frente para descabalgarlo de sus pretensiones. "Se ha apoderado de la vitola de la legitimidad, y contra eso resulta muy difícil luchar", señalan.
Tras el desfallecimiento por el aplazamiento 'sine die' a su proclamación como presidente, el líder de JxCat ha endurecido su discurso. Se ha simbiotizado con la figura de la Cataluña humillada por Rajoy y el 155. No habla de regresar a España, en contra de lo que prometió durante la campaña electoral. "Si renuncia a la presidencia perderá su aura de 'el elegido'. Si regresa a Barcelona para ser investido, irá a la cárcel y se acabará su juego.
"La única salida es la inhabilitación que podría dictar el juez Llarena contra la cúpula en pleno del 'procés'. Una posibilidad que se ha desliado en los últimos días como única salida al 'impasse' eterno. En ese caso, quizás cambie el diseño del trablero. Pero Puigdemont seguirá sin regresar a España.
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